La Municipalidad de La Plata ultima detalles para la inauguración del Centro de Operaciones Municipales, prevista para la semana que viene, en la intersección de las calles 20 y 50 de la capital. 

Según cuentan en la capital, durante la gestión anterior el edificio funcionó como un  depósito de vehículos secuestrados que en la práctica era un basural. Tanto es así que vaciarlo requirió más de cien camiones llenos. Ahora, concentrará una serie de tareas que hasta ahora se encontraban físicamente dispersas, pero también orgánicamente inconexas. 

El edificio de tres plantas contará con salas de monitores, sala de situación para contextos de emergencia y áreas de capacitación. Todo ello, acompañado de una fuerte inversión en tecnología: dos videowalls que están entre los más grandes de la provincia y el país, uno de 13 metros por 1,2 y otro de 7 por 2,4, compuestos por 63 pantallas LED cada uno, 30 puestos de control y 8 estaciones de trabajo para responder a requerimientos judiciales.

A propósito de esta obra, Buenos Aires/12 conversó con el secretario de seguridad del gobierno municipal, Diego Pepe, quien detalló su visión y la del intendente Julio Alak acerca de uno de los temas más sensibles y reclamos más recurrentes de los platenses en los últimos anos.

Para este abogado, experto en derecho procesal, padre de cinco hijos, hincha de Gimnasia y presidente del club CRISFA, que antes trabajó como director de Política Criminal de la subsecretaría de Investigación Criminal del ministerio de Seguridad de la Nación en tiempos de Aníbal Fernández, la gestión anterior descuidó dramáticamente el área, hecho que se expresa en datos numéricos como la cantidad de móviles disponibles (16 para 940 km2) o de cámaras desconectadas (350 de 800).

Un dato que ilustra el punto de partida de la gestión es aportado por otro funcionario del área: los móviles ni siquiera estaban en condiciones, los agentes que debían labrar actas por no usar cinturones de seguridad se desplazaban en vehículos sin cinturones de seguridad.

-- ¿Con qué se encontraron cuando asumieron en materia de seguridad?

--No quiero calificarlos, pero por lo que encontramos al asumir, la política de seguridad de la gestión anterior combinaba un discurso punitivista fuerte, con mucho de puesta en escena. Te lo puedo ejemplificar de muchas maneras. Había 800 cámaras en toda la ciudad, pero de ese total, cerca de 350 no funcionaban por cortes en la fibra óptica.

--¿Y ahora?

--En este primer año duplicamos la cantidad de cámaras, tenemos un objetivo que es llegar a las dos mil doscientas y nunca, ni remotamente, tenemos ni esa cantidad ni ese porcentaje de cortes de fibra. Significa que los cortes de fibra no se reparaban.

--¿Es un trabajo complejo o costoso?

--Es un trabajo muy específico que lleva tiempo. No lo hace el personal municipal sino que hay que contratar un proveedor externo. Los cables de fibra óptica, según su grosor, tienen distinta cantidad de “pelos”, como se llama a los capilares que convierten los datos en impulsos lumínicos para su transporte, que se conectan uno por uno y eso lleva tiempo. Entonces, por un lado había cámaras que no funcionaban, que tal vez cumplían la función de disuasión, pero no podían aportar imágenes en tanto pruebas a un proceso judicial. Y todo el sistema de transporte de imágenes estaba dañado, entonces en vez de enviarse por fibra se enviaban por antenas, que tienen una calidad de definición mucho menor. Conclusión, tampoco servían como elemento probatorio.

--Si las cámaras no funcionaban, tampoco necesitaban un gran sistema de monitoreo.

-- Claro, los turnos eran de siete u ocho operadores cada uno. Nosotros lo ampliamos, lo llevamos a la escala que entendemos que necesita la ciudad. Tampoco se requiere mirar todas las cámaras todo el tiempo, porque ahora los sistemas permiten que en los lugares de menor tránsito el operador fije un perímetro y la cámara emita una alarma si detecta movimiento. De esa manera, los controladores pueden concentrarse en observar los lugares de mayor densidad de movimiento: los alrededores de las escuelas, o la zona del pasaje Dardo Rocha.

--¿Y el patrullaje?

--Ahí también realizamos una modificación importante. En diciembre, cuando asumimos, la ciudad contaba con tan solo dieciseis móviles para recorrer 940 kilómetros cuadrados. Hoy son más de cien. El modelo anterior era estático, basado en garitas de monitores descentralizado. Cada garita tenía las pantallas, tenía sus controladores pero no estaban conectados al sistema. Entonces, pagaban sueldos, pagaban baños químicos, ponían una cantidad de recursos públicos, pero la función no se cumplía. Nosotros entendemos que el mejor modelo es el dinámico. En vez de tener a los controladores en puntos fijos, es preferible que circulen. Por eso la inversión en móviles.

--¿Eso responde a una demanda concreta de los platenses o es una decisión del Ejecutivo?

--En este tiempo tuvimos, mis funcionarios y yo, más de ochenta reuniones con vecinos en distintos barrios del distrito. Casi dos reuniones semanales. Sólo así podemos escuchar, relevar y conocer de primera mano las necesidades del territorio.

--¿Cómo es esa dinámica?

--Simple. Se comunican por alguna necesidad concreta, puntual. Nosotros concurrimos, escuchamos, evaluamos las opciones y decidimos un curso de acción. Después observamos los resultados, los comentarios de los vecinos y el grado de satisfacción. A veces hay que volver, como nos pasó últimamente en Sicardi. Ese elemento es central en nuestra concepción de la seguridad.

-- ¿Hay articulación con el Ministerio de Seguridad de la Provincia?

--Muchísima. Nosotros somos plenamente conscientes de que en este aspecto el actor central es otro, es la policía. Y no tenemos ninguna intención de competir ni de desarrollar una policía propia, para nada. Al contrario, creemos que la cooperación y la articulación entre ambos actores es lo que produce los mejores resultados. Nuestra tarea tiene que ver, primero, con la prevención y la preservación del espacio urbano, en algunos casos como cuando hay espectáculos públicos masivos, con la contratación de adicionales, y luego con el intercambio de información. 

--¿Ustedes aportan datos del territorio?

--Claro. Ellos van conformando su propio mapa del delito, pero se completa con lo que nosotros les brindamos, porque somos los que mantenemos relación directa con los vecinos. Por ejemplo, en su mapa cierta zona aparece como fría, pero nosotros le aportamos testimonios o novedades, que hacen que se vuelva caliente. Y en base a eso se modifica la disposición de los recursos.

--¿Y esto ocurría durante la gestión anterior, por encima de las diferencias políticas?

--Sólo puedo guiarme por los comentarios que escucho por parte de los funcionarios provinciales. Ellos están muy contentos con este modo de trabajo colaborativo que hemos establecido, que no tenía muchos antecedentes recientes.  

--¿Que uso se le dará a toda esa inversión en tecnología va a generar datos?

--Esos datos van a alimentar nuestros sistemas, que a su vez interactuarán con una aplicación, que simplificará la relación del vecino con el gobierno local. Desde allí podrá tanto realizar trámites como denunciar árboles caídos. Por ahora está en fase de prueba, la estamos usando funcionarios y ajustando detalles. Pero pronto va a estar operativa, disponible para todos.