Cuando llegó al edificio de Avenida Belgrano, a pocas cuadras del Congreso, a Camila le temblaba todo el cuerpo, por los nervios. Ingresó a las 12 en punto del mediodía, media hora antes del examen, con su DNI en mano. Afuera la esperaban sus compañeros de ATE Capital, que fueron los últimos en darle ánimo. Hizo la fila y una vez sentada frente a la computadora, en el aula 16 del segundo piso del Página/12 Federico Sturzenegger