@Como cada año –y viene regularmente desde 2001– Thierry Frémaux, director general del Festival de Cannes, se siente como en casa en Buenos Aires. Y cada vez agrega más actividades a su agenda. Como ya es costumbre, participa de encuentros y reuniones en Ventana Sur, el mercado que organiza el Incaa en coproducción con el Marché du film de Cannes, y presenta personalmente las películas de la Semana de Cannes en Buenos Aires, que comenzó ayer en la sala mayor del Gaumont, con una selección de títulos todavía inéditos en la ciudad. Esta vez llegó unos días antes y se hizo tiempo para estar en el tramo final del Festival de Mar del Plata. Y para presentar hoy a las 17.30, en la Alianza Francesa, su flamante libro Selección Oficial, diarios, notas y viajes, editado en su país menos en enero pasado y ya traducido al castellano por Ediciones Treintayseis, un proyecto del cineasta Daniel Burman y la escenógrafa e ilustradora Margarita Tambornino.
“En el libro, cito por supuesto a Borges: ‘…A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire…’ Y para mí es así. Escucho hablar de la ciudad y del país desde que era niño. Mi padre (que todavía vive) es ingeniero especializado en energía eléctrica y trabajó en la Fundación Bariloche. Y desde entonces tengo una relación muy especial con la Argentina. Amo su cine, su música, su literatura. Es el país que más quiero después de Francia. Pero a la par de Japón… Ahora estoy empezando a escribir un libro sobre judo, que practico hace años”, dice con una sonrisa amenazante.
Tal como indica su título, el libro es un cuaderno de notas en forma de diario, donde Frémaux va dando cuenta no sólo de su tarea al frente del Festival de Cannes sino también (algo no tan conocido fuera de Francia) del Festival Lumière, en Lyon, que él fundó y dirige desde 2009, junto a su amigo Bertrand Tavernier y que –a diferencia de Cannes, donde priman las novedades– está enteramente dedicado al cine clásico. “Me siento un poco el bisnieto de los Lumière. Ellos tuvieron una idea genial, que fue la de enviar camarógrafos por todo el mundo, para encontrarse con otras gentes y otras culturas, y darlas a conocer a su vez en otros países. Y yo, aunque sin una cámara, siento que hago un poco lo mismo, que recorro el mundo para luego presentar en Cannes películas de las culturas más distantes”.
Así como hay una Semana de Cannes en Buenos Aires, ¿es posible también imaginar un Festival Lumière mirando al sur, con clásicos restaurados, poniendo el acento en América latina? “¿Por qué no?”, responde Frémaux. “Hay mucho trabajo por hacer. Es importante que las nuevas generaciones conozcan lo mejor del cine del pasado, que en muchos casos sigue completamente vigente. Hay que construir un público para este cine. En Lyon, ya reunimos más de 160 mil espectadores en una semana, cada año en octubre. Y es un público que viene a ver estos clásicos como cuando se estrenaron, en una pantalla grande, compartiendo la experiencia social”.
El comentario da pie para traer a colación el caso Netflix: en mayo pasado el Festival de Cannes se vio en la obligación de modificar su reglamento para 2018 y no permitir en competencia oficial aquellas películas que luego no tengan estreno en salas. “Es mi deber como director de Cannes defender la idea del cine en las salas de cine. Pero también es mi deber estar atento a todos los cambios que se producen en el mundo del cine y abrir los ojos a las nuevas plataformas y soportes. Entender y conocer todo este nuevo mundo que está llegando. Y en todo caso, dialogar, encontrar un punto en común en el disenso. Pero los reglamentos están para cumplirse y si Netflix quiere volver el año que viene a la competencia oficial de Cannes tendrá que estrenar esas películas en salas”.
La pelota queda picando y no se puede sino contraatacar con The Irishman, la superproducción de Netflix dirigida por Martin Scorsese, con Al Pacino y Robert DeNiro, con estreno previsto para el año próximo. “Hay que entender el punto de vista de Scorsese”, replica Frémaux. “Para él, es su trabajo: se trata de hacer la mejor película posible, con los recursos que necesite para llevarla a cabo, que en este caso provienen de Netflix. Pero Marty, que es mi amigo, hace 25 años que no está en competencia en Cannes.... Veremos. Yo debo defender a Cannes pero también estar abierto al futuro. Fui muy criticado en 2002 cuando proyectamos las dos primeras películas en digital en Cannes, El arca rusa, de Aleksandr Sokurov, y Star Wars - Episodio II, dirigida por George Lucas. Pero eso que parecía una locura era el futuro. Y el futuro no tardó en llegar. La innovación es parte de la historia, de la tradición de Cannes. Por más que mi amigo Tarantino, que es un fundamentalista de los formatos analógicos, no deje de cuestionarme. Pero a su vez él también va al Festival Lumière en Lyon a presentar sus propias copias en 35mm.”
El final del encuentro queda reservado para una pregunta que, desde mayo pasado, se hacen todos los cinéfilos argentinos: ¿por qué no estuvo Zama, de Lucrecia Martel, en Cannes? “Porque no estaba lista todavía, no estaba terminada”, dice Frémaux. “Al menos, la versión que yo vi”.
Q El libro Selección Oficial, diarios, notas y viajes será presentado por su autor, Thierry Frémaux, hoy a las 17.30 en la Alianza Francesa, en charla con el crítico de cine Pablo Scholz. Entrada gratuita.