“Sufro todos los días de mi vida por haberme inyectado silicona líquida, tomo pastillas para el dolor, estoy muy hinchada por los corticoides pero es lo único que me sostiene para vivir. Mi cuerpo ya no da más. Estoy muy sensible porque la semana pasada enterramos a una compañera, el sábado entró de urgencia a una clínica y falleció el domingo a la noche por las complicaciones de tener silicona en su cuerpo. Esas cosas nos pasan todo el tiempo a nosotras. Hay compañeras jóvenes que se siguen poniendo silicona y tenemos que lograr que tomen conciencia de que la silicona nos mata.”
Una problemática de salud invisibilizada
“Ponernos silicona líquida era la única opción que teníamos por ser pobres”
Cuando se las perseguía y solo podían existir en la clandestinidad, tener un cuerpo de vedette era lo único que podía validar una identidad travesti. Frente a la pobreza y la exclusión social absoluta en la que vivían, para lograrlo, la única opción que tenían era inyectarse silicona líquida en mamas, glúteos y caderas. Los cambios en la apariencia se hacían notar rápidamente. Hoy esa sustancia recorre sus cuerpos y las enferma. Denuncian que el sistema de salud binario no está preparado para brindarles atención y son revictimizadas.
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