“La lógica del escorpión”, de Charly García (2024), es un disco que, como suele suceder con muchas de las más ricas expresiones del arte, sale en el mejor peor momento. Cómo diría Fito, Charly siempre está ahí en el momento justo.

Inconsciente colectivo

Este álbum reúne, como se ha dicho, el Inconsciente Colectivo (García, 1982) de nuestro presente. Si el arte es político es porque lo político es también inconsciente en nosotros. El buen arte surge de esas profundidades magmáticas dónde las piedras se funden, se mezclan, se potencian entre sí y dan lugar a las erupciones más creativas. Diferente del arte que se propone como medio para expresar ideas con valor ideológico explícito, lo cual poco lugar deja al juego simbólico ante el peso de las consignas que deben seguirse.

El álbum de Charly tiene toda una cartografía de nuestro presente, un mapa para orientarnos, o un teatro compuesto de escenas musicales, quizás hasta un acertijo acerca de nuestra identidad, cuya cercanísima distopía, por lejana y próxima, nos da oportunidad de metabolizar algo de nuestro presente.

En este escenario de represión (“Juan represión”), de miedo al destino de América bajo aquel país que decidió nombrarse como si fuera el continente (“Americans”) -como bien toma del fantástico tema de David Bowie "I'm afraid of americans"-, ese loco feliz (“Watching the wheels”), nos dice que sólo “con vivir no alcanza” y nos ofrece una medicina (“Medicina N°9”) cuando rompe la tendencia (“Rompela”), que nos lleva hacia los confines de una sociedad de consumo que quiere que todos seamos estrellas de rock (“Rock and roll star”) en esa soledad de internet (“Yo ya sé”); todo bajo la mixtura del propio tiempo de la vida de Charly (“El club de los 27”), la nostalgia tanguera (“Te recuerdo invierno”), y la gratitud por los amigos que transitaron su camino, como Spinetta (“La pelicana y el androide”), Fito, Aznar y muchos otros, lo cual quizás tenga que ver con algo que me gusta pensar como una recomendación para las nuevas generaciones: no se puede perder si se recogen “Estrellas al caer”.

Nominando toda esta obra: “La lógica del escorpión”.

¿Cuál es la lógica del escorpión?

El arte se interpreta pero nunca se explica, su virtud es la posibilidad más que la conclusión, el juego más que el acierto, el irreductible enigma perfumando toda interpretación.

Dentro de estas interpretaciones, prácticamente imposible en la Argentina de 2024, no vincular el aguijón artero del escorpión con la motosierra fascista.

“Los escorpiones siempre tratan de ser lógicos”, dice. Es un elemento que se enfatiza respecto de la tradicional fábula del escorpión y la rana. La rana sabe que es un escorpión y que estos pican y matan. Por eso este último esgrime su lógica persuasiva: “si te pico yo también moriré”.

La pica finalmente, y ante su próxima muerte, la rana desahuciada reclama que no hay lógica en esto. No sólo que lo ilógico se le presenta en el incumplimiento de sus palabras sino en el hecho de que, por picar, el escorpión efectivamente perderá su propia vida, ahogándose en el río. El escorpión responde que es su “carácter”.

El carácter desafía la lógica. La trasciende. Y es un término propiamente humano, a diferencia de la "naturaleza", palabra que dice el escorpión de la versión original.

El carácter como esa construcción humana que desafía la lógica. Desafía incluso la propia supervivencia. Cómo este capitalismo que nos lleva a talar el último árbol nativo para decorar la casa con su madera. El carácter humano desafía toda lógica.

No traicionar el carácter

Pero también otros carácteres desafían otras lógicas. En una entrevista con el periodista Jorge Lanata, Charly le pregunta: “vos crees que yo soy un artista?”. Le responde que no lo sabe, que cree que hizo grandes cosas pero luego empezó a copiarse a sí mismo y lo sabía. Que Charly le responda que es un “pelotudo” es casi anecdótico en relación a lo que seguiría. Primero deja en claro que es un artista, pero además le dirá: “nunca me traicioné”. Luego da un paso más y le pregunta: “sabes cómo se reconoce a un artista?”. Ante la negativa, Charly le dice que va a tocar. Hace una música que suena a Charly, tiene el sonido de Charly, pero no es Charly. Cuando concluye, por si Lanata no se ha dado cuenta, decide explicitarlo: “eso de ‘me copio a mí mismo’ es muy aburrido”.

Charly hizo una performance: se imitó a sí mismo para demostrar la diferencia. Y con ello demostró también la diferencia entre aparentar rock y ser rock, entre un artista y quien no lo es ni puede tampoco -al menos en ese momento- reconocer el arte.

Es por eso que el carácter, aquel que trasciende toda lógica, no puede más que consistir en ser uno mismo.

Y eso es importante en un mundo que quiere que seamos siempre otra cosa. Que nos dice que sufrir es bueno, que lo bueno es malo, que la maldad es bondad. Ser quienes somos puede ser el mejor modo de resistir la estupidez ponderada como política de vida, el cinismo de pretender que el otro no nos importa, de creernos rockeros aún sin arte.

La lógica del escorpión es la que se usa para camuflar el carácter, disimularlo, y así llevarlo a su realización, de modo que parezca que esa motosierra que está en su naturaleza, no picará.

El error de la rana fue no ser fiel a sí misma: el carácter de las ranas es alejarse de los escorpiones y dejarlos solos. O bien, dependiendo la variedad de uno y otro, comerse al escorpión. Si la rana hubiese sido más escorpiona en su intransigencia, hubiera sobrevivido. El escorpión da la vida por su carácter, mientras que la rana pierde la vida por traicionar su carácter.

Escorpiones como Charly y Maradona

En una anécdota relatada por Charly en Líneas paralelas (2013), cuenta que le regala a Maradona un dibujo de un jugador haciendo un gol. Luego cree ver que ese gol lo realiza a los ingleses y lo nombra a Diego como “el escorpión mortal” que había realizado su dibujo! Entonces escorpión es también una virtud, para Charly, y no sólo un acto de malicia. El artista también puede ser fiel a su aguijón simbólico. Cómo cualquier persona respecto de su sentir más íntimo.

El álbum de Charly demuestra su fidelidad al amor, a los amigos, a los enemigos, e incluso a su momento de la vida. Charly no tiene auto-tune: la voz es su voz. Intransigentemente leal a sí. Eso también es la lógica del escorpión.

Desde cierta lectura de la fabula, podríamos decir que la posición rana en la vida es aquella que se engaña a sí misma, que necesita argumentos lógicos para poder engañarse respecto de lo que siente íntimamente. La posición escorpión es la de aquel que es fiel a sí mismo. Algunos escorpiones engañan con su lógica a los fines de poder realizar su carácter. Otros escorpiones utilizan otras lógicas para resistir porque está en su carácter no ser otra cosa que lo que son. Quizás por eso, el relato de la fábula aparece sobre el final de “Watching the wheels”, homenaje a Lennon, dónde nos dice que por más que lo traten de loco, no “me subiré a tu calesita nunca más”.

 

Y el carácter de toda humanidad avenida al mundo no es el odio, no es la veleta, el maneje, es el amor a lo que cuida y el odio a lo que lastima, es la creación como dopamina de las microcotidianeidades de cada quien, es la búsqueda de uno mismo y del otro. 

*Psicólogo (UNR), Profesor En Psicología (UNR). Magíster en Salud Mental (UNR). Psicoanalista. Investigador. Escritor.