Grégoire Maret es una de las figuras destacadas del universo de la armónica y también del circuito de jazz de Nueva York. Colaboraciones con músicos como Pat Metheny, Herbie Hancock, Steve Coleman, Jacky Terrason y Cassandra Wilson, por nombrar algunos, lo acreditan. El viernes 6 y el sábado 7 –en doble función, 20 y 22.30, Maret se presentará en Bebop Club, la sala jazzera de Uriarte 1658. Será la primera vez en Buenos Aires para músico suizo, que llega con los auspicios de Pro Helvetia y la Embajada de Suiza en Argentina.
Una sólida base porteña, integrada por Hernán Jacinto en piano y teclados, Pablo Motta en contrabajo y Oscar Giunta en batería, compartirá escenario con el armonicista, que propondrá música de la que está en sus discos –el último, Americana, lo grabó en sociedad con el guitarrista Bill Frisell–, además de clásicos. “Nunca dejo de hacer temas que me gustan, como los de Stevie Wonder, y también de otros compositores increíbles como Ennio Morricone”, anticipa Maret en charla con Página/12. También estará como invitado Franco Luciani, figura sobresaliente de la armónica en esta parte del mundo.
“Para mí es muy importantes poder tocar con músicos argentinos. Me encanta conocer y compartir música con gente que tiene una cultura hermosa y diferente a la mía. Ustedes tienen un fuerte sentido de sí mismos a través de música y también de la comida. Algo de eso ya lo sé porque en Nueva York paso mucho tiempo tocando y aprendiendo de Federico González Peña (con quien integra el trío Gaïa, junto al baterista Gene Lake) o Didi Gutman, músicos argentinos muy talentosos, que me enseñaron mucho sobre la cultura y la música argentinas”, continua Maret.
Nacido en Ginebra en 1975, de madre afroamericana y padre suizo, Maret comenzó su formación en su ciudad natal y tras graduarse en el conservatorio se trasladó a Estados Unidos para estudiar en el Departamento de Jazz de la New School University. “De niño cantaba mucho y elegí tocar la armónica justo después de que mi voz cambió, porque sentía que ya no podía cantar tan bien como antes. Desde entonces, la armónica es mi voz”, asegura Maret.
–¿Cuándo entró el jazz en tu vida?
–Desde que nací estuve ligado al jazz. Mi padre toca el banjo y crecí escuchando y cantando esa música. Más tarde me marcaron Stevie Wonder y Toots Thielemans, con quienes me hice muy amigo, pero también Herbie Hancock, Wayne Shorter, Miles Davis y John Coltrane, además de Louis Armstrong o Duke Ellington. La lista de la música que me ayudó a crecer es interminable. También soy un gran fan de Gustavo Santaolalla.
–¿Cómo construiste un sonido personal en la armónica?
–Me ayudó mucho tocar con grandes músicos. Eso me puso en situaciones inéditas y me obligó a buscar un fraseo distinto y un nuevo vocabulario sonoro para la armónica. No era posible tocar como Toots Thielemans o como Steve Wonder ante el enfoque personal que podían tener Steve Coleman, Herbie Hancock, Cassandra Wilson o Marcus Miller. Había que buscar nuevos caminos.
En 2003, Maret fue protagonista del documental Sideman, del realizador Frédéric Baillif. Poco después se unió al Pat Metheny Group para grabar The Way Up, que resultó Premio Grammy al mejor álbum de jazz contemporáneo. Comenzó así una serie de colaboraciones con músicos destacados que lo colocaron en un lugar de preferencia para un armonicista de jazz. “Lo que todos los grandes tienen en común es que crean un mundo con su música”, asegura Maret. “Pat Metheny es un lenguaje en sí y su mundo individual es tan grande y especial que cualquiera se verá influenciado por su encuentro. En cambio con Herbie (Hancock), otro ejemplo, todo era más abierto. Ahí aprendí a abrazar el momento, sin ningún prejuicio, para intentar añadir algo que pudiera realzarlo, hacerlo aún mejor. También a veces puede pasar que lo mejor sea el silencio. En fin, lo importante es aprender a confiar en uno mismo y en los músicos que te rodean. Sé que cada músico es un mundo y al descubrirlo aprendo muchas cosas de ahí”.
–¿Cómo ves la actualidad de la armónica cromática en el jazz?
–Ceo que es muy buena. Hay muchos intérpretes, pero siento que todavía queda mucho por explorar en nuestro instrumento. Vivo muy entusiasmando por seguir investigando para encontrar cosas y sonidos nuevos en la armónica. Hay una gran tradición de la armónica cromática en la Argentina y ustedes hoy tienen a un gran armonicista como Franco Luciani, que felizmente estará con nosotros en los conciertos de Bebop.