“La Nochebuena es la única noche del año que tiene nombre propio y recibe este nombre por la alegría del Nacimiento de Jesús” comienza diciendo el mensaje navideño de la nueva comisión episcopal de Cáritas que encabeza el recientemente designado arzobispo platense Gustavo Carrara y que integran los también obispos Roberto Álvarez (Rawson) y Enrique Martínez Ossola (auxiliar de Santiago del Estero). Y se pregunta a continuación “¿Cuál es el contexto de la primera Nochebuena de la historia? Un censo del emperador Augusto. La firma de un decreto que le cambia la vida a todo el mundo, que busca mostrar poder y autoridad”. Para rematar el párrafo diciendo, sin ningún tipo de referencia explícita o señalamiento particular, que “muchas veces esta historia se repite: se ejerce la fuerza con los frágiles y débiles”.
“El que tenga oídos, que oiga” dice el texto bíblico y “quien quiera oír que oiga” canta Litto Nebbia. “La historia se repite” afirman los obispos: “se ejerce la fuerza con los frágiles y los débiles”… con la firma de “un decreto que le cambia la vida a todo el mundo”.
Esta es la manera que los obispos integrantes de la comisión de Cáritas -en un texto con clásicas características del lenguaje eclesiástico muchas veces criticado por críptico y enigmático- utilizaron ahora para formular críticas y advertencias sobre la realidad social sin hacer señalamientos directos sobre los responsables. Se evita así diplomáticamente el choque frontal con la gestión del presidente Javier Milei en un momento en el que la jerarquía eclesiástica sigue apostando a la vía del diálogo institucional con el gobierno.
El mensaje recuerda también que “en esa primera Navidad, Dios elige para nacer (un pesebre) el lugar de los últimos, de los que no cuentan, para que nadie por ser pobre o estar roto en la vida, se avergüence de acercarse a Él”.
Piden los obispos volver “nuestro corazón a Belén” para comprender que “necesitamos que la ternura del Niño nos transforme y repare nuestras fuerzas”. Porque, dicen, “la Luz que ha bajado del cielo contrasta con la noche oscura del pecado, de la injusticia social, del sálvese quien pueda, que termina en el todos contra todos”.
El breve documento, titulado “la Navidad nos renueva la esperanza”, recuerda también en tono de denuncia que “en este 2024 la pobreza y la indigencia de los niños, niñas y adolescentes, en términos de inseguridad alimentaria, es dramáticamente delicada” y subraya que “este es solo un rostro de la pobreza, de la crisis socioambiental” haciendo referencia a un documento del papa Francisco. “En el tiempo de Navidad, con la ayuda de Dios y la nuestra -siguen diciendo los obispos de Cáritas- puede transformarse en rostro de esperanza, porque nos seguimos preguntando qué más podemos hacer”. Para reafirmar que “creemos, como siempre nos recordaba el Cardenal Eduardo Pironio, que la esperanza se vive precisamente en los tiempos difíciles, ella nace de la cruz y crece por la fe en el Señor de la historia”.
Dicen también, “ante la realidad del pecado”, que “el pecado del mundo es inmenso, pero no es infinito” y que, en cambio, “el amor misericordioso del Redentor, sí es infinito”.”
Por eso, subraya el documento episcopal, “ante la injusticia social, recordamos que Belén significa ‘Casa del pan´ y nos comprometemos a compartir el pan con los que no lo tienen”. Y “ante el sálvese quien pueda, elegimos el camino de la hermandad y la amistad social, la parábola del Buen Samaritano, predicada por Jesús en los años de su misión como adulto”.
El texto culmina con la afirmación de que “la Navidad nos renueva la esperanza, una esperanza activa, que no se rinde ante la adversidad” y con la invitación de los obispos a sumarse a la campaña solidaria de Navidad de Cáritas.