En el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, en la ciudad de Salta se realizó ayer un homenaje a Alberto Simón Savransky, una de las 11 víctimas de la Masacre de Palomitas, cometida el 6 de julio 1976 en Palomitas, unos 70 kilómetros al sur de la capital salteña. Se inauguró un mural y una placa en su memoria, que fue descubierta por sus hijos Mariano y José María, llegados desde Tucumán junto a sus familias.
La actividad fue impulsada por la Mesa de Derechos Humanos de Salta, que integran organizaciones de derechos humanos.
Profundamente emocionado, Mariano agradeció a quienes llevaron realizaron el mural y la placa que se encuentran en la Plazoleta Gómez Recio, del barrio Portezuelo Sur, en la zona este de la capital salteña, lugar donde “Beto” Savransky vivía desde los años 70, cuando se mudó desde Tucumán a Salta.
“Es nuestra historia y también forma parte de nuestro presente. Para mí hoy es una doble satisfacción” porque no sólo pudo llegar con su hermano José María, sino que lo hizo junto a su propia familia. “Creo que eso es el principal legado”, dijo Mariano.
Por su parte, José María también se emocionó: “Somos nosotros. Venimos de ahí. Que la memoria se mantenga viva a pesar de que cada uno lo vive a su manera y hoy tenemos otro apellido eventualmente, pero todo está dentro nuestro y en nuestra descendencia”, sostuvo. Y agradeció a la organización por “mantener la memoria y por homenajear y honrar a las personas que entregaron todo como para que podamos estar hoy aquí”.
Tanto Mariano como José María llevan el apellido Golman. La referenta de la Asociación de Derechos Humanos Lucrecia Barquet e integrante de la Mesa, Nora Leonard, contó que su madre les cambió el apellido “para protegerlos por las persecuciones que ellos tuvieron que vivir. Se tuvieron que ir del país, se fueron a Brasi y la pasaron muy mal en la época”.
Alberto Simón Savransky era oriundo de la provincia de Tucumán. Nació el 31 de julio en 1947 y fue médico. Militó en la Juventud Universitaria Peronista y en la organización Montoneros. Llegó a Salta en los años 70. Fue detenido en 1975 y asesinado por razones políticas en la Masacre de Palomitas, el 6 de julio de 1976, a la edad de 28 años.
Savransky fue uno de los pocos detenidos que le envió una carta al entonces único juez federal de Salta, Ricardo Lona, que murió en 2022 y fue una figura emblemática del engranaje del terrorismo estatal durante la última dictadura cívico militar. En 2019 el ex juez fue condenado a 15 años de prisión por la desaparición del ex gobernador Miguel Ragone; en cambio, aunque fue imputado no fue juzgado por su participación en la Masacre de Palomitas.
En la carta que Savransky le envió al juez el 8 de mayo de 1975, expresaba: “Fui detenido el 11 de febrero pasado, es decir hace algo más de 100 días, sin que hasta el momento logre entender o justificar, según mi sano juicio, la situación en que me encuentro. Esta se ve agravada por cuanto y pese al largo tiempo transcurrido, no cuento con un abogado defensor, razón por la que le solicito a Vuestra Señoría, se me permita ejercer mi autodefensa, según normas legales y constitucionales”.
La única respuesta de Lona fue la noche del 6 de julio, cuando once detenidos políticos, seis mujeres y cinco hombres, fueron sacados de la cárcel de Villa Las Rosas, en la ciudad de Salta, con la excusa de que iban a ser llevados a un penal de mayor seguridad. Sin embargo, fueron fusilados al costado de la ruta nacional 34, en el paraje Las Pichanas de la pequeña localidad de Palomitas.
En Salta la orden de "traslado" la dio el coronel Carlos Alberto Mulhall, con conocimiento del juez Lona. El receptor fue el director del penal, Braulio Pérez. El "traslado" se iba a hacer al atardecer del 6 de julio.
Además de Savransky, los masacrados en Palomitas son Pablo Outes, Celia Leonard de Ávila, Benjamín Leonardo Ávila, Roberto Oglietti, Amaru Luque de Usinger, Rodolfo Usinger, María del Carmen Alonso, Georgina Droz, José Póvolo y Evangelina Botta.
Si bien todas las víctimas de Palomitas tienen su “Baldosa en Memoria”, colocadas en la Unidad Carcelaria Nº 1, de Villa Las Rosas, la placa que se colocó ayer en homenaje al médico tucumano fue una iniciativa de Alejo, militante por los derechos humanos y vecino del barrio Portezuelo Sur. Tras conocer su historia, habló con sus vecinos y llevó la idea del homenaje a la Mesa de Derechos Humanos de Salta.
“Fue un dirigente muy importante”
Nora Leonard, ex presa política, hermana de Celia Leonard y cuñada de Benjamín Ávila, destacó que el acto fue muy emotivo. “Luchó muchísimo por la gente que menos tiene”, dijo sobre Savransky. Dijo que fue un militante valiente, coherente y respetado por todos, que ejerciendo la medicina y viendo la desigualdad en el acceso a los medicamentos “regalaba los remedios porque su papá tenía una droguería”.
“Fue un dirigente muy importante, que dejó todos sus privilegios de lado y se dedicó a luchar de una manera valiente y consecuente”, sostuvo Leonard. También dijo que le pareció muy emotivo que jóvenes, como Alejo o quienes pintaron el mural, impulsen acciones que permitan mantener viva la memoria. “La gente que pase (por el mural), a lo mejor que no sabe nada, se va a enterar de las cosas que pasaron acá en Salta esos días”, expresó a Salta/12.
Por su parte, Canela Álvarez, docente, promotora de arte e integrante de HIJOS Salta, contó que realizó el mural junto a Rocío Nieto. Para ello, habló con Mariano Golman, quien le mandó una foto de su papá, donde se lo ve “mucho más joven, por lo menos, de la foto que nosotros tenemos en todos los actos”.
“Empezamos a trabajar sobre ese retrato y la construcción de esa imagen icónica (de blanco y negro) que convirtieron las madres y las abuelas en la lucha de la recuperación de sus hijos”, contó. A partir del retrato, el mural se va desarmando desde el torso para abajo y va construyendo la figura de tres personas, las distintas generaciones en una familia. “Eso es lo que dijo Mariano, como que esa memoria seguía presente en su familia porque venir a Salta, por ejemplo, hace que sus hijos le sigan preguntando por qué viene”.
Álvarez consideró que es necesario continuar transmitiendo la memoria. Esta vez con un mural, que “tiene otra presencia y que involucra a la gente a que se pregunte” a qué remite la obra. Y también se trata de la recuperación del espacio público a favor de la comunidad, un nuevo sitio que pueda recordar a compañeros y compañeras detenidas desaparecidas, dijo.
“En la imagen de él (Savransky) también están la de muchos”, puesto que "la mayoría pueda acercarse a la historia” reconociendo incluso “historias de propios familiares u otras historias que hayan sido atravesadas por la dictadura militar”.
Además de las adhesiones de la Secretaría de Derechos Humanos de Salta, la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta, la CTA Autónoma, de ediles capitalinos, también llegó una adhesión de Tucumán.
Con la firma de Cacho Savranzky, del Peronismo Auténtico Tucumán, se ofreció una sentida remembranza del Beto, dirigida a él: “tan solidario en la lucha cotidiana como en la atención de tus pacientes, con esa mirada de grandes ojos y ese cabello claro con rulos, te presentabas ante el mundo y conquistabas con esa sabiduría de los que miran mas allá”. “Mientras estuviste con nosotros en este Tucumán de batallas cotidianas, tu paciencia y firmeza nos acompañaba. Y te fuiste a esa Salta a desplegar sabiduría y compañerismo junto a los grandes que compartieron con vos esos deseos justos de una patria libre y grande”.
La Mesa de Derechos Humanos de Salta está integrada por Famliares de Detenidos-Desparecidos por Razones Políticas y Gremiales, HIJOS Salta, la Asociación de DDHH Coca Gallardo y la Asociación de DDHH Lucrecia Barquet. Además participó la Liga Argentina por los DDHH y la Asociación Miguel Ragone.