Jurado Nº 2                              7 puntos

Juror #2; EE.UU., 2024

Dirección: Clint Eastwood.

Guion: Jonathan Abrams.

Fotografía: Yves Bélanger.

Música: Mark Mancina.

Intérpretes: Nicholas Hoult, Toni Collette, J.K. Simmons, Chris Messina, Gabriel Basso, Zoey Deutch, Kiefer Sutherland.

Duración: 114 minutos.

Estreno: disponible en Max a partir del 20 de diciembre. También se puede alquilar en Claro Video online y comprar como descarga en Apple TV, Amazon Video, Microsoft Store y Claro Video.

“¿La justicia es la verdad en acción? ¿Todavía creés en eso?”, le pregunta irónico el abogado defensor a su adversaria, la fiscal de distrito, que usa esa frase de un antiguo profesor universitario como slogan de campaña para postularse para un nuevo mandato en su cargo, en el estado de Georgia. Justicia, verdad y acción han sido a su vez pilares del cine de Clint Eastwood, que a los 94 años regresa sobre esos temas en Jurado N° 2, su película más reciente, que vuelve a poner a prueba esos conceptos como ya lo había hecho en Sully: hazaña en el Hudson (2016) y El caso de Richard Jewell (2019), por citar dos ejemplos cercanos.

Lanzada en gran parte del mundo únicamente en plataformas, en lo que supone un desprecio de la Warner por el cineasta vivo más prestigioso del estudio, con el que ha trabajado durante más de medio siglo, Juror #2 tiene en su centro un dilema ético. Un hombre joven, casado, buen padre de familia (su mujer está a punto de dar a luz) es convocado para integrar el jurado que debe decidir sobre la inocencia o culpabilidad de otro hombre de su misma edad, acusado de haber matado a golpes a su pareja, después de una discusión en un bar, en una noche de alcohol y tormenta. Todo en el expediente incrimina al acusado, salvo para ese Jurado N° 2 (Nicholas Hoult) que de pronto, en medio del juicio, descubre que tal vez ha sido él quien ha matado involuntariamente a la víctima, cuando aquella noche borrascosa atropelló algo que él entonces supuso era un ciervo.

El punto de partida del guion firmado en solitario por Jonathan Abrams parece un poco caprichoso, por decir lo menos, pero en las manos de un director tan experimentado como Eastwood se vuelve no sólo creíble, sino también en un vehículo para que el cineasta vuelva a reflexionar sobre algunas de las preocupaciones que han ido habitando su obra, particularmente la del último cuarto de siglo. Empezando por Crimen verdadero (1999), donde un periodista en decadencia, interpretado por el propio Eastwood, hacía lo imposible por probar la inocencia de un condenado a muerte a punto de ser ejecutado.

Aquí sin embargo no hay un héroe; ni siquiera un antihéroe. Ese Jurado N° 2, llamado Justin Kemp, es apenas un hombre atrapado en su laberinto: si calla, deberá cargar toda su vida con el peso de esa injusticia en su conciencia; si habla, arruinará su futuro y el de su familia. “Te pueden caer 30 años de prisión”, le explica un abogado de confianza (Kiefer Sutherland), conocedor del estricto código de justicia de un Estado sureño represivo como el de Georgia.

Sobre esa encrucijada ética Eastwood construye un suspenso sobrio pero sólido, con esa transparencia narrativa que ha hecho de su obra la gran heredera del cine clásico de Hollywood. Su exposición es limpia, clara, cristalina. La dramaturgia de su guionista Abrams abreva manifiestamente en dos clásicos del cine judicial dirigidos por Sidney Lumet, su opera prima Doce hombres en pugna (1957), y su coda, El veredicto (1982), que transcurrían casi íntegramente puertas adentro de un juzgado, como ahora Jurado N° 2. Pero a diferencia de los films de Lumet, que confiaban en el carisma de sus protagonistas –nada menos que Henry Fonda y Paul Newman, respectivamente- aquí Eastwood elige deliberadamente a un actor casi anodino como Nicholas Hoult para un personaje con el que es difícil identificarse.

Si hay un héroe en Juror #2 no es precisamente Kemp, sino en todo caso una impensable heroína: la fiscal Faith Killebrew (Toni Colette, excelente), que es un poco su espejo invertido. Poniendo en juego no sólo su carrera política sino también su prestigio profesional, ella también tiene que tomar una decisión muy difícil en su vida. Al menos si quiere seguir siendo fiel al postulado de que “la justicia es la verdad en acción”.