Basta, como aquel último disco de Las Pelotas con Alejandro Sokol. O el de Atahualpa Yupanqui, pero sin el “ya” final. Así se llama el reciente trabajo de la Orquesta Típica Fernández Fierro. Incluye ocho piezas de extremas potencia e intensidad tanguera, todas grabadas por Walter Chacón en los Estudios Ion. Todas producidas por Yuri Venturín, capitán y cerebro del hoy septeto. Y todas dispuestas a ser revisitadas en vivo el miércoles 18 y el jueves 19 a las 19, en el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 772). “Las fechas son porque largamos oficialmente la versión del disco en vinilo. Estamos muy felices con el audio, sobre todo porque es industria argentina. Se fabricó en la República de Mataderos”, es el marco que le da Venturín a un convide que incluirá dos muestras fotográficas a cargo de Bárbara Raiker y Fabio Saltarelli, y la intervención de Bárbara Aguirre en su faceta de DJ de vinilos.
Al nombre del disco, en tanto, el músico lo enmarca mediante las dos formas de decir basta: su forma intransitiva (“Con la Fierro basta para demostrar que se puede hacer un montón de cosas en el tango, hoy”), y en su forma más corriente, la de poner fin a algo. En este caso, a las injusticias “y a todo este sistema perverso en la Argentina y en el mundo también”. Palabras estas que resuenan traspasadas a música en ocho temas contundentes.
En ocho piezas que por supuesto “bastan” para dar con un trabajo que tira toda la carne al asador de entrada. Empieza por un tema cuyo nombre trae resonancias de hastío social en la Argentina (“Diciembre”) y se le pega “Esquina”, conformando un binomio que habla y suena al país devastado por buitres y cipayos regenerados. “Lamentablemente, estamos viviendo una especie de revival de los '90, con mucho fastidio y mucha tristeza en la sociedad, y también mucha bronca, porque sabemos que estos gobiernos siempre terminaron mal. Tenemos memoria y cierta capacidad de analizar para darnos cuenta de que estas cosas terminan mal. Son como los '90 reforzados estos, porque hay más elementos que ligan a este gobierno con la dictadura. Horrible”, se explaya Yuri, ensanchando el marco de observación en un disco. El octavo en el trayecto de la Orquesta Típica Fernández Fierro, que conlleva además una gran novedad: el debut del propio Venturín como cantante, tras la partida de Natalia Lagos.
“Cantar es algo muy hermoso”, asegura en otro lapso de la charla con Página/12. “Es una parte en la que uno queda muy expuesto y un lugar desde el que se puede transmitir mucho. En los ensayos siempre he cantado y ya hace tres años que me puse a estudiar seriamente.”
Lo rodean esta vez Matías Wilson en piano, Manuel Barrios solitario en bandoneón (intrépida jugada ésta), Andrés Hojman en viola, y Julia Testa, Martín Elter y Juan Villegas Restrepo en violines. Una formación que no registra ninguna presencia fundadora. Las más antiguas –las de Barrios y Restrepo- se plegaron recién en 2016, y el último pionero en irse fue el bandoneonista Flavio Reggiani, el “Ministro”, en 2023. Las idas hablan pues de varios cambios de piel que la Fierro registra desde poco después de su origen, en los albores del milenio.
Venturín, empero, prefiere no hablar de rupturas y continuidades entre pasado y presente. Utiliza la palabra desarrollo. “Creo que el paso del tiempo marca un desarrollo en el que con un trabajo de muchos años fuimos puliendo una idea. Y lo bueno de esto es que nunca se trata de una tarea concluida, al menos hasta que el grupo deje de funcionar. Por ahora, es un desarrollo que continúa con muchos elementos musicales que han quedado en el camino y otros que se han ido incorporando”, se explaya el contrabajista. “Lo mismo a nivel del audio que estamos trabajando, la idea de trabajar con efectos, distorsiones y amplificadores que fueron primero inquietudes y luego hemos ido llevando a la práctica. Esta es una cosa de nunca terminar, porque siempre se puede encontrar un sonido no que sea ni mejor ni peor, sino que se acerque más a lo que uno pretende. Creo que es un largo desarrollo que sigue en movimiento. Y, bueno, después está el cambio humano, ¿no?”.
Un cambio de dos décadas y media que se nota en varios aspectos imposibles de soslayar, claro. Venturín nota el paso de los 25 a los 50 años en la energía, las obligaciones y la duración del tiempo. Pero no ve cambio en la estética sonora y musical de la Fernández Fierro entre el tango a lo Pugliese y una idea de rock amiga del Pappo apólogo de AC/DC. Los casos puntuales que mejor exteriorizan la recurrente alquimia en el reciente disco pasan por “Viejo rocker”, una paradojal y extemporánea vuelta sobre Tanguito, y la rabiosa “Mis infiernos”. “Siempre hemos indagado en elementos musicales que son, en muchos casos, comunes a cierto tango y a cierto rock. Siempre hablamos de lo que fue la Orquesta de Osvaldo Pugliese en el tango y AC/DC según Pappo en el rock. Entonces, desarrollando esos elementos y utilizándolos a conciencia, hemos logrado un lenguaje que es tan tanguero como rockero”, sostiene.
A Venturín le gusta poco que se subraye la esencia tanguera más que rockera de la Fernández Fierro. “Creo que el rock en la Fierro pasa por cosas sustanciales, en ningún caso superficiales”. Ni siquiera un tremendo y visceral tango como “40 grados” alcanza para desequilibrar la balanza. Tango al que el ahora cantante define "agobiante como el calor de la ciudad". “Suena con mucha intensidad y a veces puede ser que haya más intensidad en nuestro tango que en algún rock, pero la Fierro está constituida de ambos géneros”, insiste.
Otra gran pegada de Basta fue incorporar la versión de “Cabeza de platino”, tema de Palo Pandolfo que la agrupación compartió con él, durante la ceremonia de entrega de los Martín Fierro 2021. “Como todas las participaciones se hacían en colaboración con otro artista, nosotros propusimos hacerlo con Palo. Hice el arreglo y grabamos esa versión con él, y un video que salió en la ceremonia que era virtual, porque aún estábamos en pandemia. Y bueno, a pocos días de la trasmisión de la ceremonia fue que Palo falleció”, recuerda. “Además, influye el hecho que, a la hora de elegir una obra para versionar, uno piensa en muchas cosas a tener en cuenta como para que esa obra pueda ser maleable a la estética buscado. Y con este tema, sucede que se dio”.