Un trozo de carne (una raíz de plátano intervenida). Un altar de huesos. Calaveras y esqueletos. La infaltable Angelita y una virgen de la Tosquera. Una caja con párpados. Una mujer que se prende fuego. El universo literario de “la reina de la oscuridad y el temor” del Río de La Plata, Mariana Enriquez, es una constelación que se expande hacia las artes plásticas. El sábado pasado se inauguró en la galería Mite Como para no estar muerta con este día, 70 pinturas, grabados, esculturas, piezas textiles y fotografías de fan art que están inspiradas en la obra de la autora de Nuestra parte de noche, premio Herralde de novela en 2019.
Oscuridad con una paleta alegre
Formar fila y esperar para entrar a la galería es una promesa de felicidad (o una manera de la paciencia) que las lectoras y lectores de Enriquez disfrutan sin protestar. Como si fuera parte del ritual de acompañar a la escritora en todo lo que haga o tenga que ver con su mundo creativo, como cuando se animó a subir al escenario del teatro Coliseo con No traigan flores. En los intervalos de este espectáculo que se estrenó en marzo del 2023 se proyectoran algunas de las ilustraciones que le enviaron durante la pandemia, trabajos especialmente creados a partir de lo que significó leer Nuestra parte de noche durante el confinamiento.
Como para no estar muerta con este día -título que viene de una frase del cuento “Las fotografías” de Silvina Ocampo, incluido en el libro La furia- está curada por un “cuarteto”: la propia autora de los libros de cuentos Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego y el más reciente, Un lugar soleado para gente sombría; la periodista cultural inglesa Vanessa Bell y los directores de la galería Mite: Marina Alessio y Nicolás Barraza.
“Uno se imaginaría obras en paletas apagadas cargadas de oscuridad, pero lo que más llamó la atención a la hora del montaje fue que la sala fue tomando vida, obras con humor, muchas realizadas en colores alegres”, plantea Bell en el texto de la muestra. “Mariana, tanto ella como protagonista como sus escritos, ha generado un fenómeno cultural muy marcado. Su IG es un espacio donde comparte dibujos y obsequios creativos de sus fans con frescura y sin prejuicio, entre posteos y stories adulando sus propios ídolos de Hollywood o de la escena alternativa musical. También las fue proyectando en sus lecturas y shows”, agrega una de las curadoras que realizó dos convocatorias en las que se presentaron más de 1000 obras. “La respuesta que tuvimos confirmaba que Mariana no se limita a las páginas escritas. Recibimos un diluvio de entregas, desde tangos, coreografías hasta obras de teatro, siempre variado, siempre una interpretación muy única y personal, Mariana y su universo un disparador mágico y una fuente de inspiración inagotable”.
Bell confiesa a Página/12 que están “impactados” por la calidad de las obras de Antonia Córdoba, Carlos Rivolta, Brenda Opazo, Juan Martín Diez, Abigail Freijomil y Cristina San Martín, por mencionar apenas un par de nombres entre los 70 que participan. “Hay mucha gente que no es artista, que es amateur", aclara una de las curadoras. "Me llamó la atención también la variedad de técnicas y formas de expresar lo que inspira la obra de Mariana. Mi idea preconcebida es que todo iba a ser un poco lúgubre, colores apagados más vinculados con estas ideas de lo siniestro, quizás blanco y negro, color rojo sangre. Pero nada que ver; hay cosas siniestras en colores alegres. Me pareció reinteresante que se pudiera manifestar algo oscuro a veces de una forma naïf”.
Una mosca observando
Bell evoca los relatos de Las cosas que perdimos en el fuego porque hay obras en las que aparecen mujeres que se queman o están rodeadas de fuego. “Muchos de esos cuentos están anclados en descripciones de Argentina, de lugares o fenómenos de nuestra cultura. El fuego lo pienso como algo disruptivo, como un estallido, como algo destructivo", analiza la curadora. "Mariana se ha inspirado en la cultura argentina para crear mundos perturbadores o angustiantes, pero después de esta idea de destrucción, o sea el fuego que es una cosa que destruye todo, aparece el ave fénix que vuelve a resucitar. Pero no es algo que me haya llamado tanto la atención el fuego, sino las referencias muy vívidas de la idiosincrasia de la cultura argentina”. Bell subraya que Enriquez logra atrapar a sus lectores desde la primera página. “Tiene el don de borrar los límites entre la literatura y la vida real y eso te permite sentir que sos una mosca que está observando, casi como un voyeur”. Los paisajes, climas o personajes que describe, observa la curadora, generan “una reacción visceral del lector”.
“Más niños malos que fuego”
Enriquez afirma que percibe su universo literario como “muy colorido”, algo que se puede comprobar al visitar esta exhibición de fan art. “La oscuridad es más bien un estado de ánimo o una atmósfera; pero no necesariamente son imágenes que tengan que ver con lo oscuro, en el sentido de cómo percibimos con los ojos el mundo real. Pienso en relatos como ‘La Virgen de la tosquera’, adolescentes bajo el sol nadando en una tosquera suburbana en pleno verano. O incluso en Nuestra parte de noche, que hay partes que transcurren en Londres en los años sesenta, con pura psicodelia, puros colores; o el litoral y la tierra roja de Misiones. Lo oscuro es más bien un adjetivo, una descripción de las imágenes; entonces no me extraña en absoluto que las imágenes de la muestra sean coloridas”.
La diversidad de técnicas utilizadas en las obras -hay títeres, escultura, grabado, ilustraciones, pinturas- es un detalle que asombró a Enriquez. “Me sorprendió que hubiese obras inspiradas en muchos de mis libros, como una pintura muy grande que es sobre Bajar es lo peor; hay mucho de Nuestra parte de noche, pero también hay cosas del libro nuevo (Un lugar soleado para gente sombría), por ejemplo, una ilustración de diferentes colores hechos de lágrimas, que es un cuento sobre unos vestidos malditos en una obra de arte textil; hay una fotografía del cuento ‘La Hostería’, que es un momento en el que unas nenas ponen unos chorizos adentro de un colchón, y otros que no son tan claramente atribuibles a un libro. También está la escultura de Juan como médium y una foto hecha con inteligencia artificial de Juan y Gaspar (protagonistas de Nuestra parte de noche)”, repasa Enriquez algunas de las obras que integran la muestra.
“No sé cómo veo la cuestión del fuego en mi obra”, dice Enriquez y se queda pensando unos instantes. “Lo que pasa es que el cuento (‘Las cosas que perdimos en el fuego") impresionó mucho y termina siendo muy representado, pero yo diría que hay más niños malos que fuego”.
* Como para no estar muerta con este día se puede visitar de miércoles a viernes de 15 a 19 en la galería Mite (avenida Córdoba 380), con entrada libre y gratuita, hasta el 7 de febrero de 2025.