A nadie le ha gustado tanto disfrazarse como a Gwen Stefani. Como líder de la banda de pop-ska-punk No Doubt, era una Debbie Harry diurna, con un bindi indio en la frente, tirantes para adultos y capas de sudor de concierto. Cuando se lanzó en solitario, fue un retrato de David LaChapelle hecho realidad: una yodelista hiperrealista y reina del pop que rapeaba sobre bananas junto a un grupo de risueñas bailarinas de acompañamiento japonesas cuya inclusión levantó más de una ceja. 

Hoy es una apolítica cantante de country-pop en la que los corsés vintage de Vivienne Westwood se cuelan en sus videos musicales como huevos de Pascua que evocan su pasado. Sus transformaciones han sido perfectas, tan naturales como ponerse una nueva piel. Tal vez porque una cosa ha permanecido constante todo el tiempo: su capacidad para escribir sobre el desamor mejor que nadie.

En "Somebody Else's", la primera canción del nuevo álbum de Stefani, Bouquet, celebra que ya no suspira. "Dejarte me salvó, Dios mío", canta. "Mirame florecer/ Sos el problema de otro". Qué diferencia hacen 28 años. En 1996, Stefani se convirtió en la patrona de las lágrimas del pop. El éxito inaugural de No Doubt, "Don't Speak", una balada a medio tempo rabiosa y devastada sobre la pérdida del mejor amigo y amante, convirtió al grupo en un fenómeno de fines de los noventa. En el video, Stefani es tres versiones distintas de sí misma: una estrella del rock anárquica sobre el escenario, una solista glamorosa con diamantes al cuello y una banda resentida, y una joven herida cuya única esperanza de recuperación es desahogarse. Encabezó las listas británicas durante tres semanas, convirtiéndose en un clásico instantáneo.

El mayor éxito de Stefani en las listas -tanto como parte de No Doubt como en solitario- no volvió a salir de ese mismo pozo emocional. Más bien procedía de sus actos más puros de pop y caos, como el revoltijo dancehall de No Doubt "Hey Baby" o el opus marchoso "Hollaback Girl". Pero bajo la bravuconería se escondía la confusión de Stefani, gran parte de la cual convirtió en belleza pop.

A decir verdad, esto empezó pronto. "Just a Girl" -lanzada en el Reino Unido en 1996 con escasa repercusión, pero reeditada y posteriormente arrolladora a raíz de “Don't Speak”- es más recordada como una sónica mirada de reojo, o un sardónico beso de despedida, a la condescendencia masculina. Stefani se muestra desafiante y preparada para la batalla, pero si vemos el video hasta el final, veremos cómo el patriarcado acaba con ella. La expresión de Stefani pasa de la certeza a la aprensión cuando canta un último grito, repentinamente desesperado: "Ya estoy harta". En ese momento, sentó las bases de gran parte de su mejor trabajo: ofrecer una fantasía evasiva, pero no sin un atisbo de la verdad más escabrosa.

Las mejores canciones de Stefani son romances torturados, que evocan relaciones amorosas que se fueron al cuerno. Las escribe como los psicodramas que a menudo son, en los que tener el corazón roto es, en cierto modo, como ser asesinado. Su romance adolescente con el bajista de No Doubt, Tony Kanal, alimentó Tragic Kingdom, de 1996, el álbum que lanzó a la banda a la estratosfera. Su relación intermitente con Gavin Rossdale, líder de Bush (se juntaron por primera vez en 1995, se casaron en 2002, tuvieron tres hijos y se divorciaron en 2016) sustenta gran parte del resto de su obra.

En Tragic Kingdom, Stefani capta la miseria específica de querer a alguien mucho más de lo que te quieren a vos. "Don't Speak" trata de reconocer que tu pareja se ha distanciado, pero prácticamente rogándole que no lo reconozca también. Otras canciones suenan como si Stefani se estuviera arrastrando por el dolor, pero con tal fanfarronería y desafío interpretativo que raya en la negación.

En las entrevistas de la época, admitía que su ruptura con Kanal fue un desastre y mucho más dura para ella que para él. A menudo intentaba volver a empezar, pero sin éxito. "Dios me dio el don de vivir en un extraño planeta de fantasía en el que Tony todavía me quiere", dijo a la revista Details en 1996. "Y sé que le gusto, porque me lo confesó el otro día... A veces lo obligo a enrollarse conmigo. Me meto en su litera y él me dice: '¡Soltame!".

Tal vez porque salieron tan jóvenes y estaban unidos por el éxito de su banda, Stefani y Kanal forjaron una amistad a partir de las cenizas de su romance. "Cool", un tema de Love Angel Music Baby, el debut solista de Stefani en 2004 y, la verdad, una de las mejores canciones jamás escritas, se desarrolla como un cuento de hadas que de alguna manera se hizo realidad. Stefani canta su incredulidad ante el hecho de que hayan vuelto a ser amigos y puedan salir con sus nuevas parejas sin dramas. "Solíamos pensar que era imposible", canta. "Ahora me llamás por mi nuevo apellido". El video -dirigido por Sophie Muller, colaboradora habitual de Stefani- va y viene en el tiempo: Stefani y su amante en pantalla en pleno amor juvenil, y más tarde Stefani conoce a su nueva esposa. Sigue habiendo breves momentos de añoranza o un aura de sentimientos no expresados -porque, como Stefani siempre ha dicho, nada es tan fácil-, pero por lo demás son cordiales. Como dice la canción, son cool.

Su relación con Rossdale tuvo un final menos feliz. El siguiente álbum de No Doubt, Return to Saturn (2000), fue escrito por Stefani en un estado de depresión. Antes de que ella y Rossdale se casaran, la pareja siempre se separaba y volvía a juntarse, separada por infidelidades, inseguridades y fechas de giras conflictivas. En 2021, Stefani dijo que hoy en día no puede escuchar el álbum porque está demasiado cargado de "mensajes" que no tuvo en cuenta en su momento. 

Tiene sentido: Return of Saturn va más allá de la confesión hasta un punto de intimidad casi insoportable. "Simple Kind of Life" la encuentra suspirando por la maternidad y la estabilidad con Rossdale, a pesar de que él parece cruelmente retraído. En el video del tema, Stefani aparece sentada bajo un dispositivo anticonceptivo gigante que parpadea y canta con culpa e inquietud: "A veces deseo equivocarme". En otras canciones del álbum, Stefani se enfrenta a su propio odio hacia sí misma y a cómo éste se manifiesta en forma de celos y rabia. "Una chica tan guapa, estoy tan celosa", canta en “Staring Problem”. "Ojalá me pareciera a ella/ ¿Qué se siente al tener ese cuerpo?".

No Doubt.

Las letras de Stefani pueden ser brutales y despiadadas, y rara vez escribe con metáforas. Por eso siempre parece sorprendida en las entrevistas cuando le dicen que han conmovido a la gente. Sin embargo, en su falta de complejidad evidente reside su poder. Una canción como la dramática balada "Early Winter", de su álbum de 2006 The Sweet Escape, resulta impactante por lo directa que es. "Siempre fui de las que lloran", confiesa. "Nunca fui de las que mienten/ Me has mentido todos estos años". "Red Flag", un tema de su disco de 2016 This Is What the Truth Looks Like, fue escrito después de que ella y Rossdale finalmente se separaran, y tiene una vulnerabilidad asustada que se siente real. "Me pone nerviosa que no me correspondas", le canta a una posible nueva pareja. Stefani se especializa en emociones poco atractivas, o en las que nos dicen que debemos ocultar. Al cantar sobre ellas, las despoja de su vergüenza.

En los últimos años, se ha hablado mucho del matrimonio de Stefani con el cantante Blake Shelton, un cursi cantante de música country que ha eludido repetidamente las preguntas sobre sus inclinaciones políticas. Su relación coincidió con una época de cultura pop poco cool para la propia Stefani: un álbum navideño, negaciones de apropiación cultural histórica, singles comparados con anuncios de tiendas de ropa de descuento. Su nueva producción no es brillante y chic. Pero si se debe considerar a Stefani no como una estrella del pop increíblemente radical, sino más bien como una de las mayores portadoras de dolor de la música, éste es el final que siempre mereció. Por fin tiene el tipo de vida sencilla que ha deseado durante casi tres décadas, desprovista del drama que alimentó una música tan trascendente, pero que también le trajo años de dolor. Si alguien se merece un amor sin complicaciones con un hombre que la adore, es la mujer que pasó años suspirando abiertamente por ello.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.