El papa Francisco se convirtió desde ayer en el primer jefe de la Iglesia católica en visitar Myanmar. Comenzó su visita reuniéndose 15 minutos con el jefe del Ejército birmano, el general Min Aung Hlaing, acusado internacionalmente de contribuir a la persecución de la minoría musulmana rohingya. La mayoría de los más de 650.000 católicos de Myanmar, un país de mayoría budista de 54 millones de habitantes, vive en zonas fronterizas, donde miles siguen desplazados por el enfrentamiento de las diversas etnias con las fuerzas gubernamentales.