Una celebración de la obra de Charly García. La idea surgió de la cabeza de Rosario Ortega, última corista de su banda desde 2011. Inmediatamente, Ortega convocó a dos laderos de García desde la década del ochenta: el baterista Fernando Samalea y el tecladista Zorrito Von Quintiero. La propuesta se llama Beats Modernos y la idea es rescatar el repertorio más bailable y eufórico del autor de "Inconsciente colectivo". Pero nada de homenajes ni tributos. “Yo creo que el homenaje se hace más cuando la persona ya no está físicamente. Tiene esa connotación. En cambio, esto es una celebración, porque tiene ese espíritu”, explica Ortega. “Si bien hay canciones lentas de Charly que son infaltables para nosotros, el espíritu del concierto es más bailable”, dice la vocalista sobre la presentación de Beats Modernos este miércoles 18 de diciembre a las 21 en Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455).
El repertorio del concierto descansa, sobre todo, en los discos que García publicó en la década del ochenta: Yendo de la cama al living (1982), Clics modernos (1983), Piano bar (1984) y Parte de la religión (1987). “En muy poco tiempo hay canciones que las sentimos propias y quedan bien en el espíritu de la banda. La idea es que el show pase por diferentes estados de ánimo, que no sea plano. El espíritu es más arriba”, precisa Ortega. En el show, que cuenta con visuales inéditas cedidas por el hermano de Charly, suenan canciones como "Chipi chipi", "Cerca de la revolución", "Nuevos trapos", "Ojos de video tape", “Fanky”, "Rap del exilio" y "Rap de las hormigas". “Hay batería electrónica combinada con la batería acústica. Después esa cosa más funky del tipo de ejecución. No tanto buscar lo más melancólico de sus canciones más lentas, sino las canciones con ritmos más arriba. Esa es la idea principal: recuperar el humor, siempre dentro de nuestra fantasía”, detalla Samalea.
“Si bien no estamos tocando con él la idea es hacer una celebración de su música, que es una genialidad tras otra”, resalta el baterista. “Incluso versionamos algunos temas que podrían virar para un lado rockero y le damos una connotación a la manera de la danza. No es de ninguna manera un concierto que se asemeje a la forma de ejecución que tenemos al tocar con él. Tampoco es frivolizar su repertorio ni mucho menos”, dice el baterista sobre este concierto de versiones avalado por García. “Y por supuesto que lo hacemos con muchísimo respeto y siempre desde un lugar cercano, de cariño y desde ya ligado a que cruzamos nuestro destino con el suyo y eso hizo que nuestras vidas sean muchísimo mejores. Entonces, qué mejor que hacerlo ahora que él está más en su casa y no prefiere en este momento salir al ruedo. Y que no quita que nos sorprenda en algún momento y podamos salir a tocar con él”.
Beats Modernos se completa con Joaquín Burgos (teclado, voz), Lu Torfano (guitarra), Dizzy Espeche (guitarras), Michelle Bliman (saxos) y Andrés Rot (bajo), con la participación también de cantantes invitados. “En el público vemos chicos de seis o cinco años que por ahí están escuchando las canciones de Charly por primera vez o que las escucharon por sus padres. Eso es lo que estamos celebrando”, resalta Ortega sobre los dos conciertos anteriores, el de Alta Gracia y el primer Vorterix. “El otro cantante de la banda es Joaquín, que tiene veinte años. Entonces, tiene cierta frescura lo que estamos haciendo. La idea es mezclar las generaciones tanto dentro de la banda como del público y celebrar la música de Charly que es atemporal”.
-¿A qué creés que se debe esa vigencia o vitalidad de la música Charly?
Rosario Ortega: -Siento que Charly tiene la particularidad de hacer canciones que son únicas, porque tienen una letra increíble, que te llega, pero a la vez son simples y populares. Esa es una combinación dificilísima, por eso les llega a personas de diferentes edades y ámbitos. Porque tiene una connotación de música clásica e intelectual mezclado con algo muy popular. Además, son canciones que están escritas y compuestas para que sean eternas, aunque no sé si él habrá sido consciente de eso. Hay temas que se componen con el objetivo de que tengan una retribución instantánea, pero estas canciones están creadas desde otro lado. Las escuchás muchísimos años después y te provocan lo mismo; hablan de cosas que te interpelan en cualquier momento. Es una música que atraviesa las generaciones porque no se vence, no caduca.
-¿Y cómo se interpreta a Charly sin Charly?
R. O.: -Lo que estamos tratando de hacer es que siga ese espíritu de lo que sentíamos cuando estábamos al lado del él. Charly está aunque no esté. Charly es la música. Entonces, yo no lo veo como Charly sin Charly, sino como tratar de seguir generando eso que sentimos arriba del escenario con él a través de su música interpretada por nosotros. Me parece que sucede la magia. Es una cosa diferente, pero sigue siendo emocionante y además hay versiones que variamos con el aval de haber tocado con Charly. Está muy cuidado todo, pero tenemos libertad. De todos modos, no haríamos nada que estuviera tan corrido de la línea de Charly.
“La apertura absoluta al mundo artístico, tanto del cine como de la música. Es amante de las películas de Mel Brooks o Kubrick. En su casa solíamos escuchar discos totalmente disímiles, desde Steely Dan, Phil Collins, Rolling Stones hasta Peter Gabriel y tantos otros”, destaca Samalea sobre lo que más admira de García. “Siempre fue sumamente abierto y nunca se centró en un estilo musical. De hecho, en sus discos conviven diferentes estilos y nunca deja de ser Charly. Puede hacer un funky, una balada o un rock pesado, pero nunca sería un artista estilístico, sino que su personalidad predomina y se da el gusto de abordar lo que le plazca”, dice. “Siempre fue un gran compañero, líder de sus bandas, e intentaba encontrar personajes para integrarlas. Sus laderos siempre eran personas que tenían un tinte especial, como Gustavo Bazterrica, Andrés Calamaro o Fito Páez, y yo de alguna forma soñaba con integrar esa suerte de aristocracia musical que fue llevando a lo largo del tiempo. Siempre se sabía que Charly era Charly, pero a su vez nos dejó ese lugarcito para compartir”.
-Al tocarlas, ¿Las canciones de Charly se resignifican en este presente sociopolítico y cultural?
R. O.: -Sí, se recontra resignifican. Porque básicamente a las personas nos pasan las mismas cosas año tras año y volvemos a los mismos problemas. Charly capta mejor que nadie en sus letras lo que está en el aire siempre; más o menos en términos socioculturales es parecido y siempre alguna canción te va a interpelar por alguna razón. Los estados de ánimo, la política y las relaciones humanas siempre van por la misma línea, no suelen cambiar mucho.
Fernando Samalea: -Charly es profundamente metafísico y siempre abordó la realidad del inconsciente popular en sus letras. Es verdad que estamos rescatando canciones principalmente de otros tiempos, no queríamos tomar su último disco, La lógica del escorpión, no era la idea representar eso hasta el momento que él lo decida. Nos centramos en los tiempos que compartimos con él. En cuanto a lo social, Charly siempre leyó el inconsciente popular de una forma magistral y por eso su música se escucha generación tras generación.
-¿Tienen pensado darle continuidad a este proyecto el año que viene?
R. O.: -La idea surgió a fines de agosto. Me ofrecieron hacer algo todos los miércoles en El Legado Piano Bar y me daban ganas de cantar esas canciones. En ese momento no teníamos ni pensado hacer un Vorterix, pero fue tan lindo lo que sucedió y la reacción de la gente... si todo sigue así la idea es ir a presentarlo al interior también. Pero siempre desde el lado que nos divierta a todos, porque cada uno tiene sus trabajos.