Suena un piano que no dice nada y la música funcional se mezcla con los sonidos de bar: cubiertos, exprimidora, máquina de café. Lo intrusivo contrasta con la voz suave, muy suave, de Juana Molina que se disculpa por poner una alarma en el teléfono: en una hora tiene que salir corriendo a hacer un trámite. “Ay, me late el ojo”, dice mientras manipula el celular.

Han sido meses intensos. Retomó la aEn el barroEl marginal)HaloRaraExhaloHalo