Las casualidades también existen y se pueden convertir en creaciones artísticas. En el verano de 2021, en medio de la segunda ola de Covid-19, el productor y baterista Esteban Blanca, y la cantante y compositora Rojobarcelo, se encontraban de gira en las costas uruguayas, en playa La Juanita, José Ignacio. En esos días se había incendiado un centro cultural de un productor amigo y la dupla de músicos argentinos se ofreció a tocar en un recital a beneficio para reconstruir el lugar. “El dueño del lugar nos cuenta que al evento iba a venir Chico César a cantar y nos propuso abrir ese show. Ahí lo conocimos a Chico y desde ese momento pegamos mucha buena onda”, cuenta Rojobarcelo. “Al otro día Chico nos dijo: ‘Me voy a quedar unos días acá, este lugar me encanta, vénganse a casa’. Fuimos a comer, después a la playa y así sucesivamente ¡Cuatro meses terminamos conviviendo!”, recuerda la cantante argentina.

Debido a las restricciones de ese momento para viajar, Blanca, Rojobarcelo y el cantante, guitarrista y poeta brasileño Chico César convivieron ese período sin planearlo en La Juanita. Las caminatas por la playa, las charlas cotidianas, las comidas compartidas y las rondas musicales dieron como resultado el disco Belezas pra Nós (2024), que presentarán este sábado 14 de diciembre a las 20.30 en La Trastienda (Balcarce 460). “Nosotros en el medio de todo eso contábamos en la que andábamos y todo el mundo nos decía: ‘Ni se les ocurra volver, ustedes están allá viviendo una película feliz’. Los meses fueron pasando y todo naturalmente se fue dando también para la composición de este disco”, cuenta Blanca sobre el contexto casual en el que surgió el disco. “Lo lindo es que fue una conexión realmente genuina: estábamos ahí varados y se fue armando un vínculo muy profundo”, suma Rojobarcelo.

“No, no fue un desafío. Fue una diversión”, precisa Chico César sobre esos días de encuentro y composición musical. “Nos divirtió mucho el hecho de estar juntos en aquel lugar maravilloso, La Juanita. Nos encontrábamos para cocinar, contar historias, reírnos y tocar, y las composiciones fueron naciendo naturalmente”, cuenta sobre la trastienda. “Lo más interesante que envuelve la creación de este disco es el lugar mismo: el hecho de estar en La Juanita durante esta pandemia mundial, en un lugar en el que había pocas personas y casi ninguna posibilidad de contagio. Caminábamos uno o dos kilómetros hasta la playa y no había nadie. De la playa íbamos a la laguna y de la laguna volvíamos a casa. Casi no encontrábamos a nadie por los caminos. Así que esta situación fue realmente la más determinante e interesante en la realización del disco”, sostiene el autor de “A primera vista”.

-¿En qué momento apareció la idea o la posibilidad de componer música juntos?

Rojobarcelo: -Fue pasando naturalmente. Una juntadita, un fogón. Nosotros no estábamos conviviendo en la misma casa pero estábamos a dos cuadras. Lo invitábamos a comer y después de la comida nos poníamos a tocar, y surgían ideas. Al otro día las repetíamos, y empezaban a adoptar una personalidad y a convertirse en canción. Las grabábamos primero en el celular y como Esteban se llevó la placa, grabamos después con la placa y un micrófono. Y así empezaron a salir canciones.

Esteban Blanca: -En un momento nos mudamos a una casa donde había un piano y en la parte de arriba una batería. De repente empezamos a grabar con la placa y a ponerle letra a la música. También la magia de Chico es tremenda a nivel poético. Nunca había convivido tanto tiempo con una persona que tuviera tanto vuelo en la parte de escritura. De repente, yo tiraba una idea en el piano, y él me decía que siguiera tocando y se ponía a escribir. María (Rojobarcelo) y Chico ajustaban las letras, y yo me encargaba más de la parte musical y de producción.

Rojobarcelo: -El hielo se rompió en el momento cero cuando fuimos a caminar por la playa o cocinábamos. Fue todo tan cotidiano nuestro vínculo que realmente era como estar zapando con un amigo más. Sí se notaba la impronta de Chico, o el poder de la palabra y poesía cuando agarrábamos el lápiz para hacer una letra. Él desde su lugar de maestro también fue muy humilde, siempre me consultaba y me daba mi lugar. A veces él arrancaba haciendo una secuencia de acordes y yo empezaba a cantar una melodía. En el disco también hay una canción de Chico que se llama "Estado de poesía", que a mí me encantaba, entonces hicimos una versión en español y portugués.

Si bien el disco transita por diferentes estados y paisajes musicales –de la saudade de “Longe de Río” a la euforia festiva de “Vive livre” o la tropicalista "É preciso navegar", en las once canciones predomina un pulso pop y un tono optimista o esperanzador, que se refleja sobre todo en la carnavalesca “Primavera Nasce”. La letra de la canción menciona que la primavera es un buen momento para "nacer", refiriéndose no solo a las flores, sino también a una nueva era; una estación que simboliza el renacimiento y la renovación. “La vez pasada en una entrevista nos decían que el disco era muy festivo y alegre para el contexto mundial. Creo que fue una forma de equilibrar todo lo que estaba pasando en el mundo, que era horrible, con la realidad que nosotros estábamos viviendo, que era una realidad bizarra y paralela. Tratamos de equilibrar esos polos opuestos”, explica Blanca.

“Más que buen humor, teníamos esperanza”, confirma César sobre el estado de ánimo de esos días, que contrastan con la actualidad. “Esperábamos que la pandemia pasara, que el mundo sobreviviera y que mejorase. Así que el disco trae ese optimismo, esa celebración de la vida, de los afectos, de la amistad, del amor, con una frescura y una fuerza casi juvenil de nuestros primeros afectos y amores, porque estábamos redescubriendo ese sentimiento prácticamente adolescente, que es casi como ‘volver a los 17’, y ver al mundo con un nuevo ojo, un ojo libre, fresco. Y creo que las canciones del álbum están atravesadas por esa mirada”, entiende. “También la idea era salir y abrazar con este disco, brindar alegría después de estar con la muerte acechando durante la pandemia. Tirar más pálidas no era la idea”, suma Rojobarcelo.

-¿En los últimos años ha crecido la interacción entre artistas de Brasil y la Argentina?

Chico César: -Tengo la impresión de que Brasil se ha abierto más a los países hermanos, a los otros países de América latina y América del Sur, porque Brasil es muy autosuficiente musicalmente, y eso nos hace a veces cerrados para dialogar con los otros países. Eso arranca por la barrera de la lengua, pero, antes de todo, creo que ese sentimiento de autosuficiencia en realidad es falso. Nadie es autosuficiente, ningún país; ningún lugar es suficiente para prescindir del encuentro con el otro. Ahora siento que hay otra percepción y hay políticas nuevas desde el Mercosur, por ejemplo. También colaboraron los encuentros de Mercedes Sosa con artistas brasileños como Milton Nascimento, Gal Costa, Caetano Veloso, Chico Buarque. Después de la generación del rock, Fito Páez siendo grabado por Gal Costa; también los encuentros de los rockeros argentinos con Os Paralamas do Sucesso o Titãs. Creo que los otros países siempre fueron más abiertos que Brasil y que el problema es nuestro, pero cada vez más los artistas jóvenes brasileños se encuentran con otros artistas de América latina y de otros países.