El destituido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, no se presentó este domingo a su citación de la Fiscalía de Seúl, donde es investigado por insurrección después de haber decretado la ley marcial el 3 de diciembre. Por tal polémica medida es que el Parlamento aprobó su salida del gobierno este sábado, tras un primer intento fallido la semana anterior.

El equipo de la Fiscalía del Distrito Central de Seúl anunció que, a pesar de haber sido notificado el 11 de diciembre, Yoon no acudió a la cita programada para las 10:00 horas del domingo, lo que llevó a los fiscales a planear una nueva citación para el lunes.

El expresidente -junto con otros miembros de su Gabinete y altos cargos militares y policiales- tiene prohibida la salida del país mientras es investigado por presuntos delitos de abuso de poder, insurrección y amotinamiento. De ser hallado culpable de liderar la insurrección, Yoon podría ser condenado a cadena perpetua o, inculso, a la pena de muerte

Este domingo, las autoridades detuvieron al actual y al exjefe del Mando de Inteligencia de Defensa por su vinculación con la insurrección. Además, los fiscales pidieron la detención del jefe del Mando Especial de Guerra del Ejército, Kwak Jong-keun, acusado de enviar tropas al Parlamento durante el intento de instaurar la ley marcial. El sábado, luego de la votación, Yoon expresó en un discurso televisado su disposición a “dar un paso al costado” y pidió el fin de la "confrontación política".

Abandonado en el Parlamento

La destitución de Yoon se materializó gracias a los 204 votos a favor de la moción que pedía su remoción en el Parlamento, que contó con el apoyo de al menos 12 miembros de su propio partido, el conservador Partido del Poder Popular (PPP). Esta mayoría permitió que Yoon fuera reemplazado provisionalmente por el primer ministro, Han Duck-soo.

La medida logró su aprobación luego de que un primer intento de la oposición, una semana antes, se viera obstruido por el bloqueo de las votaciones por parte del PPP.

Ahora, el desplazado mandatario quedará sujeto a la decisión del Tribunal Constitucional, que deberá decidir si la ley marcial fue una violación de la Constitución coreana, y cuentan con un plazo de hasta seis meses para ratificar la destitución o restituir a Yoon. Durante este periodo, un gobierno de transición gobernará el país asiático.

En ese sentido, el presidente del Parlamento, Woo Won-shik, pidió a Han que el legislativo y el Gobierno "hagan esfuerzos y trabajen juntos para superar la crisis" este domingo, a lo que el presidente interino respondió que el Ejecutivo trabajará "fundamentándose en la Constitución" durante el período de transición.

"Minimizar el caos"

Lee Jae-myung, líder de la principal formación opositora, el Partido Democrático (PD), expresó su disposición a cooperar con el gobierno interino de Han este domingo en una rueda de prensa. Sin embargo, también solicitó a la Corte Constitucional que actúe con rapidez para "minimizar el caos nacional y aliviar el sufrimiento de la población".

Aunque, previo a la inhabilitación de Yoon, el PD había asegurado que iba a elevar mociones de destitución contra los demás miembros del gobierno del PPP, en un intento de precipitar su salida del poder, Lee aclaró que su partido no presentará nuevas mociones contra Han. "Demasiados procesos de destitución podrían generar confusión en torno a los asuntos de Estado", justificó Lee durante su presentación ante los medios en Seúl.

El líder opositor también propuso la creación de un órgano consultivo entre el Parlamento y el gobierno interino para facilitar la gobernabilidad en la transición. "La normalización de la República de Corea es urgente. El Partido Democrático cooperará de manera activa con todos los partidos políticos para la estabilización de los asuntos de Estado y la recuperación de confianza en el panorama internacional", afirmó el líder del PD.

Cuestión de confianza

En medio de la crisis, el primer ministro coreano habló por teléfono con el saliente presidente estadounidense, Joe Biden, en una conversación breve, en la que ambos se comprometieron a mantener la alianza entre los dos países, según informó la Oficina del primer ministro en un comunicado.

"Nuestro gobierno seguirá implementando sus políticas diplomáticas y de seguridad y trabajará para garantizar que la alianza entre la República de Corea (nombre oficial del país) y Estados Unidos siga desarrollándose sin obstáculos", dijo Han, según el texto publicado por su oficina.

Por su parte, Biden subrayó que la "férrea alianza" entre ambos países permanece intacta y apuntó a seguir fortaleciendo la cooperación entre la República de Corea, Estados Unidos y Japón.

Además, Han destacó la importancia de consolidar la alianza de seguridad conjunta de Seúl y Washington ante los desafíos comunes, como el supuesto programa de armas de destrucción masiva de Corea del Norte o la preocupación por la creciente cooperación militar entre Moscú y Pyongyang.

El presidente interino remarcó ante Biden que su gobierno actuará siguiendo la Carta Magna del país, ante lo que el mandatario estadounidense respondió expresando su "confianza en la democracia surcoreana y su resiliencia".