A trece días de la desaparición de los 44 tripulantes que viajaban a bordo del submarino ARA San Juan, el vocero de la Armada Argentina, Enrique Balbi, informó que aún no pudieron localizar indicios del navío. A la búsqueda en la zona se le sumó el buque Sophie Siem, de Noruega, que transporta un mini submarino norteamericano con capacidad para rescatar a 18 personas sumergidas en profundidades de más de 600 metros. Sin embargo, las condiciones climáticas continúan siendo un papel importante en el operativo: recién ayer por la tarde pudo llegar al puerto de Comodoro Rivadavia la corbeta Robinson de la Armada, encargado de acarrear un equipo de rescate proveniente de Rusia.
“Con todo este despliegue, lamentablemente, no hemos tenido todavía una detección o localización del submarino”, señaló el portavoz de la Armada a las 12.03 de ayer, en un nuevo parte brindado en el edificio Libertad. Según Balbi, los trece días que transcurrieron desde la desaparición del submarino provocan una situación crítica para los tripulantes aunque no descartó una situación de supervivencia de los 44 marineros “en condiciones o en un ambiente que puede ser extremo o adverso”, señaló.
En el Mar Argentino, ya son catorce los navíos que navegan la zona, entre propios y extranjeros. El último barco que se sumó a la búsqueda fue el Sophie Siem, un buque noruego, que no cumple la función de rastrillaje sino de transportista: adentro lleva un mini submarino norteamericano que se sumerge a 600 metros de profundidad y podría llegar a conectarse con la escotilla del Ara San Juan para evacuar a la tripulación. La Armada de los Estados Unidos pidió 44 salvavidas a la Defensa Civil de Comodoro Rivadavia para un posible rescate del submarino. El Sophie Siem fue despedido el domingo al mediodía del puerto de la ciudad patagónica y se sumó a la zona de búsqueda ayer por la tarde.
El otro barco noruego que se encuentra en el operativo de búsqueda, el Skandi Patagonia, también cumple una función principal para el rescate, según explicó Balbi. Es que además de rastrillar la zona, el buque transporta un vehículo autónomo subacuático, proveniente también de Estados Unidos, que “puede alcanzar hasta 900 metros de profundidad”, confirmó el portavoz de la Armada. El vehículo, una especie de “dron submarino”, es controlado a distancia a través de una antena con GPS, sonar y sensores. En cambio, los otros navíos que navegan la zona, agregó Balbi, “hacen un barrido lento” en el área donde fue detectada la explosión el miércoles 15 de noviembre, horas después de la última comunicación oficial.
El mal tiempo, en especial los fuertes vientos, sigue siendo uno de los principales escollos que deben superar los encargados de este rescate internacional. Precisamente, las malas condiciones climáticas provocaron la demora de la corbeta Robinson en el puerto de Comodoro Rivadavia. La insignia de la Armada era esperada para el fin de semana pero recién ayer por la tarde pudo desembarcar. Su estadía será lo más breve posible: luego de cargar dos contenedores rusos –con equipos de rescate y tecnologías– que habían llegado a la ciudad portuaria a bordo del gigantesco avión Antonov 124, volverá a partir para iniciarse en la búsqueda del submarino. “La única prioridad real es encontrar a los tripulantes con vida”, dijo Carlos Linares, intendente de Comodoro Rivadavia, quien se quejó de la “politización” de la búsqueda.
Sin embargo, todavía se aguarda por más incorporaciones al operativo rescate. En particular, una que arribará desde Tierra del Fuego. “El que se va a embarcar en el aviso Islas Malvinas, que hoy zarpó de Ushuaia y estaría llegando el miércoles por la tarde es el otro vehículo sumergible ruso”, dijo Balbi. El vehículo sumergible es el tan anunciado Panther Plus, un teledirigido ruso que tiene una capacidad de inmersión de hasta 1000 metros de profundidad. El aparato no tripulado cuenta con cámaras de video con alta sensibilidad luminosa y un sonar de barrido que examina superficies a más de 1.300 metros bajo el agua. Tal como afirmó el vocero de la Armada, el Panther Plus es “equipamiento de inspección visual, no de rescate”.
Por último, el portavoz de la Armada volvió a dar detalles del último contacto del Ara San Juan y negó la hipótesis sobre un supuesto hundimiento a causa misil extranjero. “A las 7.30 del 15 de noviembre lo informado fue que hubo ingreso de agua por el snorkel, que produjo un cortocircuito en las baterías de proa y un principio de incendio”, comentó Balbi y agregó que “luego fue subsanado al aislar las baterías y continuar con las de la popa”. “No hay ningún indicio a que haya habido un ataque exterior al submarino ARA San Juan. El organismo con sede en Viena que detectó la explosión fue leve comparada con una explosión nuclear”, completó. A las 10 de esta mañana será el nuevo parte dado por la Armada.