La ludopatía está creciendo exponencialmente en los adolescentes y jóvenes en la Argentina. Actualmente proliferan, producto del uso indiscriminado del celular y como ausencia de una regulación efectiva, las apuestas online, incluso las ilegales (es decir, las que les permiten apostar a menores de 18 años, algo prohibido por ley). Producto del efecto nocivo que se está notando con mayor claridad en la era de la tecnología, el proyecto de ley contra la ludopatía online ya tiene media sanción en el Congreso desde el 28 de noviembre. La norma establece una prohibición total de la publicidad de apuestas virtuales como forma de frenar el auge de esta adicción en adolescentes y jóvenes. Libertarios y macristas defendieron, en cambio, otro proyecto que responde al interés de las empresas de juego. "El que obtuvo media sanción es un proyecto muy bueno y muy ambicioso. Ambicioso porque se meten con todo, no solo con la industria del juego, con la regulación que se está pidiendo, la regulación de las publicidades y la prohibición. Está el tema de los esponsoreos en el deporte, en el fútbol. Y ahí se está metiendo con asociaciones de fútbol, etcétera, donde también ganan dinero. Entonces, me parece que está bueno", cuenta la psicóloga Débora Blanca.

Blanca es egresada de la Universidad de Buenos Aires (1992), también psicoanalista. Su labor asistencial comenzó en el Hospital Evita de Lanús (ex Aráoz Alfaro), en el Club Amanecer. Formada en el Instituto de la Máscara y otras instituciones y grupos de estudio psicoanalíticos, en el año 2004 comenzó su recorrido clínico, de investigación y divulgación en el campo de la ludopatía. Es fundadora y directora de Lazos en Juego, equipo de tratamiento y capacitación en ludopatía. Tiene activa participación en comunicación y divulgación sobre ludopatía y otras adicciones comportamentales en medios de comunicación. Fue organizadora y disertante en Congresos y Jornadas académicas en Argentina, España, Italia y Polonia. Participó en el libro Gambling disorders in women, de Fulvia Prever y Henrietta Bowden-Jones (edits.). Ha publicado tres libros en Lugar Editorial, siendo en los mismos coautora y/o compiladora: La adicción al juego, ¿no va más? (2006), Tratado sobre el juego patológico. Aspectos sociales, enfoques psicológicos, tratamientos (2012) y Cuando el juego no es juego ¿es una adicción? (2016).

-¿Puede tener un efecto positivo prohibir publicidades de casa apuestas virtuales en todos los medios?

-Sí. Es imprescindible. Tenés publicidades todo el tiempo en la tele, en la radio, en redes sociales. Lo que no hay, en paralelo, pero ni por casualidad, son campañas de prevención. Y aunque hubiera, tampoco estaría bueno lo de las publicidades todo el tiempo. En España, por ejemplo, llevó muchos años, pero las publicidades ahora se pasan en la tele durante la madrugada, por ejemplo. Durante el día no hay publicidades. Acá está por todos lados: en los partidos de fútbol o en los deportes, en general, aparecen, o los relatores invitando directamente a apostar. O cartelitos. Entonces, todo eso es necesario que sea regulado, prohibido. Habrá que ver cada cosa, pero así como está, estamos al horno.

-¿Le parece un acierto que el proyecto también prohíba la publicidad de las apuestas a los influencers que son los que tienen tanta llegada de los adolescentes en esta era de las redes sociales?

-Sí, sí, absolutamente. Tantos pibes se fueron enfermando y se van enfermando de ludopatía, cosa que es impensable, porque si la ludopatía es la adicción a los juegos de apuesta y por ley para apostar tenés que tener 18 años o más, ¿cómo está pasando que los chicos estén apostando desde los 11, 12 años? ¿Dónde apuestan?

-¿Y a qué atribute ese crecimiento de las apuestas online?

-Son varios factores, no uno solo, pero uno son los influencers y las redes sociales. Los chicos están apostando en sitios que son ilegales. Si un pibe de 14 años quiere apostar en Codere o en Betsson no va a poder porque le van a pedir DNI, porque está el registro isométrico. A ver, se alquilan DNI. En el medio pasan un montón de cosas. Por supuesto que siempre está la posibilidad de hacer trampa, en el online mucho más que en lo presencial. Si alguien quiere entrar al casino o al bingo presencialmente está el cuerpo, es más complejo. En el online siempre está la posibilidad de hacer trampa. Ahora, de lo que se trata es de poner la mayor cantidad de estorbos posibles. Entonces, un pibe menor no va a poder entrar a apostar a una empresa que tiene la licencia desde que se legalizó el online. ¿Donde apuestan? En sitios ilegales que encuentran por redes sociales promovidos por influencers. Ya a esta altura, se lo van pasando entre ellos. Durante todo un primer tiempo, fue a través de los influencers y esto se fue naturalizando. Influencers que muestran que está buenísimo apostar, que se gana mucha guita, que es recontra fácil y que promueven esto como si estuviesen promoviendo leer. Esto tiene que ver también con las redes sociales. Por eso yo creo que el tema de la ludopatía en los pibes abrió un montón de temas; por ejemplo, las redes sociales. Por eso el debate de que en Australia se haya decidido que los menores de 16 no tengan acceso a las redes sociales. Este es un tema también porque pasan un montón de cosas en las redes sociales. Entonces, ¿quién regula esto? Porque si vamos a apelar a la autorregulación, bueno, hubo un par de influencers que se negaron a hacer publicidad, pero fueron un par. Después, hay influencers o periodistas deportivos. Un montón de gente. 

-¿Hay más ludópatas o hay más publicidad?

-Hay más de las dos. Nosotros tuvimos que armar grupos de jóvenes que no llegan a tratamiento a los 14, llegan a los 18 19, pero empiezan a apostar a los 14, 15. Cuando llegan, llegan porque ya tienen deudas de juego porque hicieron desastres. Entonces, uno trabaja con el pibe y trabaja con la familia, en dos dispositivos distintos, pero nosotros antes no recibíamos chicos de 18 o 19 con los estragos que podría tener una persona de 40 y pico que hace diez años apuesta, porque en el online es mucho más corto el lapso en que la persona genera un vínculo adictivo.

-¿Por qué bajaron las edades de inicio a la ludopatía?

-Por la accesibilidad, por la posibilidad de tener el casino y la billetera virtual en la mano y en el celular. Y en esto tenés el tema de la industria del juego, el tema de los sitios ilegales, el tema del Estado corrido a un costado, por supuesto, pero también en los padres porque toca un montón. Por eso digo abre muchas aristas. Están los padres que transfieren dinero a los pibes ya desde los 11, 12 años. Estos son cambios de paradigma, que me parece que la pandemia profundizó. Les transfieren a los chicos y parece que a los 12, 13, 14 años los chicos tendrían que poder gestionar su dinero y administrarlo como si fueran adultos. No les preguntan en qué gastan los pibes. Quizás les piden "transferime, transferirme porque no me alcanzó" y los padres van transfiriendo dinero, sin preguntar. Entonces, esto sí les toca a los padres también.

-¿La ludopatía tiene que ver con ciertas características de la personalidad o cualquier sujeto puede llegar a tener adicción al juego?

-Tiene que haber un sustrato, no cualquier persona se hace ludópata, no cualquier persona se hace alcohólico. Si bien todo lo que tiene que ver con lo social, con el mundo de hoy y la era digital, además, está todo preparado para que uno caiga en estas adicciones que sí van a ir en aumento. Todas estas adicciones sin sustancia van a ir en aumento. Está claro, pero tiene que haber factores emocionales, tiene que haber factores familiares. Por eso se trabaja con las familias. No cualquier persona se hace adicta a algo.

¿Por qué es más adictivo el juego online que el presencial?

-Por un lado, no tenés ningún tipo de límite ni  estorbo. Esto de poder apostar sacando el celular del bolsillo y estés donde estés: en tu habitación, en el baño, en una fiesta, en el laburo, en la universidad. Donde estés, podés apostar. Por ejemplo, hasta el online uno hablaba de las dificultades o, por lo menos, cómo la familia detecta que hay un ludópata en la familia. O sea que el hijo, el marido, la esposa...Y una de las cuestiones es porque no se sabe dónde está en determinados momentos: está llegando tarde siempre del trabajo. Está el el tema del cuerpo. En el online no está el cuerpo brindando indicadores. Podés apostar desde cualquier lugar. Esto dificulta la detección de la familia, porque en la ludopatía como en cualquier adicción la familia tiene un lugar fundamental: la de ver que algo está pasando. El propio adicto niega durante mucho más tiempo porque si no tiene que decidir renunciar a algo a lo que le cuesta muchísimo renunciar. Entonces, la familia, el entorno tiene un lugar y una función muy importante. También hay negación en muchas familias, negación, coadicción, pero en el mejor de los casos está la posibilidad de detectar. Entonces, en el online no hay cuerpo, es mucho más fácil ocultar. Llegan las invitaciones y las promociones todo el tiempo al celular. El proyecto de ley también habla de los bonos, prohibir los bonos que es "el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo". Esto en España y en muchos países se prohibió. Los chicos y los grandes apuestan por Whatsapp y, entonces, es más adictivo porque ya nuestra cabeza está preparada, formateada para que todo suceda en el el dispositivo.

-Tiene que ver con la inmediatez...

-Exactamente. En el presencial puede llevar más o menos siete años; entre siete y ocho años: la persona empieza a jugar socialmente, tiene un período de juegos problemáticos este y luego se hace adicto. Más o menos puede llevar ese tiempo. En el online, eso se reduce a un año, un año y pico.

-¿Cuáles son los principales indicadores que deben ser una señal de alarma en una familia donde hay un ludópata?

-Siempre salta por el tema económico porque se descubren deudas, porque falta dinero de la casa, o porque vienen con regalos o con compras que no se sabe de dónde salió el dinero, porque algún prestamista llama por teléfono, porque el banco mandó un mail. Siempre salta por estas cuestiones, pero después se va a ver a una persona que está preocupada. En el manual de psiquiatría lo nombran como preocupación por el juego. Usan esa palabra: preocupación. Es alguien que está ensimismado, que está más ausente, que quizás está en la mesa familiar en la cena, pero que con su cabeza está en otro lugar. Está más irritable, está angustiado o triste. En el caso de los chicos, bajan el rendimiento académico, dejan de salir con sus amigos, dejan de sentirse entusiasmados por lo que antes los entusiasmaba y los convocaba; es decir, empiezan a deteriorarse los lazos sociales, lo que tiene que ver con con el deseo empieza a ser erosionado y aparece el impulso, aparece exacerbado todo lo que antes quizá era más chiquitito.

-¿Y cómo se da esto que dice de que empiezan a haber inconvenientes con los lazos sociales? ¿El ludópata no necesita los vínculos sociales para lograr la "sustancia" para la adicción?

-A ver, lo que necesita no sé si son los lazos sociales, necesita en todo caso del casino, necesita que le vendan fichas, necesita que Mercado Pago le dé un préstamo o el banco . O en los chicos, amigos o compañeros. Esto es lo que empezó a pasar y lo que hace que los padres se den cuenta en algún momento de que el hijo está apostando. La madre de un compañero le manda un Whatsapp y le dice "Quería contarte que tu hijo le pidió 20 mil pesos a mi hijo y todavía no se los devolvió". Ahí hay un lazo social, que es aprovechado para esto y que en el revoleo de las apuestas, en la confusión empiezan a pasar estas cosas. Y esto justamente deteriora los lazos sociales. Se hizo uso de un lazo social para pedir dinero y esto pone en riesgo ese lazo social porque si no se lo puede devolver se ponen en riesgo los vínculos, que es lo que pasa en todas las adicciones.

-Y se da la situación de que los jóvenes cuyas familias tienen tienen un alto poder adquisitivo les prestan dinero a otros que no tienen suficiente dinero para que apuesten , ¿no?

-Sí, empezó a haber todo un circuito en las escuelas de clase media alta de prestarse dinero. Ojo en todos lados, ¿eh? Los fenómenos que muestran que hay ludopatía son transversales a todas las clases sociales. Lo que cambian son los montos, en todo caso. Una cosa es en un colegio privado clase media alta, que es en dólares. Pero este año estuve dando charlas en muchas ciudades del país, ciudades más grandes, ciudades más pequeñas, y en todos lados esto pasa. Cambian los montos.

-¿Y cómo son los cambios a nivel emocional que experimenta un joven ludópata?

-A veces, se hace difícil detectar porque los adolescentes son cambiantes, porque un día están enojados o en el mismo día no tienen esos cambios, pero está exacerbado. Por otro lado, nosotros estamos viendo en la clínica que la ludopatía es más común en los varones que en las chicas. Y lo que sí ocurría en estos mismos pibes, por lo menos en varios, es que cuando jugaban a los juegos de consola, o sea, donde no había apuestas o jugaban a la Play, había conductas que eran llamativas, no soportaban perder. Entonces, cuando perdían revoleaban algo, rompían algo, no paraban para bañarse, para cenar. Entonces, los padres les llevan la comida a la habitación. Por eso hablo también de los cambios de paradigma. Estas patologías no vienen de la nada, no tiene que ver solo con la industria del juego. Por supuesto que sí la industria del juego, el Estado, sí, todo esto lo podemos enumerar, pero esto también tiene que ver con cómo cambió hoy la forma de jugar de los chicos, porque cambió hoy la propuesta de los grandes este en relación, a cómo juegan. El otro día fui a una verdulería cerca de casa y cuando entré, estaba la señora, joven, con una nena chiquita, de tres años, más o menos. Era muy gracioso porque la nena había armado con los canastos de la verdulería como una barrera. Entonces, vos tenías que pedirle permiso para pasar. Tenía su changuito con verduras y frutas. Y me llamó muchísimo la atención ver a una nena que estaba jugando como jugábamos antes. Para esa mamá que tiene que estar cobrando a los clientes, le resultaría mucho más fácil darle un celular a la nena, pero decidió no darle el celular y la nena estaba jugando como jugábamos antes. Y eso hoy llama la atención cuando ves a un chico jugando así, porque lo más común es ver a los chicos con una pantalla.

-¿Cómo se trabaja desde el punto de vista de la clínica la adicción al juego?

-Trabajas bastante parecido a como lo hacés con los adultos y al juego presencial, pero sí hay diferencias. Los chicos llegan con un nivel de impulsividad muy alto, que tiene que ver con los dispositivos tecnológicos, tiene que ver con el estar permanentemente en contacto con los dispositivos. Por eso les decimos a los padres darles el celular lo más tarde posible. Muchos chicos están medicados desde los 11, 12 años con psicofármacos por el nivel de impulsividad, o por determinados diagnósticos. Quizás no vienen tanto con lo que encontrás en las mujeres que van al bingo, a las tragamonedas, que es una cosa más del orden de la depresión o de un vacío. Acá lo que hay muchas veces es casi lo inverso: es algo que está muy lleno, muy lleno, muy lleno y que tenés que empezar a despejar. Para esto, una de las cuestiones es que no pueden usar celular cuando empiezan tratamiento , cosa difícil.

-¿Cómo se trabaja clínicamente el tema de la abstinencia?

-Nosotros, por ahora, estamos armando grupos y está funcionando bastante bien porque para los profesionales en nuestro país también es nuevo estar trabajando con chicos. Nosotros no trabajábamos con chicos con ludopatía. Entonces, estamos viendo también. Nos damos cuenta de que los pibes necesitan tanto como los padres un espacio para hablar, para pensar, porque los padres están muy desorientados. Están naturalizando algo que no es natural. Están mostrando la dificultad para decir que no a lo que quisieran decir que no, pero no se animan, no pueden, no se bancan sostener las consecuencias de decir que no a los hijos, o traen esto de "yo no le puedo decir que no, si todos los amigos lo hacen". Es difícil, por ejemplo , que no puedan usar el celular, y que tengan durante un tiempo que manejarse solo con la compu o con el celular de los padres, pero se va logrando. No es sencillo. Por eso es tan importante la prevención, por eso es tan importante que se vayan armando campañas porque después cuando empiezan no es sencillo,

-Los padres tienen que estar atentos más de la cuenta porque las propuestas muchas veces vienen del grupo de pares al tratarse de adolescentes.

-Sí, totalmente. Hace veinte años que trabajo en el campo de la ludopatía y nunca escuché tantas veces la palabra ludopatía como en este año dicha de todos lados. Esto tiene que ver con padres que también se están despertando frente a algo que es mucho más difícil de ver porque se ha apuesta en el celular y desde el celular se hace todo claro. Se ve con como más riesgoso la sustancia, se le tiene más miedo a que los chicos tomen alcohol, que fumen porro o que consuman alguna otra sustancia a que estén muchísimas horas con el celular y que, además, "si te lo publicitan en todos lados y te muestran que está buenísimo y que pueden ganar plata, ¿cuál sería el peligro?". Entonces, es empezar a hablar de esto y a decir ojo: si para apostar por ley hay que ser mayor de 18, es por algo. No es por un capricho.

-Por otro lado, entiendo que lo que se busca propiciar es que la adicción al juego no es lo mismo que poder jugar, ¿no?

-Totalmente. Por eso la idea es hablar más de apuesta que de juego porque jugar es uno de los verbos más hermosos. Además, cuando los chicos son chiquitos, un indicador de que algo, a veces, les está pasando viene por el lado del juego: chiquitos que no juegan, que no juegan con otros en la sala o que juegan siempre el mismo juego. Esos son todos indicadores a través del juego. La verdad es que si estás por la calle, en un restaurante o en algún lugar, ves cuando hay papás ahí que están disponiéndose para jugar con sus hijos un ratito, un rato de jugar. Y cuando no hay papás que estén jugando con los chicos, lo que hacen es sacárselos un poquito de encima. Cuando digo estas cosas quiero que no suene a juicio o a condena moral porque entiendo que hoy es mucho más difícil para todos que hace veinte años. Siempre agradezco que no existía el Whatsapp cuando me tocó criar a mis tres hijos porque sé que hoy sería mucho más difícil, porque son distractores. Nos es muy difícil estar en una sola escena durante un tiempo. El multitasking nos devoró. Entonces, es muy difícil hoy pero bueno me parece que tenemos que repensar el mundo y la vida y cuando nos toca ser padres de niños y decidimos tener hijos, eso nos va a llevar un tiempo y una energía.

-¿Si se trabaja desde el punto de vista clínico adecuadamente un joven adicto al juego se puede curar o siempre va a ser un adicto potencial?

-Hay que diferenciar juegos problemáticos de ludopatía. El juego problemático es esa instancia previa, como un estadio previo, donde no llega a haber una adicción. Ahí es mucho más fácil desandar y puede hablarse de cura. Cuando hay una adicción, nunca se habla de cura, se habla de recuperación porque siempre hay ahí algo que queda como como un terreno predisponente para otro momento de la vida, que puede ser veinte años después, puede ser treinta años después. No tiene por qué ser en lo inmediato, pero queda ahí como cerebralmente un brillo excesivo en una escena a la que se puede volver fácilmente. Por eso insisto en la importancia de hacer todo lo que podamos para prevenir esto.

-¿Se está trabajando el tema de las escuelas para contener y concientizar?

-Sí. De hecho, fueron los docentes quienes detectaron el tema de ludopatía en los pibes. Los primeros mails y las primeras consultas fueron de los docentes, después los padres. Y siguen siendo los docentes los que detectan todo. Y los docentes están recibiendo capacitaciones, algunas de ellas dadas por personas que vienen laburando en ludopatía , otras no, otras con una cosa de que se lee algo de qué se trata y se los capacita, pero esto tiene que ver con responder a las urgencias. El otro día escuchaba que hay cierto debate de cuánta capacitación tienen que recibir los docentes. Por supuesto que tienen que estar capacitados, pero también me parece que los docentes tienen el peso de andar detectando tantas cosas. ¿Cuál es la función de un docente? Porque la verdad es que les toca un montón. Sí, están recibiendo capacitaciones y muestran mucho interés en esto de qué hacer con los pibes, pero acá también hay que apuntar a los padres.