Sus palabras se viralizaron rápidamente. Su discurso en la Embajada de Francia traspasó las fronteras. Miles de personas escucharon como Valeria Edelsztein, investigadora y divulgadora científica, al ser reconocida con el premio “Científicas que Cuentan” no hizo un agradecimiento llano: aprovechó el estrado para denunciar, sin vueltas, el brutal ajuste que vive el sistema científico.
Lo hizo con nombres y apellidos: acusó al presidente del Conicet, Daniel Salamone - quien se encontraba a metros - como el responsable de la “destrucción del sistema científico y del semillero de becarios, que es el futuro del país”. Pero también alzó la voz y mencionó a otros hombres y mujeres que con sus investigaciones cambiaron la historia de la ciencia y aportaron conocimiento al país.
Entrevistada por la 750, Edelsztein reveló que el discurso no fue improvisado, y que tenía elegido, palabra por palabra, qué iba a decir durante la ceremonia. “Estamos en una situación bastante particular en la que el negacionismo cobró mucho protagonismo y es un peligro real”, resaltó.
“Era algo que tenía pensado. El discurso estaba elaborado con tiempo, y pensaba las palabras, y sabía que iba a estar presente uno de los problemas de la destrucción. No podía no decir nada. Era un premio por mi labor en la ciencia y era muy hipócrita fingir normalidad”, afirmó.
Además, dijo que tenía el condimento especial de que podría “decirlo en la cara” del propio Salamone. Algo que según la científica es particular, porque permitió “ponerle nombre y apellido a los responsables”.
“Tienen que saber y hacerse cargo del daño que están haciendo. Esto no es algo que pasa. No es que se están destruyendo (solas). Hay decisiones tomadas que están orientadas a esa destrucción, y esas decisiones las toman personas”, añadió entrevistada por Víctor Hugo Morales.
Además, reveló sobre la reacción del funcionario de Javier Milei: “No me dijo nada. Seguimos ahí en el mismo salón un tiempo más porque había otras galardonadas, pero no me dijo nada. Estuvo todo el tiempo con una cara de piedra, que es lo que suelen hacer cuando sufren estos repudios en público”.
A lo que especificó y enfatizó sobre el uso del plural en “repudios”: “Porque no fui ni la primera ni la única. Tiene esa capacidad de no mover un músculo cuando se le dice que se está llevando puesto años de investigación y el futuro del país”.
“Lo que pasa es que la ciencia es una construcción colectiva. Pensar que uno se salva solo es un error tremendo. Esto se hace colectivamente, con las ciencias sociales y naturales. No se habla solo de conocimiento científico, esto se hace en comunidad, entre todos y todas”, añadió.
Y finalizó: “Yo nombré el Chagas porque es uno de los casos específicos que, si lo dejamos libre a las garras del mercado, se moriría muchísima gente. No hay nada más que dos medicamentos que se utilizan y esos los producían compañías multinacionales que decidieron dejar de producirlos porque no eran rentables”.