Tarde agradable en Rosario, de aire límpido y sol tenue. En la rotonda de avenida Pellegrini y Boulevard Oroño, ya podía apreciarse el tradicional árbol navideño de luces, que se encendería durante la noche. Todo un rito en la ciudad, por eso no era extraña la presencia de varios puestos de venta de hamburguesas y choripanes, como si jugara Newell’s de local.
No era día de partido, pero había otro tipo de competencia en el Parque Independencia. Se trataba de la sexta edición de la “Carrera de Mozos y Camareras”, organizada por el Sindicato de Trabajadores Gastronómicos de Rosario (UTHGRA), con el apoyo de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Rosario (AEHGAR) y el auspicio de la Municipalidad de Rosario.
La largada de la competencia fue en la esquina de Oroño y Avenida Intendente Morcillo. Allí mismo, desde antes de las 17, horario anunciado para el comienzo de la carrera, se fueron encontrando los mozos y camareras, autoridades y delegados del sindicato y muchos curiosos. Además, hubo medios radiales y televisivos.
Previo a la carrera, tuvo lugar un recital de la banda de música tropical “No me olvides”, que ejecutó varios temas, aportándole más calor a la tarde. Mientras algunos espectadores ensayaban unos pasos de cumbia, los mozos y camareras, en su gran mayoría jóvenes, iban calentando motores. Muchos vestían enteramente de negro, con jeans y camisa. Algunos pocos lucían camisa blanca. Y todos ellos con sus correspondientes bandejas, que relucían bajo el sol de la tarde.
La carrera, declarada de interés turístico y municipal, probaría la destreza, coordinación y equilibrio de los participantes. Hubo unos treinta competidores, que debían caminar o trotar durante 1.600 metros, transportando dos latas chicas de gaseosa y un vaso de plástico con líquido hasta la mitad, en sus bandejas. A quien se le caía una lata o derramaba líquido, sería eliminado.
La competencia también pudo seguirse a través de una pantalla gigante colocada junto a la largada. Los mozos y las camareras, antes de salir, formaron varias filas. Las mujeres se ubicaron adelante. Empezaron caminando a paso lento, como si estuvieran trabajando en un bar, pero luego hubo mayor intensidad. Algunos jadeaban y se les dificultaba la caminata. A varios, en el afán de trotar y adelantarse, se les cayó alguna lata o el vaso. Cuando pasaron frente a los parrilleros de Newell’’s, algunos socios sorprendidos se acercaron al alambrado para verlos pasar.
Ya en los metros finales, como en cualquier carrera, se percibió cierta adrenalina. Alejandro Castillo fue el ganador, por varios cuerpos, y luego fue arribando el resto, ante los cálidos aplausos del público. Algunos arribaron transpirados, casi con el último suspiro. Otros llegaron relajados y sin signos de cansancio, como si empezaran su jornada de trabajo.
Ya en la ceremonia de premiación, se hizo hincapié en que se transmitió en vivo por primera vez, y pudo verse a través de la pantalla antes mencionada. Hubo diversos sorteos de vouchers gastronómicos. Y, finalmente, se entregaron los premios, divididos entre hombres y mujeres. Hubo $300.000 para quien gane, $200.000 para el segundo lugar y $100.000 para el tercer puesto. El ganador fue Alejandro Castillo (mozo de Rock&Feller’’s), segundo fue Luis (también de Rock&Feller”s) y tercero Iván (de GER). Las tres mujeres que compartieron el podio son trabajadoras de Picado Fino. La ganadora fue Sol Pagge, en segundo lugar llegó Brenda Pagés y tercera fue Dámaris Córdoba.
El día llegó a su fin. Los mozos y camareras se fueron marchando. Algunos trabajarían durante la noche. Otros seguirían gozando de su merecido día de franco.