“Fue una mujer de barrio, que se casa con el amor de su vida y tiene dos hijos. Le toca vivir el tiempo en que vuelve el general Perón, con todo lo que significó la resistencia y la gran alegría de ese momento. Después, su hijo, que había atravesado todo ese tiempo, desaparece un mes después del golpe de Estado". Con estas palabras describió el ex futbolista y ex secretario de Deportes, Claudio Morresi, a su madre Irma Scrivo de Morresi, fallecida el domingo. Su hermano, Norberto Morresi, era militante de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), fue secuestrado el 23 de abril de 1976 y fue asesinado ese mismo día. Su madre Irma pasó gran parte de su vida buscándolo, desde su integración a Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. 

Los restos de Norberto fueron encontrados en una fosa común en el cementerio de General Villegas, y pudieron ser identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). En la plazoleta José de Luca --en el centro del porteño barrio de Parque Patricios donde vivía la familia--, una de las siluetas de desaparecidos pintadas en el cemento lleva el nombre de Norberto. Es una de las 121 víctimas del terrorismo de Estado cuya memoria el barrio recuerda todos los 23 de marzo con una marcha de antorchas por la avenida Caseros.

"Ella y su marido hicieron todo lo posible, todo lo que estaba a su alcance, para saber qué había pasado con su hijo”, dijo Claudio Morresi en diálogo con Víctor Hugo Morales por la AM 750. “Fueron a la comisaría, al juzgado, a la iglesia, con el paso de los años sufrieron estafas, porque hubo gente que les decía que, si entregaban cierto dinero, lo liberarían. En una ocasión, le dijeron que, una vez liberado, tendría que viajar a un país nórdico, y mi mamá se puso a tejer pulóveres para que no pasara frío”, recordó. 

Respecto del hallazgo de los restos de su hermano, explicó que "apareció en un documento secreto del Ejército toda la información para comunicarlo a la familia, pero nunca lo hicieron. Esa fue otra de las brutalidades de la dictadura: no poder decirles la verdad a las familias”, sostuvo. Pero Irma, tras conocer la verdad, siguió con su lucha para que otras familias pudieran saber qué pasó con sus hijo, poder darles sepultura. "Sin embargo, hay miles de familias que no lo saben porque los asesinos tienen la información y la guardan", lamentó Morresi. Y concluyó: "Ella luchó para que algo así no volviera a ocurrir en Argentina. A los 89 años su cuerpo no aguantó más y nos dejó con ese legado de lucha y resistencia". 

Con expresiones de tristeza y condolencia se pronunciaron en las redes sociales las Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S. La Plata, H.I.J.O.S. Capital, EAAF, Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia, y el Espacio Memoria de la ex ESMA, entre otras organizaciones.