En Corea del Sur –como en el mundo-- la derecha se radicaliza: el aún presidente Yoon Suk Yeol polarizó al máximo con fakes news, pero la cuerda se le rompió y cayó de espaldas en arenas movedizas. Pero aun chapalea: el sábado a la noche logró evitar la moción de destitución en la Asamblea porque sus diputados --que en teoría no lo iban a defender— prefirieron no tumbarlo para no adelantar las elecciones. Es que ellos mismos se quedarían sin trabajo después del velado intento de autogolpe militar ejecutado por Yoon, ya que es muy difícil que los vuelvan a votar. Así sucedió cuando cayó la presidenta Park Geun-hye en 2016: la derecha fue arrasada por el más progresista Partido Demócrata de Corea (PDC).
Caos político
El caos político comenzó el martes cuando Yoon declaró la ley marcial. Hong Jang-won --primer subdirector del Servicio Nacional de Inteligencia— confesó el viernes que había órdenes de arrestar a diputados opositores, por el solo hecho de haber votado un presupuesto que al presidente no le gustó y por pedir el impeachment de funcionarios. Lo que estaba haciendo Yoon en el fondo era –a la manera de Donald Trump y Jair Bolsonaro— desconocer los resultados de las pasadas elecciones legislativas donde le ganó la centroizquierda, que obtuvo mayoría en el parlamento. Entonces lo disolvió.
El funcionario de inteligencia Hong declaró ante legisladores del Comité de Defensa Nacional que el presidente Yoon le ordenó arrestar a políticos clave: “me dijo que aprovechara esta oportunidad para eliminarlos a todos". El hoy ex comandante de contrainteligencia lo llamó a Hong para darle la lista de los políticos, que incluía al diputado Lee Jae-myung, al presidente de la Asamblea Woo Won-shik y al líder del Partido para la Reconstrucción de Corea, el diputado Cho Kuk. Para ejecutar la orden, sus tropas entraron a la legislatura rompiendo una ventana: los empleados habían bloqueado la entrada con sofás. Las fuerzas de seguridad, a su vez, bloquearon el acceso la asamblea desde adentro, aterrizando en helicópteros sobre el techo con 300 soldados. Pero un grupo de parlamentarios entró trepando rejas y votaron rechazar la medida de Yoon. Así y todo, casi no hubo escenas de gran violencia: las sociedades confucianas están muy entrenadas en evitar a toda costa el conflicto para mantener la armonía como valor supremo. Pero a veces falla.
Por lo visto el plan fue pergeñado solo desde la cumbre del poder presidencial: los diputados del propio partido PPP votaron en contra de la ley marcial. La imposición del presidente duró seis horas.
Protestas
En la votación de este sábado para destituir al presidente se necesitaban dos tercios de los votos. Pero casi todos los diputados del PPP abandonaron la Asamblea y condenaron la moción al fracaso. Adujeron que fue para evitar "grandes divisiones y caos" en el país y resolver la crisis “de una manera más ordenada y responsable". Al mismo tiempo, 150.000 personas protestaban ordenadamente en la calle al ritmo del K-Pop: muchos lloraron ante el fracaso. El líder opositor, Lee Jae-myung, declaró: "Voy a destituir a Yoon Suk Yeol, que se ha convertido en el peor riesgo para Corea del Sur, a cualquier precio".
Antes de la votación, un presidente Yoon con cara de piedra ensayó una disculpa televisada: "Provoqué ansiedad e inconveniencia a la ciudadanía. Me disculpo sinceramente ante los ciudadanos que se sintieron muy angustiados". Luego dio un paso al frente y se inclinó largamente a la manera confuciana ante los televidentes, simulando humildad.
Solo tres diputados del PPP participaron en la votación, lo cual supone ahora un largo periodo de inestabilidad política para Corea del Sur. Yoon es un cadáver político aferrado al poder con las uñas, sin colchón para atenuar su inevitable caída, sea por elecciones o destitución. Y es esperable una sucesión de masivas movilizaciones como las que tumbaron en 2016 a la ex presidenta Park Geun-hye.
La previa
Antes de declarar la ley marcial, Yoon mantenía una dura pulseada con diputados opositores, que le habían recortado el presupuesto gubernamental para el próximo año. En su discurso declarando la ley marcial dijo que eliminaría a "esas desvergonzadas fuerzas pro-norcoreanas y antiestatales que están saqueando la libertad y la felicidad de nuestro pueblo, y para proteger nuestro libre orden constitucional”. Fue una manera algo más sutil de decir “Viva la Libertad Carajo”, pero actuando con mayor radicalidad: la ultraderecha mundial se apropia cada vez más del significante “libertad” para invertir su significado.
En la misma declaración, Yoon dijo que la “dictadura legislativa” del principal partido opositor estaba “pisoteando el orden constitucional de la libre República de Corea” y representaba “un obvio acto antiestatal de conspiración para una insurrección”.
A la 1 am. –en la misma noche de la ley marcial-- la Asamblea aprobó una resolución vinculante exigiendo el fin de esa ley marcial con el apoyo de la mayoría de los legisladores. Luego, alrededor de las 4:30 am, Yoon anunció que levantaría la ley marcial. Ese cambio de postura estuvo influido por el hecho de que los militares respetaron la resolución unánime de la Asamblea Nacional en lugar de obedecerle a él.
Herramientas
La Constitución coreana autoriza al presidente a proclamar la ley marcial “para hacer frente a una necesidad militar o para mantener la seguridad y el orden públicos mediante la movilización de fuerzas militares en tiempos de guerra, conflicto armado o una emergencia nacional similar”. Durante sus dos años y medio en el cargo, Yoon ha utilizado su poder de veto más veces que todos los demás presidentes juntos desde la democratización de Corea en 1987. Además había en Yoon una preocupación del orden legal: está comprometido junto a su esposa por investigaciones de casos de corrupción.
Una herramienta de Yoon fueron las fakes: afirmó que los recortes del Partido Demócrata al presupuesto discrecional del gobierno y al presupuesto para actividades especiales convertirían a Corea en un “paraíso de las drogas” y crearían un “pánico que afectaría la vida nacional y el orden público”. Pero aprobar proyectos de ley de destitución y proyectos de ley de presupuesto, es prerrogativa de la Asamblea Nacional.
El episodio de la ley marcial tiene un marco político-ideológico: los dos grandes partidos conservadores se fusionaron luego de la caída de Park Geun-hye --hija del dictador emblemático de Corea del Sur, Park Chung-hee-- para formar el actual Partido del Poder Popular. Las raíces políticas de estos partidos conducen a las distintas dictaduras militares que tuvo Corea del Sur y a los nexos corruptos con los grandes grupos económicos. Para ellos la democracia es una concesión temporal. El Partido Democrático de Corea del ex presidente Moon Jae-in, en cambio, se formó al calor de la lucha por los derechos humanos y la instauración de esta débil democracia.
El presidente Yoon tiene buenas relaciones con Donald Trump y declaró hace poco que piensa retomar sus clases de golf para jugar con él. También es cercano a Benjamín Netanyahu y Jair Bolsonaro. Y se opone a las políticas de igualdad de género. Yoon es parte de esa corriente radicalizada de las derechas del mundo lindando con el fascismo que rompen los códigos legales y no reconocen sus derrotas. Pero en una sociedad confuciana el respeto de las normas del grupo es sagrado. Y Yoon pateó el tablero de manera muy violenta, rompiendo toda armonía y el fundamento constitucional. Por lo visto fue un mal cálculo y por eso tendría los días contados en el poder.