Aunque el video de su discurso se viralizó esta semana, Valeria Edelsztein comunica ciencia desde muchos años. De hecho, esta química del Conicet se destaca como una de las divulgadoras más importantes del país. No por casualidad fue distinguida con el premio “Científicas que cuentan” en la Embajada de Francia. A lo largo de su trayectoria, escribió libros (Contemos historias, Sudamericana), contó historias en podcasts y participó en ciclos televisivos (La Liga de la Ciencia, TV Pública). ¿El denominador común? En todos los casos, Edelsztein comparte el conocimiento como nadie. Es clara, rigurosa y contundente. Atributos que puso a funcionar en la lectura del texto que cuestionó con dureza la destrucción del sistema científico y tecnológico protagonizada por su titular Daniel Salamone.

En este diálogo con Página 12, cuenta detalles sobre las repercusiones, ofrece su perspectiva sobre cómo debería ser la resistencia del sector con clave en la comunicación, al tiempo que opina sobre el negacionismo que une a Milei con el que sostienen otros jefes de Estado como Donald Trump.

--Luego de su discurso, ¿pudo hablar con Salamone? ¿Alguien del Gobierno la convocó?

--No, nada parecido. No hubo respuesta, acercamiento ni intento de hablar alguno. Incluso en ese momento tampoco: bajé del escenario y siguió el acto porque había otras galardonadas, a las que sinceramente espero no haberles arruinado la alegría. No es la primera vez, de cualquier forma, que vemos estas expresiones públicas de repudio a Salamone. Él siempre actúa de la misma manera, se queda escuchando sin mover un músculo y luego sigue con su vida. Fuera de eso, tuvo una repercusión que no esperaba bajo ningún concepto, porque tuve un montón de muestras de apoyo y de cariño. Mucha gente se sintió interpelada por las palabras.

--Es que la comunidad científica está siendo muy atacada desde la asunción de este gobierno.

--Sí, por eso, el hecho de que estuviera ahí y dijera esas palabras fue una contingencia, pero hay que saber que se trata de una demanda colectiva. El sector científico y tecnológico resiste desde hace meses, de la misma manera que también lo hacen otros sectores, como los jubilados, la salud y la educación públicas, y tantos actores más. Esto no es una persona o un caso aislado.

--Uno de los aspectos que más se destacaron por estos días fue la valentía que tuvo al decir todo lo que dijo en frente del propio presidente del organismo. El mismo que entregaba el premio…

--Cuando me enteré de que me iban a entregar un premio y que iba a tener la posibilidad de hablar dos minutos ante la presencia de Salamone, pensé automáticamente que tenía una oportunidad. Si me subía y tan solo agradecía el reconocimiento me convertiría en alguien muy hipócrita, porque me siento parte activa de la lucha contra la destrucción de la ciencia. Creo que era el momento para aprovechar y decírselo en la cara; para mencionar con nombre y apellido a los responsables.

--Precisamente, su discurso llegó cuando no hay muchas voces que se animen a esta clase de denuncias contra el gobierno.

--Por eso creo que circuló tanto. Ojalá este puntapié ayude a que las voces se multipliquen. Algunas veces, cuando la lucha se prolonga durante mucho tiempo y cuesta ver avances, uno se cansa y también hay que cuidarse, la salud de cada quien es primordial. Quizás esto ayude a tomar un poco más de fuerzas y de envión para, otra vez, salir a pelear. Por otro lado, muchas personas no se animan a decir las cosas directamente, pero muestran su apoyo mediante redes sociales, con un like o un comentario. Pienso que también es una forma de expresarse.

--¿Cree que quienes no pertenecen a la comunidad científica comprenden lo que sucede con la ciencia?

--En principio pensaba que sí, que la gente conocía lo que está pasando el sector. Las marchas universitarias que tuvimos, o el Festival Elijo Crecer que hicimos hace un tiempo, me daban la pauta de que el reclamo excedía a los de siempre. Sin embargo, ahora me di cuenta de que quizás no. De hecho, muchísima gente se acercó luego del discurso y la viralización del video a decirme justamente que no conocía la gravedad del asunto. Esto nos presenta un reto: evidentemente necesitamos contarlo más, porque no se dimensiona el daño que se está causando a corto, mediano y largo plazo. Comprender que no solo se destruye a la comunidad científica, el trabajo de un sector chico o lo que fuere. Por el contrario, la relevancia de la producción de conocimiento es un pacto social, es algo que debería importar a todas las personas que habitan este país.

--Quizás el mensaje no llegue de la forma en que se espera porque, como parte de su estrategia, el Gobierno abre muchos frentes de disputa al mismo tiempo.

--Coincido, hay muchas situaciones trágicas que están transcurriendo en simultáneo. Por eso, es muy comprensible que la gente también esté viendo cómo afrontar lo que sucede con otras de sus prioridades. Aprovechar este ratito de mucha exposición para mostrar lo que pasa con el sistema científico y tecnológico puede ayudarnos a volver a poner el tema en agenda. Es cierto, nunca se fue de nuestra propia agenda, pero quizás sí se diluye entre todos los problemas que enfrenta la sociedad. Al mismo tiempo, pienso que los científicos y los universitarios tenemos que acompañar otros reclamos, y no quedarnos solo reivindicando lo nuestro. Adquiere otro color la lucha cuando es colectiva.

--Superar la endogamia del campo científico. En su discurso, hay una frase contundente: “Salamone y su gente no entienden a la ciencia argentina como propia”. Aunque el gobierno de Milei se presenta como novedad, esto ya pasó con otras gestiones.

--Lo vivimos, por ejemplo, durante los '90 cuando Cavallo nos mandó a lavar los platos. El Gobierno que está ahora dijo todo lo que iba a hacer antes de asumir; ni siquiera son decisiones movidas por una cuestión económica. Esto es algo que ya afrontamos y que estamos volviendo a vivir. El ajuste del macrismo también se sintió y provocó que en aquel momento mucha gente se fuera del país. La cantidad de personas, de profesionales, que hoy está pensando en irse es enorme. Recuperar esos recursos será difícil; el Estado apostó a su formación a través de las universidades públicas, y probablemente nunca vuelvan si deciden marcharse. Hay casos de científicos que habían sido repatriados y que, en la actualidad, otra vez sienten que los están echando de su propio territorio. Realmente a este gobierno no le interesa la ciencia, no le importa; está convencido de que lo valioso viene dado por lo que decide el mercado. Lo que no saben es que hay muchísimas cuestiones en las que el mercado no asoma ni la nariz.

--¿Cuáles?

--En el discurso hablé del Chagas porque es uno de mis ejemplos favoritos. El mercado la entiende como una enfermedad de pobres, para países pobres, por lo que poco le importa cuántos se mueren a causa de ella. Al no ser rentable, no pasa nada. Ahora bien, ¿el Estado dirá que el combate de este problema de salud pública es en vano porque el mercado decidió que así fuera? La respuesta de los libertarios probablemente sea ‘Sí’, por eso, sostengo que es una discusión de base moral. No tenemos premisas compartidas; me cuesta muchísimo realmente entender cómo piensan. Es un ejercicio que trato de hacer todo el tiempo, pero no siempre sale. Lo que están haciendo con la ciencia es realmente una tragedia.

--Lo que da un poco de vértigo son las conexiones que unen al negacionismo local con el internacional. Volvió Trump…

--Que nosotros tengamos un presidente negacionista del cambio climático, que tengamos legisladores que son antivacunas; y que en Estados Unidos y otras partes del mundo ocurra más o menos lo mismo es sumamente peligroso. Con el poder que tienen es un peligro que necesitamos dimensionar porque vamos a tener nuevos brotes de enfermedades. El cambio climático seguirá avanzando si no hay un acuerdo internacional que permita combatirlo de alguna manera. Y eso, como sabemos, va a provocar que quienes son más vulnerables sufran más. Aparecerán nuevas enfermedades y se profundizarán algunas que ya tenemos. Claramente necesitamos gente muy formada que pueda pensar nuevas formas de lidiar con esta transformación del mundo y todos los cambios que vamos a vivir en las siguientes décadas. Hay un oscurantismo a nivel general que realmente me angustia muchísimo y genera impotencia.

--Usted fue distinguida por el modo en que difunde conocimientos. ¿Qué es lo más disfruta de comunicar y por qué?

--Creo que contar historias es necesario para poder entender a la ciencia en su contexto y para poder cuestionar una imagen muy arraigada que la define en términos de objetividad. Así como también, esa idea de que está hecha solo por personas brillantes con mentes maravillosas. En verdad, el conocimiento se parece más a una construcción colectiva, atravesada por grupos con motivaciones e intereses; que las ideas son hijas de su época y que, aunque a veces se encarnan en algunas personas, están plagadas historia. Si no eran Newton o Einstein serían otros los responsables; tenemos que olvidarnos de los nombres propios y comenzar a pensar el tema como algo que se hace en conjunto. Porque es eso: algo de todos y todas.