Victoria Villarruel encontró una escapatoria para el dolor de cabeza denominado Edgardo Kueider: la suspensión del senador entrerriano hasta el 1 de marzo. Desde que Kueider fue descubierto intentando pasar 200 mil dólares no declarados por la frontera paraguaya que el oficialismo rumia, incómodo, alguna salida que le permita eludir su expulsión sin quedar pegado al aliado caído en desgracia. Unión por la Patria había puesto al Gobierno contra las cuerdas al pedir una sesión para el jueves, por lo que Villarruel tuvo que optar por digitar una solución intermedia con la oposición más dialoguista. Y fue así que nació la alternativa: la suspensión por dos meses. O como lo llaman algunos senadores de UxP: "Un chaschas en la cola para enero y febrero". 

La propuesta no cayó bien en el peronismo, que quiere insistir con la expulsión. "¿Te encontraron in fraganti con dos palos verdes, estás detenido en Paraguay, y el castigo es que te suspenden durante el receso? Es una vergüenza", sostenía, tarde a la noche, una senadora de UxP. El interbloque peronista se había reunido para pasar lista y porotear quiénes estaban para asistir a la sesión pedida para el jueves, sabedores de que el escenario era complicado. El problema principal es que hay mucho malestar de parte de senadores que observan con temor lo que pasó con Kueider y que se resisten acompañar la expulsión. Y no solo en el peronismo: la escena se repetía en todos los bloques, en donde más de uno teme que, de expulsar a Kueider, se puede sentar un precedente incómodo. Es decir, la pérdida de fueros cada vez que se inicie un proceso judicial. 

Este temor de ser el próximo - fogoneado por la hipótesis de que el descubrimiento de Kueider en la frontera fue operado por los servicios de inteligencia que responden a Mauricio Macri - predisponía un escenario difícil para juntar el quórum. UxP necesitaba llegar a 37 senadores y arrancaba ya con tres probables bajas: Juan Manzur, Sandra Mendoza y Gerardo Montenegro, que estaban en el exterior. Es decir que necesitaban sumar 7 senadores más en un contexto de resistencia generalizado. Ya sea por miedo o, en el caso de los más anti kirchneristas, por el recelo ante la posibilidad de que UxP pudiera sumar una banca más. Esto último es así porque Kueider ingresó como senador dentro de una lista del Frente de Todos y, de ser echado, asumiría en su lugar quien lo secundaba, que es la dirigenta camporista Stefanía Cora.

Ni el gobierno ni sus aliados querían habilitar un escenario que permitiese que UxP pasara a tener un senador más. Sin embargo, ninguno quería tampoco quedar expuesto defendiendo a Kueider luego de ser descubierto in fraganti. Por lo que Villarruel, después de algunas conversaciones informales, orquestó una salida elegante.

Suspensión hasta marzo: una salida elegante

Fue la decisión del PRO la que terminó forzando a Villarruel a encontrar una salida. El jefe del bloque amarillo, Luis Juez, venía advirtiendo hace días que no se podía dejar pasar el escándalo desatado por Kueider. "Es un acto de extrema vergüenza que agravia al Parlamento en su conjunto y tenemos que estar a la altura de las circunstancia", argumentaba el cordobés y fue así que, en una reunión de bloque el martes a la tarde, terminó convenciendo a la mayoría para dar quórum en la sesión pedida por UxP el jueves. "No nos podemos hacer los tontos. Ha sido de una gravedad monstruosa lo de Kueider. Nos lastima a todos", afirmó en diálogo con Radio Con Vos.

Poco después, sin embargo, Villarruel lo convocó a su despacho a una reunión con los principales dirigentes opositores no kirchneristas y le planteó una alternativa. Participaron los libertarios Ezequiel Atauche y Bartolomé Abdala, el correntino compañero de bloque de Kueider, "Camau" Espínola, los radicales Mariana Juri y Pablo Blanco, el secretario parlamentario, Agustín Giustinian, y Juez. Allí Villarruel se mostró conforme con la idea de castigar a Kueider con un mecanismo que algunos senadores le habían propuesto: la suspensión. Ella sugirió que fuera hasta el 1 de marzo, es decir dos meses. Dos meses que coinciden con el receso parlamentario.

Previamente, Villarruel había analizado la posibilidad de solo aceptar el pedido de licencia de Kueider. Pero hubo senadores del PRO y la UCR que exigieron un castigo mayor. "A Alperovich le aceptaron la licencia. El cuerpo nunca lo suspendió, nunca le dijo que era impropio su accionar. Y así el podía volver cuando quisiera", señala una senadora del PRO, que cuestiona el "oportunismo" de UxP pero señala que el Senado tiene que emitir algún tipo de medida disciplinaria sobre Kueider. La gran incógnita es cuál.

Villarruel buscará impulsar una sesión para suspenderlo por dos meses, pero para eso necesita los dos tercios del recinto. Y UxP no quiere saber nada con una suspensión. El peronismo exige la expulsión. "Te meten preso, ¿y la disciplina del cuerpo es suspenderlo durante las vacaciones?", ironiza una senadora peronista. 

Se abre, así, una incógnita. Porque ambos sectores necesitan dos tercios y, al cierre de esta edición, ninguno tenía el número. La UCR no terminó de sentar postura, pero la mayoría se siente más cómodo con la suspensión, aunque hay algunos que insisten con aceptar la licencia. UxP, mientras tanto, sospecha que no tendrá ni siquiera número para el quórum. Al cierre de esta edición, Villarruel no había convocado ninguna sesión, pero en el peronismo ya deslizaban la estrategia de ir por la lógica del principio de revelación. "Que los que quieran salvar a Kueider dejen los dedos marcados", mascullaban.