En la noche del miércoles, No Te Va Gustar inició una serie de recitales en el Movistar Arena con el que continúa celebrando sus 30 años de trayectoria. A diferencia de lo que sucedió en cancha de Vélez en abril último, esta vez nada pudo impedir que el festejo se hiciera efectivo tal como estaba previsto. En aquella ocasión, el grupo uruguayo debió suspender en tres ocasiones consecutivas su cumpleaños por las razones más insólitas: desde el pedido de postergación del gobierno de la Ciudad, debido a razones meteorológicas, hasta el desarrollo de un partido de fútbol que no existía cuando se arrendó el lugar. Algunos de los que asistieron al cuarteto intento, en la previa, se animaron a mitificar el evento al catalogarlo como “un recital maldito”. Sin embargo, ese día finalmente se terminó consumando.
“Nos pasaron cosas que nunca pensamos que podían suceder, y que nos excedieron”, justificó en ese entonces Emiliano Brancciari, cantante y guitarrista del grupo, a las 40 mil personas que habían asistido al barrio de Liniers, en su primera alocución. “Queremos agradecer por el amor, el cariño y el respeto. Este show es muy importante para nosotros. Vamos a dar el mejor concierto posible y el más largo posible”. Esto último lo cumplieron con creces. Durante más de tres horas, la banda ofreció un repaso de su historia a través de sus canciones. A pesar del bajón que experimentaron, lo que pesó en el clima conmemorativo, porque el show tuvo más sabor a revancha que a aniversario, los orientales dieron muestra de esa tozudez que también los convirtió en uno de los artistas más populares y convocantes del Río de la Plata.
Apenas salieron al escenario del predio de Villa Crespo, NTVG (iniciales por las que también se les conoce) evidenció que esa tragicomedia no sólo había quedado en el pasado, sino que también sería parte de su anecdotario. De hecho, la felicidad los desbordaba. No sólo por el reencuentro con el público argentino, sino porque se trató de su debut en el estadio, por más existe la sensación de que ya jugaban de local ahí. De todas formas, así se comportaron durante la presentación. Salvo por los invitados que desfilaron por el tablado, la dinámica del show no distó de lo que sucedió en Vélez. Lo que sí hicieron en esta oportunidad fue dosificar el repertorio, decisión que el frontman subrayó especialmente cuando la lista de temas se encontraba a la mitad de su desarrollo. “Esta canción sólo la haremos hoy”, avisó Brancciari al menos tres veces en esa instancia.
“Mirarte a los ojos” y “Ese maldito momento”, que tuvo como invitada a Mel Muñiz, a la que el líder de los uruguayos presentó como “una de las mejores voces de Argentina”, están (hipotéticamente) entre los temas que no serán de la partida en los recitales agendados por la banda en el Movistar Arena este jueves, viernes y sábado. Poco después de las 21, el show arrancó con la suerte de reggae “Dejame bailar”, a la que le secundaron el ska “Nada para ver”, su hit “A las nueve” y el rock “Cero a la izquierda”. Fue el puñado de canciones, dispuestas además en el mismo orden, que dieron inicio a la celebración del 30 aniversario de la banda en Liniers. El relato de esta primera fecha en el estadio comenzó a tener vida propia a partir de “Sin pena ni gloria”, próximo a las guitarras y síncopes del rock alternativo.
Bajaron decibeles con “Ángel con campera”, de notable influencia Stones en su yeite, y acto seguido se metieron de lleno en el reggae de la mano de “Verte reír”. La volvieron a rockear con “Más mejor”, y cambiaron de estados de ánimo, una vez más, con la descarnada “Arde”. En ese trayecto del recital, el frontman explicó que se iba a animar a desafiar la memoria, al decir de qué disco era cada canción y el año en que apareció. Aunque advirtió que podía fallar “porque ya estamos grandecitos”. No obstante, desde ese momento, el también compositor se dedicó a ubicar en tiempo y espacio las canciones de su grupo. La que venía a continuación era de 2008, y se titulaba “Como si estuviera”. A ese pop atravesado por el tango le pisó los talones el reggae “La única voz”.
Amparado por una inmensa pantalla vertical situada en el fondo del escenario, el festejo avanzó con la rauda “No te imaginas”, en la que la terna de caños tuvo un papel protagónico, al igual que en “Comodín” y en otras de las 40 canciones que desenfundó No Te Va Gustar. Si hay algo que disfruta la banda es tocar en vivo, lo que corona con la actitud fraterna de Brancciari. Y esto hace de la performance una circunstancia más familiar en la dialéctica entre artista y público. El funk a lo charrúa tuvo espacio en el cancionero gracias a “Cómo brillaba tu alma”, y se mantuvieron surfeando la ola groovera con “El camino”. El capitán de origen argentino peló la guitarra acústica en “Memorias del olvido”, lo que dio pie al segmento country por cortesía de “Viajando sin espada” y “No necesito nada”.
“Josefina” sirvió de antesala para el segundo invitado de la jornada, Milo J, quien fue ovacionado por el público apenas irrumpió por el escenario. Así como pasó con Mel Muñiz, Brancciari le dio al trapero suficiente cancha para que interpretara prácticamente toda la canción. Unieron fuerzas en “Clara”, y, apenas al de Morón lo despidieron con otro aplauso extendido, hicieron la mexicanísima “Los villanos”. Era momento para otro éxito, por lo que invocaron “Pensar”. Nuevamente, bajaron un cambio en “Prendido fuego”, lo que aprovecharon para desenvainar su hit “Al vacío”. Si bien en esa función no estuvo Nicki Nicole para cantar el tema que firmaron juntos, “Venganza”, llamaron a Juliana Gattas, justo en medio del despegue de una carrera solista a la par de la de Miranda!, para que aportara su voz en “Chau”.
Brancciari y sus compañeros, que avisaron que el año próximo saldrá su nuevo disco, comenzaron a tocar canciones a pedido de los fans. Primero se enfilaron hacia la recta final de la fecha mediante la balada melódica “Paranoia”, aunque después pegaron el volantazo con la discotequera “Te voy a llevar”. Volvieron a girar el manubrio, esta vez hacia el reggae, con “No hay dolor”. Se pusieron festivos a través de “Con el viento”, y el jolgorio lo condimentaron con el ska “Fuera de control”. Ahora sí: llegó la sección de las peticiones. Ganaron “Hijo de las armas”, “El oficial”, “En la cara” y “Rata”. Dos horas y media más tarde, se la jugaron en un cierre a cargo del reggae “El error” y del folk “No era cierto”. Nada mejor para aclimatarse en esta Buenos Aires que ya pide verano.