La inesperada renuncia de la viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, sumió al país en la confusión y, al parecer, al propio gobierno de Justin Trudeau. La dimisión de Freeland, que durante años había sido la mano derecha de Trudeau, provocó todo tipo de especulaciones en Ottawa sobre el futuro inmediato del mandatario y la posible convocatoria de elecciones anticipadas. Esta crisis política coincide con la amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25 por ciento a los productos canadienses y mexicanos. Trump calificó de "tóxica" a Freeland y volvió a burlarse de Trudeau, al calificarlo como "gobernador".