El flamante primer ministro de Francia, François Bayrou (foto), es reconocido en su país como uno de los mayores expertos en la figura del rey Enrique IV de Navarra, a quien la leyenda le adjudica la frase "París bien vale una misa", con la que logró poner fin a las sangrientas guerras de religión entre católicos y hugonotes en el convulsionado siglo XVI. Nacido cerca de Pau, la tierra natal de su admirado monarca, Bayrou tiene ahora por delante un desafío monumental: reconciliar a tres sectores que tienen paralizada la política francesa, un logro que coronaría sus cuatro décadas de trayectoria, repartidas entre la política local, el Parlamento Europeo y dos ministerios.
Líder del Movimiento Demócrata (MoDem), este filólogo hijo de agricultores entró en la política con 25 años como consejero departamental de Pirineos Atlánticos, donde se sitúa su feudo de Pau, del que todavía hoy es dueño y señor. Desde ahí fue dando pasos en el rubro y al año siguiente obtuvo su primer escaño de diputado, que no abandonó hasta 2012.
En el camino, fue moldeando su propia identidad: la de un político atípico, decidido a trazar un rumbo propio, alejado del gaullismo, pero al mismo tiempo vinculado a él. Su consagración nacional llegó con su nombramiento en 1993 como ministro de Educación, en un gobierno de derecha durante la presidencia del socialista François Mitterrand. Para entonces ya tenía su perfil propio como centrista y en las europeas de 1999 encabezó una lista propia contra el socialista François Hollande y el conservador Nicolas Sarkozy.
En 2002, 2007 y 2012 se presentó a la elección presidencial en Francia, sin éxito, y en 2017 decidió apoyar al presidente Emmanuel Macron y este le correspondió nombrándolo ministro de Justicia, cargo en el que sólo estuvo 34 días. Una investigación judicial sobre la contratación fraudulenta de asistentes en el Parlamento Europeo lo forzó a dejarlo. En febrero de este año, la justicia condenó a MoDem pero absolvió a su fundador en nombre del "beneficio de la duda". Aunque el caso sigue abierto después que la fiscalía apelara la sentencia, esto no impidió su nombramiento.
La incertidumbre ahora es saber si logrará una mayoría parlamentaria. A sus 73 años, la misma edad que su antecesor en el cargo, Michel Barnier, Bayrou deberá maximizar su credo ideológico: romper líneas entre la izquierda y la derecha para crear sinergias que sublimen las fuerzas del país. La composición del futuro gobierno en los próximos días y sus prioridades serán claves.