Ya avisaron los AC/DC: el rock and roll es más difícil de lo que parece. El sueño de la guitarra que conmueve a miles de personas entregadas a un arte eléctrico, brillante y épico, a veces tiene que esperar. Porque hay obligaciones que nadie tiene en cuenta cuando acepta los términos y condiciones de la escena independiente. Por ejemplo, escribir una gacetilla, conseguir fechas, dar notas. O desarmar la sala de ensayo, cargar los instrumentos y los equipos y llevarlos hasta un recinto. Armar el escenario. Tocar. Desarmar. Volver en un flete legal o improvisado que rompe el silencio de la madrugada conurbana con el ruido de un caño de escape solitario que no se parece en nada a una ovación.
A veces ni siquiera hay tiempo para ensayar. Como le pasa a Camionero, que desde el mes de marzo que no hace música en su sala. Ni una nota. Sin embargo, aquí está la banda hoy, una tarde de fines de noviembre, en su búnker de Florida Oeste. Un lugar con olor a humedad (“como corresponde”) y pósters de New Kids on the Block. Un espacio tan pegado a las vías del Belgrano Norte, que hay que esperar que el tren pase para seguir la charla, que empieza por la dificultad de la independencia artística en la era del burnout. “La verdad que estamos tocando mucho, y esto de armar y desarmar, viste...”, dice Santiago Luis, baterista del grupo, a modo de explicación sobre la falta de ensayo. Un argumento que no necesita mayor desarrollo. “Todos los fines de semana tenemos que desarmar la sala, armar la sala, venir en la semana. Y a veces decís ‘Tengo dos horas para ensayar y las gasto armando y desarmando'”, completa Joan Manuel Pardo, Joni, guitarrista y cantante.
Y todo lo hacen solos. “Estamos acostumbrados a tocar en múltiples lugares. Desde el más básico hasta el más complejo. Entonces, siempre y cuando nos podamos arreglar nosotros, nos arreglamos. No tenemos ningún prurito para desarmar nuestras cosas arriba del escenario, o que esté abierto o cerrado el telón. No tenemos ningún flash de estrella de ningún tipo”, dice Santiago, que primero se unió a Joni para formar un sello, Cordillera Discos, que editaba bandas de rock de garage, stoner y blues. El sello empezó en 2014 con lanzamientos de las bandas de Joni (Perro Volador) y Santiago (Jinetes). No pasó demasiado hasta que el sótano de Cordillera se volvió la primera sala de Camionero, que en marzo de 2018 lanzó E.P. I, su debut de cinco canciones.
“Hubo una alineación muy sinérgica entre nosotros dos sobre el género en sí. O los géneros, porque a las dos bandas que teníamos nos gustaba esto: rock and roll, blues, viste. Y nos conocimos y empezamos a pegar onda. En un momento empezamos a producir fechas con Cordillera para Las Sombras, para Los Siberianos. No tenían ni batería y les llevábamos nosotros la batería”, cuenta Santiago, que nació en Comodoro Rivadavia en 1978. “Me vine a estudiar arquitectura a Buenos Aires. Estuve diez años haciendo la carrera, desde el ‘96 hasta el 2006, que me recibí. Ya tocaba desde los doce la batería, con amigos: los Guns, los Ratones, Nirvana”, dice el baterista, que en Buenos Aires siguió su educación musical por todo tipo de géneros, incluso “fantasmeadas intelectuales”, hasta que se dio cuenta de que lo suyo eran “todos los géneros clásicos”. “Escuché mucho, de todo, pero finalmente me sinceré y ahí lo conocí también a Joni”, dice.
Joni, nacido en 1990, vivió los coletazos finales del consumo analógico. “Es muy loco cómo cada uno tiene su propia iniciación musical. Llega un momento en que viene alguien y te dice algo. Y creo que sigue siendo lo más lindo descubrir una banda porque vino alguien y te la dijo”, dice.
Al guitarrista le pasó eso durante su infancia, cuando vivía con una familia que no le daba prioridad a la música: “Hasta que una prima me hizo escuchar Green Day, el disco Dookie. Me hice una copia del casete y me explotó la mente. Y después muchas de mis búsquedas de ese momento tenían que ver con lo que me contaba el kiosquero. Yo decía ‘¿Qué onda esta banda, Pescado Rabioso?’. ‘Si te gusta Led Zeppelin, tenés que escuchar Pescado Rabioso’, me decía”.
Camionero transmite el gusto por esa vieja escuela. No sólo en el sonido del resto de sus discos: E.P. II (2018), Confianza en ti solo (2019), Club Camionero (2021) y Todo lo sólido se desvanece en el aire (2023). También en las imágenes que difunde el grupo y en su ciclo Tracción a Sangre, que tendrá su décima edición el 21 de diciembre en el Matienzo. El show será el cierre para un año exitoso. En 2024 Camionero tocó más de cincuenta veces. Un promedio de un recital por semana en distintos escenarios. Esa noche, el dúo cerrará una nueva temporada de crecimiento progresivo, lento pero firme desde su debut en 2018, que los ubica de a poco en el radar de bandas argentinas a tener en cuenta.
Tracción a Sangre se desarrolló durante todo el año en el club cultural Morrison, de Boedo. Sirvió para alimentar la mística del Camión, una banda que, según sus integrantes, hay que ver en vivo para terminar de entender. “El ciclo es lo que yo siempre soñé poder hacer”, dice Santiago. “Yo veía cuando La Patrulla Espacial tocaba en Matienzo, y sabías que tocaba ahí todos los meses, una vez al mes. Siempre flashé con esa. Iba seguido y veía que era cada vez más, cada vez más. Hasta que en un momento se quedaba gente afuera. Se genera una costumbre. A mí me parece que a toda banda le gusta generar ese concepto. Toda banda quiere tener un lugar fijo para poder desarrollar su público. Y eso es lo que yo siempre quise”.
A partir de la quinta edición, el ciclo se hizo con entradas agotadas. También generó un merchandising de la banda realizado por artistas que acompañan cada fecha con una feria de distintos productos. Se los conoce como El Acoplado. “Era gente que escuchaba la banda, que venía y decía ‘Yo hago esto, quiero hacer esto para ustedes’. Bueno, listo. Vení”, dice Joni. El Acoplado está formado por Gastón “Toto” Páez (conocido como “El Miserable”, en grabados); Luci Luis (textiles); Barbie García (remeras); Juma (accesorios en metal); Rulo (calaveras); Gonzalo Varas (diseño gráfico), y Diego Hómez (fotografía). Camionero, aclaran, no recibe ningún porcentaje de sus ventas. Para 2025, el grupo quiere un disco nuevo. Probablemente cumpla. Como ocurrió en 2020, cuando Joni y Santiago convivieron en plena pandemia hasta tener las canciones de Club Camionero, un disco que quizás, en este momento, alguien esté recomendando durante una charla casual basada en gustos musicales.
Camionero toca el sábado 21 en su ciclo Tracción a Sangre, en el Matienzo, Juan B. Justo 2959. A las 20.