El dúo que integran el cantante (y bandoneonista) Leonel Capitano y el pianista Agustín Guerrero conoce en el álbum Noches Largas una nueva colaboración, que integra tradición, virtuosismo e innovación. De la búsqueda de tangos más o menos olvidados a los arreglos y abordajes contemporáneos, la relación musical entre Guerrero y Capitano crece con los años. Cada uno es en el otro, y eso es algo que Noches Largas demuestra otra vez. La presentación será este sábado a las 21 en Centro Cultural La Casa del Tango (Illia 1750).
Tangos, valses, más las participaciones de una milonga y una zamba, cuentan también con el talento de la violonchelista Jacqueline Oroc en tres de las 14 piezas; en el marco de un disco cuya salida coincidió con una gira por Europa: “Se terminó en julio, casi agosto, y teníamos una gira a partir de septiembre; así que lo presentamos directamente en Europa”, comenta Leonel Capitano a Rosario/12.
-Hace varios años que viajás, ¿cómo te sigue resultando la experiencia europea?
-Hace por lo menos 20 años que voy, y las giras son cada vez más largas, también porque uno va haciendo un público. Siempre lo aclaro, de la mayoría de los artistas de tango que viajan, a excepción de los grandes espectáculos, no se entera ni la Aduana; pero hay una gran comunidad. Hay tango en cada pueblito de Europa, con gente que baila tango o escucha tango. Y al ir tantas veces, se va generando un público propio. Por otro lado, lo que pasa con el tango es que ya es una música universal, si bien con un fuerte arraigo a lo que ha sido la consecuencia social de nuestro Río de la Plata, algo imposible que se pierda, porque es la razón de ser del tango. Como género, el tango tiene determinadas características que lo emparentan a otras músicas del mundo, y a la apetencia que tienen los públicos por estas músicas. Por ejemplo, yo actúo con el grupo Sol Tango, con el que grabé un disco en Alemania hace dos años; es un grupo de cuatro músicos clásicos que se dedica al tango y tiene un público de música clásica. El teatro se llena generalmente de gente que escucha música clásica, pero el tango no les resulta ajeno, por el desarrollo que tiene, por su potencial orquestal y armónico. No deja de sorprenderme. Por ejemplo, tocamos en un pueblito de Noruega, cerca de un fiordo, o en Lastovo, una isla de Croacia, y a la gente el tango le encanta. Hay algo que va mucho más allá de todo lo que la industria del entretenimiento puede establecer como mecanismo de difusión, y eso es lo que a nosotros nos permite seguir teniendo esta vida un poco trashumante.
-¿Cómo surge Noches Largas?
-Es un proyecto de dúo con Agustín Guerrero, junto a la participación de Jacqueline Oroc. Jacqueline en este momento está considerada una de las mejores violonchelistas del país; y Agustín para mí está entre los cuatro o cinco más grandes innovadores del tango del siglo XXI, es alguien que ha apostado a proyectos impresionantes con su Quinteto, con su orquesta típica, siempre basado en lo que son las nuevas composiciones. Pero, sin embargo, es un cultor del tango tradicional al máximo, como yo, y tenemos a Gardel como referencia troncal. Y eso es lo que nos lleva a generar también cosas nuevas, que fue lo que siempre hizo Gardel, un innovador impresionante. Pero Gardel también es tradición, es una manera de cantar, es un concepto, y eso es algo que compartimos con Agustín. En el caso de Noches Largas, quisimos poner sobre el tapete tangos, no diría olvidados, pero que no han tenido una repercusión grande a lo largo del tiempo. Tal es el caso del tango que da nombre al disco, es el primer tema que le graba una orquesta a Piazzolla, su compositor. Lo grabó la orquesta de Osvaldo Fresedo, con Oscar Serpa, en el año ‘45. Nosotros conseguimos la letra completa, que es de Carlos Bahr. De igual modo con “Y la perdí”, de Antonio Rodio, también lo grabamos por primera vez con la letra completa, de José María Contursi; o sea, además de cantar clásicos nos gusta innovar desde una versión nuestra, con influencias actuales. Nos gusta rescatar algunos tangos, para que aparezcan estas joyas que están un poco dormidas.
-¿Cómo pensás tu trabajo vocal en este caso, acompañado del piano?
-Yo soy una persona que tiene que estar permanentemente trabajando con mi voz, y estudio hasta el día de hoy. El tango a mí me requiere de una experimentación constante. No es lo mismo cantar con una orquesta que cantar con un cuarteto, ni hablar de mis composiciones, donde con la voz necesito explorar sonoridades en sintonía con las letras que escribo, muchas de ellas con contenido social y crudeza. En este caso es un piano, y este formato más dialoguista e intimista, requiere de una preparación incluso mayor, porque la voz queda absolutamente desnuda, no la protege la sonoridad de una orquesta o por lo menos de un conjunto. Uno está más expuesto, se juega más con el fraseo; y los arreglos de Agustín tienen su complejidad, que uno debe también aprovechar, para que el músico se luzca.
-El repertorio incluye una zamba, “Cuando me acuerdo de Salta”.
-Incorporamos una zamba instrumental del Chango Nieto, realizada por Agustín, y también una milonga casi candombe, “Acuérdese de lo que le dije”, de un gran amigo nuestro, Omar Moreno Palacios, maestro de la música de la provincia de Buenos Aires que falleció hace pocos años. Rescatamos ese tema, porque tiene un contenido muy actual desde lo que dice la letra. Pero básicamente es un repertorio de tangos. Como somos muy gardelianos, lo criollo para nosotros es algo que está en la génesis de esta música.
El 12 de diciembre, Noches Largas tendrá presentación en Buenos Aires, y fiel a la costumbre del músico, “el disco no está aún en las plataformas, lo vamos a subir un año después. Solo iremos subiendo algunos temas a YouTube, porque necesitamos vender el disco físico. Es la única manera de que estas estructuras nuevas no se queden totalmente con el trabajo de los músicos”.