La imposibilidad de que las ambulancias puedan acceder a través de caminos que se encuentran erosionados por la falta de mantenimiento y las lluvias que los inundan, y las complicaciones que sufrió una mujer que estaba en labor de parto, fueron los fundamentos principales para reclamar que el gobierno provincial lleve a cabo acciones para superar esta situación.
El domingo último, una mujer que vive en el paraje La Puntana, en el municipio de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, pasó toda la noche con dolores de parto, tiempo en el que no pudo recibir atención de especialistas médicos, dado que en el lugar solo hay tres auxiliares de enfermería.
Ante la falta de ambulancias, la parturienta fue trasladada en una camioneta (que sería de Marcelo Córdova, ex delegado de Asuntos Indígenas y actual interventor en Rivadavia Banda Norte) hasta el hospital de Santa Victoria Este, a unos 50 kilómetros del paraje. Según lo indicado desde este hospital, la mujer dio a luz el lunes y se encontraba en buen estado de salud.
Pero el hecho y las malas condiciones de los caminos y las dificultades para el acceso a la salud, remontaron a un hecho ocurrido hace diez años, cuando otra una mujer que estuvo en labor de parto pasó por una circunstancia parecida, no había ambulancias y los caminos estaban en pésimas condiciones. Pese a que fue rescatada por un helicóptero y llegó a la ciudad de Salta para ser atendida, falleció.
Desde el Hospital se explicó que en el caso de La Puntana la ambulancia no fue a buscar a la parturienta porque los caminos estaban intransitables.
Por otro lado, referentes indígenas afirmaron que tampoco hay ambulancias. Desde el hospital se dijo que un referente de la comunidad rechazó el vehículo porque pretendía que su hijo la manejara. Y ante ello, la ambulancia fue llevada a Salta.
“Esas pueden ser excusas”, respondió a Salta/12 Pablo Solís, cacique de La Puntana. Afirmó que otro problema es la falta de mantenimiento de los caminos. “Hace dos años más o menos pasaron las máquinas por última vez. Pero solo raspan el suelo, y no lo enripian”, aseguró.
Explicó que si bien desde La Puntana a Santa Victoria Este distan 50 kilómetros, los 18 kilómetros que separan al paraje de la ruta 54 se transitan en poco más de hora y media porque “Hay muchos pozos y el vehículo debe ir muy despacio”, por lo que “para evacuar a un paciente se debe demorar al menos dos horas”.
“Tendrían que hacer el enripiado y es lo que venimos pidiendo desde el tiempo de (cuando era gobernador el hoy senador nacional) Juan Carlos Romero. Pasó (Juan Manuel) Urtubey y ahora este (Gustavo) Sáenz, que estuvo por el camino y sabe cómo está. Y siempre dicen que lo van a arreglar y nunca arreglan”, cuestionó.
También en Santa María
Un reclamo en la misma tónica fue elevado por Antonia Pérez, referente de la comunidad de Santa María, ubicada a unos 20 kilómetros de Santa Victoria Este.
Pérez y otros referentes prepararon una nota dirigida al ministro de Infraestructura, Sergio Camacho. Sin embargo, hasta ayer no habían podido entregar la misiva dado que no tenían dinero para llegar hasta la ciudad de Salta para hacer ingresar el reclamo por mesa de entrada.
Entre las dificultades que afrontan Pérez y los otros firmantes de la carta señalaron las malas condiciones de los caminos que unen a la comunidad con puntos de referencia como el Centro Integrador Comunitario (CIC), el campamento de la Cruz Roja o la salita de Salud.
Los caminos vecinales que conducen a las poblaciones indígenas en su mayoría son de tierra, y cuando llegan las lluvias se anegan dejando aisladas las comunidades. Pérez sostuvo que en el caso de Santa María, hay ocasiones en que las crecidas del río Pilcomayo los atraviesan y cortan los caminos.
Ante ello solicitaron el enripiado de las dos entradas conectadas a la ruta 54: la principal que permite llegar al CIC y a la salita, y una segunda que conecta con la Cruz Roja. Añadieron que mantener los caminos en buen estado es fundamental para poder salir en caso de emergencias sanitarias o hacer diversos trámites en ciudades más grandes.
“Si bien de vez en cuando vienen las máquinas de la Municipalidad para arreglar tirando tierra, no es la solución ya que cuando llueve se degrada dejando (el suelo), en peor estado”, manifestó.