Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, negó este miércoles ante la justicia haber cometido ninguna irregularidad en sus actividades profesionales privadas.

"Mi cliente se ha comportado siempre de una manera correcta, siempre en coordinación con la Universidad Complutense y en ningún momento ha intermediado, de ninguna manera, ante nadie, a efectos de que un empresario obtuviera licitaciones públicas", dijo a la salida de la audiencia el abogado de Gómez, Antonio Camacho.

El letrado sostuvo que su clienta había querido declarar desde el mismo inicio del procedimiento, porque no tiene nada que esconder, pero que no lo había hecho porque había una indefinición acerca de lo que se estaba investigando.

La justicia investiga si Gómez, de 49 años, se aprovechó de su vínculo como esposa de Sánchez para dirigir una maestría en una universidad y obtener financiación privada para dicho programa. También se analiza si, a cambio de esos fondos, facilitó al empresario Juan Carlos Barrabés un acceso privilegiado a ofertas públicas. Por otro lado, se investiga si, en el marco de sus actividades universitarias, incurrió en un delito al registrar a su nombre un programa informático creado por terceros, así como la denominación del curso, Transformación Social Competitiva.

La palabra de Gómez

La esposa de Sánchez llegó a los juzgados de Madrid un poco antes de las 10 de la mañana para comparecer ante el juez Juan Carlos Peinado. Entró directamente en coche al estacionamiento subterráneo de los juzgados, ahorrándose desfilar ante la prensa que esperaba en la calle. Gómez ya compareció en julio pero se acogió a su derecho a no declarar. En esta ocasión, sin embargo, respondió a las preguntas de su abogado

Camacho le preguntó sobre las licitaciones a Barrabés a pesar de que este miércoles no había sido citada a declarar por esta cuestión. Fuentes judiciales indicaron a Europa Press que Gómez afirmó que nunca tuvo conocimiento de las mismas, y que solo supo de ellas cuando fue imputada. Si reconoció que firmó unas cartas de recomendación que, según destacó, son habituales para procesos de contratación pública. Fueron dos misivas, que no apoyaban a la empresa de Barrabés, sino a la importancia del proyecto que se licitaba.

Tras esas cartas, la investigada explicó que nunca se le informó del resultado final de la licitación, sino que se enteró de ello por los medios de comunicación. Gómez puso el foco en el hecho de que esas cartas también fueron firmadas por grandes tecnológicas como Microsoft, IBM u Orange. Por último, aseguró que otras instituciones y administraciones públicas, como el Ayuntamiento de Madrid, también firmaron la misma carta modelo y terminaron adjudicando contratos a las empresas de Barrabés.

Sobre el ámbito académico

En relación con su contratación por el Instituto de Empresa (IE), Gómez explicó que conocía al directivo del instituto Juan José Güemes, exconsejero madrileño, desde hace tiempo, pero fue en 2017 cuando hablaron por primera vez de colaborar en proyectos formativos.

A pesar de ese contacto, no se concretó ningún acuerdo porque no disponía de tiempo debido a otras responsabilidades. Sin embargo, tras solicitar una licencia en Inmark, Güemes la llamó en 2018 para dirigir el África Center del IE, donde permaneció hasta junio de 2022, momento en que se dio de baja voluntariamente. Gómez negó que su contratación tuviera relación con ser la esposa de Pedro Sánchez, ya que su primer contacto con Güemes fue en 2017, un año antes de la llegada de Sánchez a la presidencia del Gobierno.

Sobre su colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Gómez indicó que comenzó en 2012 con un diploma técnico y, desde 2014, como codirectora de la maestría en Fundraising Público y Privado. En marzo de 2020, pasó a codirigir la maestría en Transformación Social Competitiva.

La esposa del jefe del Ejecutivo aclaró que su relación profesional con la Complutense no estuvo amparada nunca por un contrato de trabajo que le impidiera realizar otras actividades profesionales al margen de la universidad. Como no era personal contratado, apuntó, todos los trámites los realizó siguiendo las indicaciones de los diferentes departamentos.

A preguntas de su letrado, Gómez aseguró que por su labor docente y por codirigir las maestrías de título propio su retribución tenía un techo que ascendía a 15.000 euros. La investigada insistió en que nunca estuvo en el equipo de la Complutense, no recibió salario y no es catedrática.

Por su parte, al compás de estas declaraciones en la Justicia, Pedro Sánchez, insistió este miércoles en que no hay nada que reprochar a su esposa y que su Gobierno está limpio, acusando a la derecha y a la extrema derecha de estar detrás de una campaña de desprestigio. Un mes atrás, a esposa del presidente del Gobierno español, se defendió públicamente por primera vez, al asegurar que las denuncias en su contra tienen un objetivo político evidente.