El depuesto presidente de Siria, Bashar al Assad, reapareció este lunes, nueve días después de su exilio a Rusia, con la publicación de un documento en el que negó haber traicionado al ejército y al pueblo sirio al abandonar el poder el pasado 8 de diciembre. En el mismo, Al Assad calificó a los nuevos dirigentes del país de terroristas y aseguró no haber planeado su salida previamente.
En la tarde del lunes, varias fotos personales de la familia del ex presidente fueron encontradas en las mansiones abandonadas de Damasco y Alepo, en las cuales se muestran momentos cotidianos de la familia, desarmando la imagen de poder y control de que la dinastía Assad construyó en sus años en el poder.
Según una fuente interna del gobierno ruso, Al Assad recibió asilo en Rusia el pasado 8 de diciembre, pero desde entonces no realizó apariciones públicas ni se han difundido imágenes de él y su familia en el país.
Una salida acelerada
El comunicado detalla que Al Assad "permaneció en Damasco, llevando a cabo sus funciones, hasta la primera hora del 8 de octubre", cuando "fuerzas terroristas se infiltraron en la capital".
"Mi salida de Siria no fue planificada, ni tuvo lugar durante las últimas horas de la batalla, contrariamente a ciertas afirmaciones", declaró Al Assad, quien explicó que, ante el avance de los rebeldes hacia Damasco, se desplazó hacia Latakia, en la costa del Mediterraneo, para "supervisar las operaciones de combate", en coordinación con Rusia.
El exgobernante destacó que su expulsión del país fue parte de una cadena acelerada de eventos, que se dio en las proximidades de una base aérea rusa. "Al llegar a la base de Jemimim me enteré que nuestras tropas habían abandonados todas sus posiciones", señaló Al Assad, quien agregó que la instalación rusa "fue objeto de un ataque masivo con drones" mientras que se encontraba en las inmediaciones, lo que hizo que la situación se deteriore rápidamente.
A raíz de esto, Moscú exigió a la comandancia de la base que lo evacuaran inmediatamente con destino a Rusia, a pesar de que Al Assad aseguró que no se había planteado la posibilidad de renunciar o solicitar asilo en otro país durante la incursión rebelde, que duró 12 días.
"Esto tuvo lugar un día después de la caída de Damasco y tras el colapso de las últimas posiciones militares y la resultante parálisis de todas las instituciones estatales", apuntó Al Assad, quien insistió en que "la única vía de acción era seguir combatiendo contra la ofensiva terrorista".
En el comunicado, Al Assad afirmó que el presidente "no puede ser una persona que renuncia al pueblo al que pertenece o que lo traiciona a él y a su Ejército".
"Mi profundo sentimiento de pertenencia al país y al pueblo sirio me infunde esperanza de que Siria de nuevo será un país libre e independiente", expresó el derrocado mandatario.
En manos de "terroristas"
Bashar, que sucedió a su padre, Hafez Al Asad, en el poder tras su muerte en el año 2000, subrayó que tenía intención de "continuar la lucha ante el avance de los terroristas", aún después del comienzo del levantamiento de los rebeldes islamistas, pero que dejó el país al entender que la situación se había agravado. "Cuando el Estado cae en manos de terroristas, cualquier cargo pierde sentido", explicó Al Assad en el texto.
Así calificó de "terrorista" al gobierno encargado de la transición y los grupos de oposición involucrados en el levantamiento, liderado por la organización Hayat Tahrir al-Sham (HTS). El grupo estuvo vinculado con la yihad islámica, incluso teniendo su origen en la rama siria de Al Qaeda, el Frente Al Nusra, con el que rompió vínculos en 2016.