Un poco de amor francés

“Esto es para vos. No es mucho pero te prometí una pequeña historia. Quizás esto no sea exactamente una historia”. Así comienza Mary's Book. Se trata de una carta de amor en forma de fotolibro hecha a mano por Robert Frank en 1949, destinada a la artista Mary Lockspeiser, con quien se casaría poco tiempo después. Por entonces, el fotógrafo tenía 25 años. Se encontraba en París y era su primera visita a Europa tras la mudanza a Nueva York, dos años antes, desde su Suiza natal. Estas páginas fueron su primer intento de combinar palabras con fotografías, algo que luego haría con particular maestría, como en el caso de la serie Black, White and Things, de 1952. En cuanto a Mary’s Book, Frank usó seis páginas de papel rígido dobladas por la mitad y apiladas, sin encuadernar. Pegó 74 fotografías en las páginas, la mayoría pequeñas, para que pudieran caber hasta diez en una sola página. Entre fotos incidentales de farolas, personas en las plazas y caravanas de un circo, Frank iba escribiendo notas en inglés y francés. Todo este material forma parte de la muestra que se puede ver hasta mediados del año próximo en el Museo de Bellas Artes de Houston, que también está lanzando la versión impresa de Mary’s Book. Se trata de la primera exposición de la serie completa luego de que el libro fuera donado al museo por el marchand Howard Greenberg. En la exposición también se incluye una selección de las fotografías de Frank de París en el marco del centenario de su nacimiento, que se ha celebrado con diversas muestras en el año que se va. “Este poema de amor fue un paso importante en el desarrollo de Frank como fotógrafo, cineasta y artista visual”, afirmó la curadora Kristen Gresh. Estas fotos tempranas son evidencia del modo en que Frank captó el mundo en otra época con la suficiente belleza como para que esas imágenes se abran paso en estos días donde un poco de amor sigue siendo necesario.

Defensa de la longevidad

La ciencia está corroborando algo que Disney supo antes a través de personajes como Simba, el león: los animales antiguos de la Tierra están en declive y eso es un gran riesgo para ellos y sus manadas. Esto es lo que se desprende de un artículo publicado en la revista Science que analizó, a su vez, más de nueve mil artículos escritos en los últimos años. De acuerdo a los datos de Science, pocos animales llegan a la vejez, y los que lo hacen son susceptibles de ser cazados o capturados por los humanos, porque son los más grandes o tienen, por ejemplo, las astas, los cuernos o los colmillos más grandes. Esto puede tener consecuencias significativas, advierten los investigadores, mientras abogan por un nuevo enfoque llamado “conservación de la longevidad”. “Esa idea simplista de que las personas mayores no son importantes para su comunidad, en realidad no es la historia completa”, apunta el investigador Keller Kopf, ecólogo de la Universidad Charles Darwin, en Australia. Según el artículo, los primates, las ballenas, los elefantes y los animales que cazan en manada tienen individuos ancianos que poseen conocimientos vitales. Las elefantes hembras mayores, por ejemplo, tienen una “memoria social” de quién es amigo o enemigo. Las orcas posmenopáusicas son mejores para encontrar zonas de alimentación para el salmón. La investigación muestra que eliminar a los mayores da como resultado que las poblaciones se vuelvan más volátiles con el tiempo y, en ocasiones, desaparezcan.

El Scrabble es mi lengua

Para algunos, el idioma puede ser un asunto de memoria visual. Es lo que le ocurre al neozelandés Nigel Richards, que ganó el campeonato mundial de español de Scrabble en Granada. Se trata de un idioma que no habla en absoluto. Richards comenzó a memorizar la lista de palabras del Scrabble del idioma hace un año, comentó su amiga Liz Fagerlund, una funcionaria del Scrabble de Nueva Zelanda. “Él no puede entender por qué otras personas no logran hacer lo mismo”, dijo. “Puede mirar un bloque de palabras juntas y, una vez que entran en su cerebro como una imagen, puede recordarlas muy fácilmente”. Nunca había sucedido nada parecido a la hazaña del neozelandés en el Scrabble español, aseguró Alejandro Terenzani, organizador del concurso. “Era imposible reaccionar negativamente por el hecho de que no sepa hablar español ya que, en definitiva, el Scrabble es escrito. Sólo queda asombrarse”, afirmó Terenzani: “Esperábamos que tuviera un buen desempeño, pero la verdad es que superó nuestras expectativas". Richards viene compitiendo desde mediados de los noventa y el Scrabble es su vida: luego de ganar varios campeonatos se fue a viajar por Asia y decidió mudarse a Malasia. En segundo lugar quedó el campeón Benjamín Olaizola, que también es un jugador experimentado. Nacido en Caracas en 1979 (aunque vive en Rosario actualmente) publicó un libro sobre el arte del Scrabble con más de cincuenta ejemplos de partidas reales, que se puede conseguir en su página web.

El mayor de mis defectos

En su departamento del noroeste de Londres, donde vive, Chrissie Hynde se dedicó a pintar naturalezas muertas y retratos que comenzó a mostrar en 2015. Tres años después, publicó Adding The Blue con su obra reunida hasta entonces junto a un prólogo donde Brian Eno aseguraba “esta chica sí que está viva”. En 2019, sacó su segundo álbum solista Valve Bone Woe, con reversiones de temas que le gustaban. El arte de tapa fue creado a partir de una pintura original de Chrissie, que incluyó otros trabajos suyos para acompañar las pistas del álbum, incluida “Caroline, No” de The Beach Boys y “River Man” de Nick Drake. Ahora, a los 73 años, la ex Pretenders cuenta en el texto curatorial de su nueva muestra Hynde Sight −que se pudo ver hasta hace pocos días en la galería londinense Cromwell Place−, que trabajó brevemente en un estudio de arquitectura en 1973. Aunque por entonces, recién llegada de Ohio, había otras cosas más interesantes que hacer: atender la tienda de Vivienne Westwood, ser modelo y formar su banda. Ahora, cuenta, el arte es su refugio. Si bien mucho de sus óleos son figuras planas donde se puede adivinar la influencia de Kandinsky, tantos otros se caracterizan por colores brillantes y contornos nítidos. Y ahí es donde entra Van Gogh. “Me gusta. Es muy psicodélico y tengo una mentalidad psicodélica. La música y el arte que me excitan buscan darle sentido a la vida”. Sin embargo, se ataja: “No es que sea un erudita. ¡O que quiera fingir que soy un artista! Simplemente me gusta dibujar y hacer cosas. Ya sé que la honestidad no ayuda y muchas veces me han dicho que es un defecto pero no me importa”. Hynde comenzó a pintar, dice, después de releer el borrador final de Reckless, su autobiografía, y notar que mencionaba una y otra vez su amor por el arte. “Me di cuenta de que la pintura siempre estaba en el fondo de mi mente”. No tiene ninguna formación, dice, y recién hace poco tiempo aprendió a limpiar sus pinceles correctamente: “Pero tampoco tenía ninguna formación como música cuando empecé a tocar”. Entre sus obras hay algunos autorretratos y también le interesa retratar a sus nietas (dos mellizas hijas de Yasmin, producto de su breve relación en los años ochenta con Jim Kerr, de Simple Minds). Pero no ha hecho retratos de colegas famosos aún. El crítico Tim Marlow reconoce que sus obras encarnan “franqueza e inmediatez”. Y agrega, con la honestidad que su amiga valora: “No estoy seguro de que Chrissie sea una gran artista, pero es auténtica”.