La propagación del nerviosismo en las filas libertarias tras la detención in fraganti del senador aliado Edgardo Kueider, la imposibilidad de frustrar su expulsión de la Cámara Alta y la necesidad imperiosa de proteger de algún modo al mochilero caído en desgracia en Paraguay derivaron ayer en un original nuevo capítulo de la interna entre Javier Milei y Victoria Villarruel. El presidente, desde Italia, se sumó al coro de operadores que pusieron en duda la validez de la sesión legislativa, con el argumento de que para entonces –con Milei cruzando el Atlántico– la vicepresidenta debía estar al frente del Poder Ejecutivo y, por ende,  no podía encabezar la sesión del Senado. Sugirió que es “inválida” y que “se podría hacer nuevamente”.

“Violenta la división de poderes”, lanzó el Presidente, en un antológico rapto de republicanismo. Villarruel se defendió desde las redes sociales: dijo que el traspaso se concreta cuando lo notifica el Escribano General de Gobierno, trámite que se realizó después de la sesión. “No incumplí ninguna Constitución, en tal caso el incumplimiento es de otros”, le devolvió la pelota. El constitucionalista Andrés Gil Domínguez confirmó la necesidad del acta escrita que acredite el traspaso y añadió que sin ese paso, “el Presidente no estaría constitucionalmente habilitado para salir del país”.

El primer alfil del oficialismo que instaló la supuesta irregularidad tras la votación que puso fin al mandato de Kueider fue Carlos Pagotto, oriundo de La Rioja igual que Martín y Lule Menem, asesores claves de Karina Milei. En paralelo, por los medios, fue el veterano exsenador Eduardo Menem (padre de Martín) quien instaló públicamente el cuestionamiento sobre la validez de la sesión. Desde el entorno de Villarruel lo negaron de inmediato y afirmaron que “estaba habilitada”, tal como consignó ayer Página/12.

Por la mañana, el aparato de comunicación de la Casa Rosada reforzó la acusación al difundir un chat del martes en el que le informaban a la secretaria de Villarruel que Milei viajaría a Roma el jueves al mediodía. También lanzó un documento interno que se oficializó en el Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE), que también daba cuenta del viaje.

Milei insistió en esa línea en una charla radial con Luis Majul, en la que se refirió a su vicepresidenta como “la doctora Villarruel”. Afirmó que había sido notificada 48 horas antes del viaje y que “la escribanía interactuó con su secretaria, por lo que también fue notificada”. “El mismo jueves, el propio (vocero Manuel) Adorni confirmó que yo estaba viajando a Italia y eso fue diseminado por todos los medios. Pero además, cuando yo termino de firmar, el escribano la llama insistentemente (a Villarruel) y después le escribieron a la secretaria, que tampoco contestó”, abundó.

“No se puede hacer lo que hizo, porque la Argentina tiene un sistema republicano”, mutó Milei en defensor de principios. “Así funciona el sistema de contrapesos. En el momento que yo entro de viaje automáticamente se produce la acefalía, entonces queda a cargo del Ejecutivo. Si preside la sesión del Congreso, está trabajando en el Poder Legislativo, pero al mismo tiempo es Presidente de la Nación y eso violenta la división de poderes”, lanzó Milei, que en su primer año de gestión transformó al Congreso en un jarrón chino y firmó 46 decretos de necesidad y urgencia. En esa línea, tildó de “inválida” la sesión y sugirió que “se podría hace nuevamente, porque dados los números está claro que todos queremos a Kueider afuera”.

Villarruel retrucó a los cuestionamientos en la red social X. A un usuario que la acusó de incumplir la Constitución le respondió que “cumplo (el rol de presidenta) cuando me notifica un escribano que es enviado por el Ejecutivo. El traspaso de poder lo hace el Ejecutivo. Yo sólo acato y firmo. Lo cual hice a las 19 hs. del día jueves. Así que no incumplí ninguna Constitución, en todo caso el incumplimiento es de otros”.

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Tanto el artículo 88 de la Constitución como la Ley 20.972 de acefalía establecen que la vice reemplaza al presidente en caso de ausencia por viaje al exterior, pero “en dicha situación debe existir un acta suscripta por el Escribano General de Gobierno que acredite formalmente el traspaso de mando”, explicó el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, que dejó en evidencia las desprolijidades administrativas del gobierno. Si eso no ocurre se produce “un vacío formal de poder basado en una situación anómica o constitucionalmente irregular”, léase lo que de hecho ocurrió desde que Milei despegó al mediodía rumbo a Roma. 

“La Vicepresidenta Victoria Villarruel en ningún momento asumió formalmente el ejercicio del Poder Ejecutivo y, por ende, nunca estuvo en una situación de simultaneidad de cargos –Vicepresidenta a cargo del Poder Ejecutivo y Presidenta de la Cámara de Senadores– que hubiera generado la nulidad de la sesión del Senado que dispuso la expulsión de Edgardo Kueider”, destacó.

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“Aun en el supuesto de considerar que la asunción del Poder Ejecutivo en caso de acefalía temporal del Presidente es automática y que esto hubiese inhibido a la Vicepresidenta Victoria Villarruel en el ejercicio de la presidencia de la Cámara de Senadores, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre legitimación caso o controversia, el único afectado que podría impugnar judicialmente la sesión sería Edgardo Kueider, que a la vez, tendría que demostrar el perjuicio directo e inmediato que esto le ocasiono (debido a que no es viable la nulidad por la nulidad misma)”, precisó Gil Domínguez.