Sugarcane 7 puntos 

Canadá/Estados Unidos, 2024 

Dirección: Julian Brave NoiseCat y Emily Cassie 

Duración: 107 minutos 

Intérpretes: Willie Sellars, Charlene Belleau, Whitney Spearing, Ed Archie NoiseCat, Kyé7e, Julian Brave NoiseCat, Rick Gilbert, Larry Emile. 

Estreno en Disney+.

El tema de la memoria, tan espinoso y cercano para los argentinos, atraviesa, sin embargo, a todos los paises de América de sur a norte. Una cuestión que en las últimas décadas comenzó a ganar importancia en relación al maltrato que recibieron (y reciben) los pueblos originarios, desde 1492 hasta la actualidad. Ese trabajo de revisión en Canadá cobró especial vigor a partir de la gestión de Justin Trudeau como primer Ministro, cargo que comenzó a ejercer en 2015. Desde entonces, la búsqueda de reparar los daños provocados a los nativos americanos se ha convertido en una cuestión de estado, impulsando una visión más atenta al impacto provocado por el colonialismo europeo. El documental Sugarcane aborda uno de esos asuntos, ocurridos hasta hace no tanto tiempo.

Se trata de los abusos cometidos por curas católicos en colegios internados a los que los niños indígenas estuvieron obligados a ir a partir de 1894. El último de esos colegios dejó de funcionar a fines de los ‘90, cien años después. Según indica un texto introductorio, estas instituciones fueron diseñadas para “deshacerse del problema indio”, una política similar a las implementadas en la Argentina con los mismos fines. Para confirmarlo puede verse el conmovedor documental Damiana Kryygi (2015), dirigido por Alejandro Fernández Mouján. Una investigación reciente, impulsada por organizaciones indígenas con el apoyo del estado canadiense, confirmó un patrón de infanticidios ocurridos en uno de esos colegios, la Misión St. Joseph, en el pueblo que le da título a la película.

Producida por National Geographic, Sugarcane se desarrolla cruzando media decena de historias. La de dos investigadoras que buscan probar las violaciones de niños y la matanza de los que nacían de esas relaciones forzadas. La de un jefe de una de esas comunidades que se empeña en hechar luz sobre los abusos sufridos por sus antepasados. La de Ed NoiseCat o la de Rick Gilbert, sobrevivientes de esos campos de concentración disfrazados de escuela. O la de Julian NoiseCat, que busca acercarse a un padre cuya dolorosa historia lo volvió un hombre distante. Cada uno de estos relatos avanza de forma respetuosa, cuidándose de que el abordaje no derive en la revictimización de los involucrados.

Dirigido por el propio Julian junto a Emily Cassie, el documental logra transmitir el dolor de sus protagonistas a partir de una búsqueda empática, pero sin descuidar los aspectos cinematográficos implicados en los relatos. El registro combina con acierto el acercamiento a cada una de las historias con una labor fotográfica delicada y atenta, mientras que desde lo narrativo entrecruza el ejercicio observacional de itención sociológica y humanística, con un acercamiento más propio del true crime, esos documentales que abordan casos policiales reales. Una mixtura en la que ambas partes se apoyan y potencian mutuamente, para contar una historia que puede resultar un espejo oportuno para mirar lo ocurrido no solo en nuestro propio país sino en todo el continente.