Franco Colapinto apareció como el único héroe de un presente de soslayado desorden, que desarmonizó las fuerzas dentro del automovilismo. La Asociación Corredores Turismo Carretera hizo gala de la robustez, a veces cuestionada, aunque cercana a las necesidades de los pilotos, mientras que el Automóvil Club Argentino vivió el éxodo en el final de una gestión que dejó correr el agua para que la nueva presidencia ofrezca sus propias soluciones. La disrupción que a fines del año pasado generó dudas se confirmó y separó una categoría histórica como el TC2000, reacomodó las piezas en otras, como el Turismo Nacional, pero al mismo tiempo vio la mayor transformación en tiempo y forma de los autos de TC y crecieron las categorías formadoras con monopostos. En medio, pero a la vez distante, creció el concepto del TCR South America y, desde agosto, el furor por la Fórmula 1 cubrió lo demás, dando paso a una nueva ilusión.
Del ACA y la ACTC
Asumiendo la presidencia del ACA a mitad de año, César Carman (nieto) impulsó el diálogo con Hugo Mazzacane, su par de la ACTC, para acomodar la posición de su entidad dentro de los códigos internacionales de automovilismo. La gestión saliente del ACA había revocado el poder deportivo de la ACTC y, por tanto, las competencias que estatutariamente están habilitadas para ser organizadas y fiscalizadas, no son válidas bajo el ala del Automóvil Club, pero existen. Es más, el TC tiene el mayor promedio de espectadores, firmas comerciales que apuestan a ellos y provincias que invierten para que el recorrido federalizado derrame beneficios en sus tierras. La comisión deportiva (CDA) del ACA inició la reconciliación en el último cuatrimestre, en parte, con presión internacional de la FIA solicitando reordenamiento antes de que Argentina pueda plantear la recuperación de plazas mundialistas como el Rally en Córdoba (WRC) o la mismísima F1 en Buenos Aires. Es una charla de escritorio que, en honor al hacedor incansable que fue su abuelo entre 1957 y 1983, Carman se propuso conciliar.
El nuevo Turismo Carretera
Perenne, el TC no tiene otra explicación que su propia existencia incesante desde 1937. Con un país políticamente incierto en los primeros meses, la apuesta económica de renovar las siluetas luego de tres décadas resultó tan grande que en la última cita de la temporada hubo solo dos autos de la vieja guardia, una Chevy y un Torino.
El rumor sobre el descontrol reglamentario y las denuncias realizadas por pilotos al comienzo del play off resultaron en exclusiones por faltas a la normativa, fue una mancha que quedó atrás, lamentablemente, por otro bochorno. El cierre del campeonato no tuvo la deportiva batalla de los principales pilotos porque uno de ellos, Mariano Werner, fue víctima de un sabotaje que está en manos de la justicia ordinaria. Se presentaron videos donde la invasión de público a la pista, indebida, trajo a personas que lanzaron papeles directamente al ingreso de aire al motor del entrerriano, lo que obstruyó el carburador cuando comenzó la carrera. El título, absolutamente merecido, quedó en manos de Julián Santero aunque le birlaron la oportunidad de vencer en pista, en épica lucha. Sin embargo, en el TC todo pasa y siempre se mira adelante, donde se confirmó el regreso de Matías Rossi y "Josito" Di Palma, así como la exploración de soluciones para mejorar los sobrepasos y un potente motor a desarrollar para el 2026.
TC2000 dividido
Entre tanto, el TC2000 pasó uno de los más desafiantes años de su historia. En desacuerdo con el promotor y organizador, se reunieron los equipos que invierten su patrimonio para organizarse bajo la Asociación Civil de Propietarios de Automóviles de Competición (ACPAC) y tomaron la decisión de cobijarse en la ACTC el año próximo. Esto dio nacimiento al Turismo Carretera 2000, que no es otra cosa que los autos actuales que, siendo dueños, los equipos llevan a otra casa, con la diferencia de contar con un nuevo motor adquirido, en lugar de ser alquilado carrera tras carrera.
En tanto, con el ACA seguirá el tradicional TC2000 con las escuderías que quedan, minoría, sumando nuevos equipos y el gran cambio de pasar de autos sedán a SUV (sport utility vehicle) con nuevo y potente motor. También aquí ingresan aportes de petroleras y automotrices vinculadas, parcialmente, para que renazca el producto que supo posicionarse como la segunda opción a nivel nacional, con protagonistas indiscutidos en sus tiempos dorados.
El silencioso ganador del 2024
El camino de una categoría nueva, naciendo en medio de la pandemia de covid y con pretensiones internacionales no pudo ser mejor en su cuarta temporada. El TCR South America se consolidó con una grilla de pilotos constante más un puñado de presencias locales, ocasionales según el autódromo, corriendo en Brasil, Uruguay y Argentina. Cerró el año con una definición cerrada, en favor del brasileño Pedro Cardoso, llegaron empresas de primera línea y aparecieron factorías, como Honda y Hyundai, que traerán autos nuevos y pilotos como Nelson Piquet, Rubens Barrichello (padre e hijo) o Néstor Girolami están en carpeta para dar un gran salto en la categoría sudamericana que supo mantener costos y hoy es más barata que muchas otras de nivel nacional.
Los embajadores destacados
Franco Colapinto se llevó todo con su ingreso a la Fórmula 1, el máximo escalón posible del deporte motor. Todo se ha dicho de él, su adaptación y talento, así como el interés en danza con las negociaciones actuales. Además, la movida brindó un empujón a otro joven que se abre camino como es Nicolás Varrone, vinculado a Chevrolet en carreras endurance como Daytona, Sebring o Le Mans. El de Ingeniero Maschwitz consiguió soporte para probar un Fórmula 2 con buena adaptación y está decidido a luchar por su oportunidad. La continuidad de José María López en las altas esferas mundiales pareció opacada al desarrollar un nuevo auto, desdibujado en los resultados; en tanto que la ilusión de Agustín Canapino se pinchó en Indycar por una sucesión de hechos que en ningún caso colaboraron a seguir con el proyecto que duró un año y medio en Estados Unidos, dejando una huella imborrable al de Arrecifes, pues corrió dos veces las 500 Millas de Indianapolis, lo cual no es poco.
El automovilismo arrancará el 2025 en burbujas que subsisten, por separado, en su propio ámbito. Solo el acuerdo dirigencial logrará potenciar la imagen que obsequió la manía por Colapinto y la F1 para transmitirla a lo nacional. Será el gran reto por discutir en los despachos.