Un nuevo descubrimiento puso en alerta a la comunidad científica: las bacterias espejo, organismos creados en laboratorios, podrían ser una de las mayores amenazas para la vida en el planeta. Aunque tienen un gran potencial en la medicina y la biotecnología, expertos advierten que su creación podría tener consecuencias graves para la salud humana, los ecosistemas y los seres vivos en general.
Las bacterias espejo son versiones modificadas de bacterias normales, creadas mediante técnicas de biología sintética. Los científicos alteran sus estructuras moleculares para crear organismos cuya química es un reflejo de las bacterias tradicionales. Sin embargo, su principal peligro radica en que estas bacterias son casi invisibles para el sistema inmunológico de los seres vivos, lo que les permite eludir las defensas naturales del cuerpo.
El riesgo para la salud y el medio ambiente
El problema con las bacterias espejo es que, aunque tienen aplicaciones potenciales en medicina, pueden convertirse en un peligro real para la biodiversidad. Al ser tan diferentes de las bacterias comunes, pueden escapar a la acción de los antibióticos y propagarse sin ser detectadas, lo que podría afectar gravemente a humanos, animales y plantas.
Según Vaughn Cooper, microbiólogo de la Universidad de Pittsburgh, estos organismos podrían volverse invisibles incluso para los virus que normalmente atacan a las bacterias. Esto haría que las bacterias espejo se propaguen sin control, lo que podría alterar los ecosistemas y poner en riesgo la salud global.
La advertencia de los científicos
Un grupo de 38 científicos, entre ellos premios Nobel, pidieron que se frenen los estudios sobre las bacterias espejo debido a los riesgos que implican. En un artículo publicado en Science, los expertos señalan que, hasta que no haya pruebas claras de que estas bacterias no representan una amenaza, no deberían seguir investigándose.
Las bacterias espejo podrían ser útiles para desarrollar nuevos medicamentos, pero los riesgos de su creación podrían ser demasiado grandes. Los científicos insisten en que se debe tener mucha cautela antes de seguir experimentando con estos organismos, ya que las consecuencias para la salud y el medio ambiente aún son inciertas.