Después de despotricar contra el Mercosur en la cumbre de presidentes del Mercosur, Javier Milei se sacó la primera foto de familia de su gestión pro témpore --sin Lula da Silva--, se subió a un auto, y se dirigió al hotel Radisson, frente a la plaza Independencia en el centro de Montevideo. Allí fue a recibir un premio "al liderazgo regional", de parte de la Asociación de Dirigentes de Marketing, ADM, del Uruguay. En el segundo piso del hotel lo esperaban en un salón lujoso de piso alfombrado empresarios uruguayos y argentinos. En la puerta, en tanto, se apostaron dos grupos de personas: unos con carteles amarillos que gritaban "viva la libertad, carajo", y otros que tenían carteles rojos que decían: "Fuera Milei de Uruguay". Los últimos cantaban: "Milei, basura, vos sos la dictadura".
Acompañado del ministro de Economía, Luis Caputo, y de su hermana Karina, Milei subió al escenario. Fue presentado por el conductor Oscar "el negro" Oro, que se declaró fanático del presidente y se describió como "su amigo personal". Después de deshacerse en elogios, Oro pidió que suban la música y comenzó a sonar una ópera a todo volumen. Los empresarios se miraban un tanto sorprendidos. El mandatario irrumpió en escena y ambos se fundieron en un largo abrazo con la música celestial de fondo.
"Hola a todos", dijo el presidente al ritmo de su ya famosa versión de Panic Show. Todos se rieron. De entrada aclaró: "esta será una charla distinta", y dijo que iba a hablar de tres cosas: de su amistad con "el negro" Oro, de "la ópera Nabucco", de Giussepe Verdi, y de Moisés, al que describió como "uno de los tres seres más importantes que han pisado esta tierra", (nunca explicó quiénes son los otros dos).
“Odio al Estado porque el Estado es una asociación criminal violenta que vive de los impuestos. ¿qué es la esclavitud? Un impuesto del 100%, que no es muy distinto de lo que es el comunismo", arrancó por si a algún empresario presente le quedaban dudas sobre el tema. Entre ellos, lo escuchaban en mesas redondas el dueño de Buquebus, Juan Carlos López Mena, y Alejandro Bulgheroni, entre otros. Después, Milei recordó que él "siempre abrazó los valores de occidente", y que "la base de esos valores es Israel". En ese momento empezó a hablar de Nabucco, y de la historia de Giussepe Verdi.
De ahí, el discurso derivó en la historia de Moisés y, de manera extraña, todo el tiempo trataba de trazar paralelismos entre él y el profeta más importante para el judaísmo. "Yo usé como búnker un hotel que pertenece a mi gran amigo, (el empresario) Eduardo Elsztain, que se llama Libertador en referencia a Moisés y que es violeta, como el color de LLA", remarcó emocionado. Después, mientras Karina Milei lo miraba desde el público, habló del hermano de Moisés, Aarón, y de "cómo los dos hermanos fueron en soledad a enfrentarse al faraón".
Para finalizar fue más directo con las comparaciones: "Si criticaban a Moisés, a mí me valen todas las de la ley. Lo único que pido es que cuando me critiquen, lo hagan con la verdad, no con la mentira”, dijo. En el último giro insólito, volvió a mezclar temas y trajo a colación a Sylvester Stallone, el actor de Rocky con el que se sacó una foto en Mar a Lago hace unas semanas. "Van a ser criticados y traicionados, pero lo más importante, como dice Sylvester Stallone, es seguir avanzando a pesar de los golpes que a uno le tiran", vociferó. Los empresarios, sin entender demasiado la mezcla del Negro Oro, Sylvester Stallone, Moisés y Giussepe Verdi, y ya sin esperanzas de que el Presidente hable de cuestiones económicas o vinculadas a la gestión, sacaban fotos, aplaudían y se reían entre anonadados y extasiados.