Víctor Hugo Morales analizó en su editorial el crimen del CEO de United Healthcare, la principal prepaga de Estados Unidos, Brian Thompson, en manos de Luigi Mangione. Analizó cómo este crimen puso sobre la mesa de debate los abusos del sistema de salud privado y generó en muchos casos no una reacción de repudio, sino de simpatía.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Luigi Mangione, un joven de 26 años, mató a balazos al capo máximo de las prepagas de Estados Unidos. Lo siguió hasta el hotel donde se hacía la convención de su compañía, ganadora de 25 mil millones de dólares al año. Cuando Mangione explicó los motivos, una oleada de simpatía atravesó los Estados Unidos, hartos todos de los abusos de las corporaciones, del robo escandaloso que se comete a la sombra del capitalismo salvaje.
Mangione, de origen rico, se hartó de sus ventajas. Se fue aislando y terminó en lo que él define como una revolución individual: matar a la bestia. La compañía United Healthcare bajó 10 puntos en la cotización, pero igual termina el 2024 con 25 mil millones de dólares, siete mil más que el año anterior. Las tarifas escandalosas condenan a la muerte a muchísima gente, y Mangione decidió que la factura que debía pasarle a Brian Thompson era la muerte.
Los abusos corporativos en Estados Unidos son tales que, como comentábamos ayer, hay una extraordinaria simpatía manifestada hacia el atacante. Representó el imaginario de millones de víctimas abusadas por las tarifas. Imposibles las revoluciones colectivas del pasado, entre la película Joker y Mangione se visibiliza una traza peligrosa para el futuro de los mafiosos de supuesta legalidad, que deberán vivir más en el anonimato.
Claramente, Mangione mató por el escándalo moral del capitalismo. Se apartó de su familia rica y le dio la muerte a uno de los más conocidos ladrones que operan en las monstruosas legalidades creadas por el capitalismo para robarnos mejor. Cada anotación de su cuaderno apunta a eso: a la justicia contra el sistema, si es necesario por mano propia.
Una definición apasionante sobre el ataque y muerte al CEO fue lo declarado por la senadora Elizabeth Warren, una de las personas presidenciables de los demócratas.
Sobre la respuesta visceral de muchos estadounidenses al asesinato del CEO de la aseguradora sanitaria. Dijo: "La violencia nunca es la respuesta, pero de la gente ya no se puede abusar hasta cierto punto. Esta es una advertencia de que, si abusas lo suficiente de la gente, esta pierde la fe en la capacidad del gobierno de implementar cambios, en la capacidad de la gente que provee de sanidad para implementar cambios. Y empieza a tomarse la justicia por su mano de manera que, al final, será una amenaza para todos."
Efectivamente, ya aparecieron carteles con fotos de otros CEO de las aseguradoras y prepagas bajo el rótulo de "buscados". Basta pensar en la cantidad de gente que matan desde los organismos de salud y en el costo de los remedios. Como dice la senadora Warren, cuanto más perversa y criminal se vuelve la estructura del sistema, más en peligro se ponen los ganadores.
Los abusos están dejando sin una razón moral para contener el impulso vengativo de las víctimas. Más barrios cerrados, más limusinas, más palcos de teatro a oscuras siempre... No alcanzará como solución. Un día, la plata que se roban los asfixiará en el entierro. Y, de vez en cuando, algún Mangione les vendrá a dejar la factura.