La inesperada renuncia de la viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, sumió al país en la confusión y, al parecer, al propio gobierno de Justin Trudeau. La dimisión de Freeland, que durante años había sido la mano derecha de Trudeau, provocó todo tipo de especulaciones en Ottawa sobre el futuro inmediato del mandatario y la posible convocatoria de elecciones anticipadas. Esta crisis política coincide con la amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25 por ciento a los productos canadienses y mexicanos. Trump calificó de "tóxica" a Freeland y volvió a burlarse de Trudeau, al calificarlo como "gobernador".

"Evitar costosas pantomimas políticas"

En su carta de renuncia, Freeland citó las diferencias políticas surgidas con el primer ministro a raíz del triunfo de Trump en Estados Unidos y su rechazo a algunas decisiones económicas anunciadas por el gobierno y que parecen diseñadas para mejorar la maltrecha imagen pública de Trudeau. "Necesitamos tomar la amenaza (de aranceles de Trump) con extrema gravedad. Esto significa en estos momentos mantener seca nuestra pólvora fiscal para tener las reservas que podamos necesitar para la próxima guerra arancelaria. Eso significa evitar costosas pantomimas políticas", explicó Freeland.

"Esta convicción ha guiado mis esfuerzos este otoño para manejar nuestros gastos de forma que nos dé la flexibilidad que necesitamos para cumplir los graves desafíos presentados por EE.UU.", agregó la ahora exfuncionaria, quien se refería a la amenaza que el presidente electo estadounidense realizó el pasado 25 de noviembre de imponer aranceles del 25 por ciento a Canadá y México hasta que cese el flujo de drogas e inmigrantes ilegales a través de las fronteras.

"Nuestro país se enfrenta hoy a un gran desafío. La nueva administración estadounidense está aplicando una política de nacionalismo económico agresivo", continuó Freeland. Los aranceles fueron calificados como "devastadores" por el propio Trudeau y podrían causar una recesión económica en el país. Las horas de silencio de Trudeau y otros miembros del gobierno, que se enteraron de la decisión de Freeland al mismo tiempo que la exministra publicó su carta en las redes sociales, agregaron una dosis de caos a la crisis política. 

La oposición saca provecho

Para complicar la situación, Freeland tenía previsto presentar el lunes en el Parlamento la declaración económica de otoño, un documento que es siempre importante pero que en esta ocasión es considerado clave porque contiene medidas para afrontar la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump en enero. La dimisión de Freeland fue aprovechada rápidamente por el líder de la oposición, el conservador Pierre Poilievre, quien denunció el "caos" del gobierno y solicitó elecciones anticipadas inminentes. 

La petición de Poilievre se produce cuando su Partido Conservador tiene 20 puntos de ventaja sobre el Partido Liberal de Trudeau en intención de voto. Los mismos sondeos señalan que de celebrarse elecciones en estos momentos el soberanista Bloque Quebequés (BQ) se convertiría en el líder de la oposición y que liberales y socialdemócratas quedarían relegados al tercer y cuarto puesto en el Parlamento.

Precisamente el líder del BQ, Yves-Francois Blanchet, declaró este lunes que "el gobierno de Trudeau está acabado". Al menos tres de los 153 diputados liberales pidieron la renuncia de Trudeau tras la salida de Freeland. Trudeau ya se enfrentó en octubre a otra revuelta interna cuando cerca de una veintena de diputados firmaron una carta solicitando su salida ante las malas perspectivas electorales.

La elevada inflación, la fuerte suba del precio de la vivienda y el empeoramiento de los servicios sociales, que muchos asocian con los altos niveles de inmigración promovidos durante años por el gobierno canadiense, provocaron la caída de su popularidad. Trudeau fue capaz de desactivar en octubre la rebelión y aseguró que iría por la reelección en las próximas elecciones generales, que están previstas para el 20 de octubre de 2025. 

Tras un día caótico en el que permaneció fuera del alcance de las cámaras, Trudeau participó en la noche del lunes en una reunión de emergencia del grupo parlamentario del Partido Liberal de Canadá para tratar la grave crisis política. El primer ministro cerró provisionalmente la crisis causada por la renuncia de Freeland nombrando a su ministro de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc, como titular de la cartera de Finanzas.

Trump contra "la tóxica"

El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, aplaudió la renuncia de Freeland, al considerar que "su comportamiento era completamente tóxico" y no favorecía acuerdos que pudieran beneficiar a los ciudadanos canadienses. "El Gran Estado de Canadá queda atónito ante la renuncia de la ministra de Finanzas o su despido por parte del gobernador Justin Trudeau", declaró el republicano en su plataforma Truth Social.

"Su comportamiento fue totalmente tóxico y nada propicio para hacer tratos que sean buenos para los muy descontentos ciudadanos de Canadá. ¡¡¡No la extrañaremos!!!", agregó Trump. El magnate, que asumirá el poder el próximo 20 de enero, bromea desde hace días con anexionar a Canadá como un nuevo estado de Estados Unidos para evitar esos aranceles y se burla de Trudeau llamándolo "gobernador".