La liberación del excabo Alejandro Acosta, condenado por el crimen de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, generó una ola de repudios, que derivó este sábado en un escrache en la casa del policía.

La convocatoria fue en Roca Negra, en Camino General Belgrano y Méndez. Movimientos sociales y grupos de izquierda se acercaron hasta allí. "La justicia nos paga liberando a los asesinos", afirmó Alberto Santillán, padre de uno de los dos jóvenes asesinados el 26 de junio de 2002 en el Puente Pueyrredón.

La liberación de Acosta se produjo mientras desde 2014 hay un pedido pendiente para que se considere impescriptible la masacre de ese día, a la espera de que se determinen las responsabilidades políticas.

Acosta fue condenado en enero de 2006 a cadena perpetua, junto con el excomisario Alberto Fanchiotti, y ahora se beneficia de la libertad condicional, lo cual generó indignación. Lo dejaron libre a fines de octubre pasado y ahora se especula con que pronto haya un beneficio para Fanchiotti, principal responsable policial de lo que pasó, según demostraron las fotos publicadas 24 horas después de la emboscada contra quienes se manifestaban.

El doble crimen causó un terremoto político en aquella Argentina en crisis total. La indignación por las imágenes divulgadas horas después fue rotunda, que se desmentía la versión oficial, que hablaba de choques con la policía. Las fotos mostraron una auténtica cacería humana en la estación de Avellaneda.

El entonces presidente, Eduardo Duhalde, debió adelantar la convocatoria a elecciones como respuesta a lo sucedido, en un momento de extrema fragilidad política.