El sábado pasado, las calles de San Telmo se llenaron de historia y tambores con una nueva edición de la Llamada Madre, una celebración que honra el candombe afrouruguayo y su legado cultural. El evento culminó en el emblemático Parque Lezama, en una jornada que combinó música y memoria.
Esta Llamada se realiza cada año en torno al 3 de diciembre, fecha en la que Uruguay conmemora el Día Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial. Este día recuerda el violento desalojo del conventillo Medio Mundo, un espacio que fue hogar y refugio para la comunidad afrodescendiente en Montevideo. En 2006, la Ley Nº 18.059 consagró esta jornada como una oportunidad para valorar y difundir el candombe, promoviendo actividades educativas, culturales y campañas de sensibilización. Además, fomenta la implementación de políticas públicas para combatir el racismo y superar las desigualdades que históricamente afectan a la población afrodescendiente uruguaya. La misma ley declara al candombe afrouruguayo como patrimonio cultural de la República Oriental del Uruguay.
El candombe, un ritmo profundamente ligado a la identidad rioplatense, se desarrolló históricamente a ambas márgenes del Río de la Plata. En Argentina, tuvo presencia en regiones como el litoral, Cuyo y la Patagonia, aunque su mayor concentración se dio en torno a la ciudad de Buenos Aires, como lo reflejan pinturas de la época de Juan Manuel de Rosas. También en 1908, la revista Caras y Caretas documentó a la Nación Camundá, una agrupación de niños afroporteños candomberos que da cuenta de la rica tradición afroargentina vinculada a este ritmo. A principios de la década de 1980, una pequeña migración de afrouruguayos trajo consigo la versión afrouruguaya del candombe, que se integró al espacio público porteño, compartiéndolo con la expresión local de los afroargentinos. Esta confluencia resalta la diversidad y el carácter vivo de una manifestación cultural que une dos orillas en una misma raíz ancestral.
La jornada del sábado comenzó pasadas las 17 horas, con el ritual del templado de tambores sobre la avenida Juan de Garay. Más de 20 agrupaciones desfilaron al ritmo del candombe, llenando las calles de color, energía y resistencia. Entrada la noche, los tambores resonaron por última vez junto al Parque Lezama, cerrando una celebración que no solo pone en valor una manifestación cultural única, sino que también reafirma la memoria y la lucha de la comunidad afrodescendiente en el Río de la Plata.
La Llamada Madre es un recordatorio del poder del candombe como expresión artística y política, y de su capacidad para unir comunidades en torno a la historia, la justicia y la identidad.