El centro Miguelete de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que toma su nombre de la estación de ferrocarril cercana, fue sede del plenario de multisectoriales contra el ajuste, a un año de la asunción del presidente Javier Milei. El cierre del acto, con fuerte presencia e impronta sanmartinense, estuvo a cargo del gobernador Axel Kicillof.
Las multisectoriales fueron una iniciativa de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). Comenzó tempranamente, en los primeros días del gobierno, pesados y calurosos, en los que se discutía a nivel legislativo la primera versión de la ley de bases y la sociedad intentaba digerir la novedad del DNU70/2023.
Entonces, con paciencia y casi en soledad, cada regional fue invitando a los centros de jubilados, a los clubes de barrio, las asociaciones pyme, los movimientos sociales, las cámaras de comercio y prácticamente todo el tejido social que se vería amenazado por la incipiente motosierra.
La decisión era fruto de la asimilación de la experiencia de los años entre 2016 y 2019, cuando los tarifazos del macrismo golpearon a toda la sociedad, incluyendo a buena parte de la base electoral del entonces Presidente.
El auditorio fue colmado por unas tres mil personas, dispuestas en sillas, y organizadas por sector. Adelante, los representantes de las distintas organizaciones de la sociedad civil u organizaciones libres del pueblo. Atrás, la política: de un lado los intendentes, del otro los ministros, secretarios y subsecretarios.
Con una estética tomada de la ley de etiquetado frontal, un video en loop señalaba, en octógonos negros, las políticas dañinas de Milei. “Exceso de tarifazo”, por ejemplo. El título fue “El daño de Milei”, con la D en otro color, para subrayar el juego de palabras con el primer aniversario, que se cumple este martes.
El agobiante calor de diciembre se hizo sentir, pero aun así nadie se movió de su sitio hasta que el gobernador terminó su intervención.
Hubo aplausos para el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, cuando el gobernador repitió el anuncio de la mañana, del incremento de los montos del Servicio de Alimentación Escolar, que continuará abierto en enero y febrero.
En el ambiente se notaba el esfuerzo y la voluntad de los organizadores por contener la liturgia, y por incluir a otros sectores, aliados en esta etapa del camino, por hacerlos sentir cómodos.
"Es que la motosierra lastima a todos por igual, sin preguntar", confesó a Buenos Aires/12 uno de los responsables de la organización. Habló un representante de cada sector, expuso su problemática, ante la escucha atenta del gobernador y la vicegobernadora. Hasta el locutor Mario Mundo, el habitual en los actos de la municipalidad de San Martín, se dio el gusto de contar sus impresiones personales. Lo que se dice un acto coral, bien democrático.
La historia de San Martín refleja los vaivenes del sector productivo del país. El campus de la UNSaM fue, hasta la dictadura, según recordó el intendente Fernando Moreira, la sede de General Motors Company, hasta que abandonó el país durante la dictadura, como consecuencia de la política de importaciones de Martínez de Hoz.
Curiosamente, una parte de las instalaciones de la universidad está hecha de contenedores, de los que se usan para ingresar al país los artículos importados que dañan o destruyen la producción local.
Si La Matanza es el corazón industrial de la provincia, San Martín es el corazón pyme. Las pymes son, junto con las universidades, los jubilados y los clubes de barrio, uno de los sectores más castigados por la política económica liberal pseudo libertaria de motosierra y licuadora.
Ahí reside uno de los motivos de la elección de San Martín como sede de esta reunión, de alto contenido político y simbólico, ya que fungió como negativo perfecto o contracara exacta del pretendido éxito del gobierno, relato basado estrictamente en la estabilidad financiera y en la contención artificial del valor del dólar, con durísimas consecuencias para casi todos los sectores sociales y productivos.
El otro tiene que ver con el “estilo Kato”. Gabriel Katopodis comenzó su militancia, en los lejanos noventa, en el Frente Grande. En 2011, tras competir desde el massismo y derrotar en las PASO del Frente para la Victoria al entonces sciolista Daniel Ivoskus, logró consolidar un importante proyecto local, que en cada elección es convalidado por un creciente número de vecinos.
En 2019 fue convocado por Alberto Fernández para asumir el ministerio de Obras Públicas. No sólo manejó ese monstruo: fue uno de los puentes, uno de los articuladores que permitió que el fallido gobierno del FdT no implosionara.
Su modo de hacer política, sencillo y campechano, basado en el diálogo y la construcción de acuerdos, fue reconocido también por Cristina Fernández, a quién acompañó en una de sus clases magistrales.
Hace un año reemplazó a Leonardo Nardini en la misma cartera, pero a nivel provincial, en un contexto más que complejo. Aún así “Kato” se las arregla para llevar adelante su tarea y articular con distintos sectores. El acto del lunes confirma la creciente sintonía entre él y el gobernador.