Un relevamiento realizado a lo largo de este año a través de asambleas en 30 de los 119 barrios populares que posee Rosario -en los que habitan más de 170 mil personas, equivalente al 17% de la población local-, arrojó que las principales demandas de los vecinos de las zonas más invisibilizadas de la ciudad se concentran en la infraestructura de servicios: un 70% manifestó como reclamo fundamental la “luminaria” y los “residuos”, mientras que el 66% de los participantes en los encuentros de Atención Barrial del Concejo (ABC) expresó su preocupación por los “desagües pluviales”. El acceso al agua potable en esos espacios urbanos –que adopta tres modalidades: mangueras sobre el suelo, cubas domiciliarias que llena un camión cisterna o tanques comunitarios- concita el 50% de las demandas.

Los ABC son una política que implementó el concejal del Movimiento Evita, Mariano Romero, consistente en encuentros o asambleas en los barrios populares de Rosario. Según el Registro que los agrupa, creado en 2017, en la ciudad hay 119 y allí viven aproximadamente 39.376 familias, unas 173.254 personas. Se trata del 17,3%, aproximadamente, de la población total de la ciudad.

De acuerdo al decreto que creó el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), “se denomina barrio popular a aquel que reúne al menos a 8 familias agrupadas o contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a por lo menos dos de los tres servicios básicos (red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red cloacal)”.

Entre febrero y noviembre de este año se realizaron 30 encuentros ABC en barrios populares de las zonas sur, norte y oeste. La periodicidad fue semanal y el promedio de asistentes alcanzó las 25 personas, “con una notable mayoría de participación de mujeres”, destaca el informe al que accedió Rosario/12.

Cables bajos

El trabajo señala que “en términos generales se destaca que, las distintas demandas e inquietudes que fueron planteadas por las vecinas y vecinos durante las asambleas, se centraron en cuestiones vinculadas a la infraestructura de servicios barriales”. En cambio, menor relevancia tuvo en los encuentros, “cuestiones vinculadas a la conectividad, la seguridad, la atención en los centros de salud, la educación en los colegios primarios y secundarios”.

Una de las más salientes está relacionada con el alumbrado público, que abarcó al 70% de los planteos. Claro que, en un barrio popular, no es todo igual a uno de sectores medios con acceso a servicios básicos. Por eso, allí aparece como problemática, por ejemplo, que “el cableado informal por el cual las familias se prevén la iluminación, al estar a una altura baja, no permite el tránsito de camiones recolectores de basura o colectivos”.

Si bien entre las demandas existió la de colocación de luces led, las preocupaciones se centran en que “las instalaciones dedicadas al alumbrado son en gran medida precarias, los focos vandalizados o se encuentran quemados, sin ser repuestos durante mucho tiempo”, dice el informe del concejal Romero.

Además, en las asambleas los vecinos plantearon “la posibilidad de instalar medidores comunitarios” para el suministro eléctrico, mientras que “en el 22,2% de los casos los vecinos/as solicitaron viabilizar pedidos de extracción, reemplazo o reparación de postes de luz que se encuentran en mal estado o caídos”.

Desagües precarios

“En la gran mayoría de los barrios, el 66,7% de ellos, se presentaron situaciones relacionadas al estado de los desagües pluviales”, sostiene el relevamiento. En las áreas populares existen zonas más urbanizadas donde hay desagües bajo pavimento. Sin embargo, “en gran medida los escurrimientos pluviales constan de zanjas a cielo abierto realizadas por la municipalidad o por los vecinos”, agrega el trabajo, que relevó zonas como Villa Oculta, La Cariñosa, Villa Banana, Los Pumitas, La Boca, San Francisquito, Tablada y Las Flores Sur.

Allí, al interior de los pasillos los desagües suelen tratarse de escurrimientos que transportan además de las aguas de lluvia, “las aguas grises y negras”. Por el mal estado de las zanjas y la escasa pendiente de los terrenos, “es una situación cotidiana que el agua circule con mucha lentitud y quede estancada allí”, agrega el relevamiento, para señalar que “en algunos casos, los pluviales no se descargan hacia ningún lugar”.

En otros casos, las cunetas se encuentran llenas de residuos sólidos y con aguas grises y negras estancadas, “lo cual provoca olores, proliferación de plagas y atracción de roedores, poniendo en riesgo la salud de los vecinos”. Los reclamos relacionados a este eje estuvieron vinculados en su gran mayoría (43,3%) a pedidos de limpieza, mantenimiento y desobstrucción de los desagües.

Agua que has de beber

Un aspecto que caracteriza a los barrios populares es que, salvo excepciones de algunas calles, no cuentan con red formal de agua potable. De esa manera, la provisión se realiza por otros mecanismos: “La principal consta de conexiones autogestionadas que conectan a las redes formales más cercanas”, señala el resultado de los ABC de 2024.

Esa gestión propia de un servicio esencial adopta tres formas: mangueras negras generalmente de diámetros chicos, que atraviesan las calles de forma superficial o al interior de las zanjas, “lo cual presenta graves riesgos de contaminación de la misma por el contacto con efluentes y residuos”, resume el relevamiento.

Otra es el suministro por medio de cubas de agua domiciliarias en las que un camión cisterna carga los tanques por vivienda dos veces por semana, y la tercera vía la constituyen los tanques comunitarios, que “presentan graves problemas de vandalización y de regularidad en el llenado”.

Según el informe, aunque en menor medida, también en “algunos casos los vecinos realizan perforaciones a la napa y se abastecen un conjunto de familias de una misma perforación”.

“En el 50% de los barrios visitados se realizaron reclamos respecto a la situación de acceso al agua potable. En la gran mayoría de estos barrios (33,3%), la preocupación se presenta en relación a la baja o nula presión de agua que poseen a través de las redes irregulares, situación que se agrava en épocas de altas temperaturas debido al aumento del consumo”, explica el relevamiento.

Para agregar que “en el 25,9% de los lugares, también se presentaron denuncias respecto de cañerías rotas o pérdidas de agua sobre la vía pública, que al momento de realizar la asamblea se encontraban sin reparación”.

En cuanto a los tanques de agua comunitarios, en un caso (barrio Alvear) “se solicitó la posibilidad de volver a colocarlo en la canchita de futbol del barrio como forma de solucionar -en parte- la falta de presión, mientras que en barrio Cañaveral, muy por el contrario, se solicitó la demolición del mismo ya que al ser vandalizado con frecuencia no está cumpliendo una función real”. En barrio Los Olivos, donde el abastecimiento se realiza mediante la provisión de agua por cuba casa por casa, “se solicitó el incremento de la frecuencia de llegada de la cuba”.