Los alquileres para vivienda en Rosario aumentaron más de un 100% interanual durante el mes de diciembre. Así lo relevó el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) en su informe mensual, donde también da cuenta que alquilar un monoambiente en la ciudad cuesta en promedio 200 mil pesos. En ese marco, un trabajador que cobra el salario mínimo debió destinar más del 73% de sus ingresos para poder alquilar un monoambiente. Desde el organismo señalaron que algunas medidas tomadas durante el gobierno de Javier Milei provocaron una ampliación en la oferta de inmuebles, aunque las dificultades para acceder al alquiler siguen estando presentes. “Mientras la flexibilización de las condiciones contractuales hizo que la oferta aumentara, la caída del poder adquisitivo y la desregulación de los aumentos, impactaron negativamente en la demanda”, apuntaron en el informe.

El relevamiento del Ceso señala que durante diciembre, el precio promedio que se encuentra en el mercado a la hora de alquilar un monoambiente es de 200 mil pesos, mientras que en los departamentos de dos ambientes sube a 280 mil pesos, y en los de tres ambientes a 360 mil pesos. Apenas un año atrás, los valores promedios de los mismos alquileres eran de 100 mil pesos, 140 mil pesos y 190 mil pesos. En decir, aumentos interanuales de 100% para monoambientes y dos ambientes, y de 89,5% para los de tres ambientes. En la medición no se contempla el valor de las expensas, que rondan un 16,7% del precio del alquiler.

La medición también estudia el peso que representa el alquiler en los salarios. En ese marco, un jubilado que cobra la mínima más el bono (329.599 pesos) debió gastar el 60,7% de sus ingresos para alquilar un monoambiente en diciembre. En el caso de los trabajadores que perciben el Salario Mínimo Vital y Móvil (271.571 pesos) deben destinar el 73,6% de su ingreso para costear un monoambiente. La relación entre el salario mínimo y el precio del alquiler se mantuvo en el orden del 50% hasta diciembre de 2021 y subió casi 20 puntos a partir de 2022. En 2023 el indicador promedió el 67% y cerrará el 2024 con un promedio anual del 70,3%.

Otro dato interesante que deja el informe es lo que debe abonar un inquilino para mejorar su calidad habitacional. Tanto para los que viven en un monoambiente y desean mudarse a un dos ambientes, como para los que viven en un departamento de dos habitaciones y quieren pasar a uno de tres, la diferencia adicional por mes es de 80 mil pesos. En octubre, el cambio representaba unos 70 mil pesos y 60 mil pesos, respectivamente. “Es el costo que soportan las familias cuando crecen en cantidad de integrantes y deben mudarse para evitar vivir en condiciones de hacinamiento”, detalla el informe.

Los últimos cinco años

El Ceso comenzó a sistematizar los datos de alquileres en 2019, cuando alquilar un monoambiente representaba un 46% del salario mínimo y en Capital Federal el mismo indicador ascendía al 88%. Pero a partir de 2020 el panorama cambió con la irrupción de la pandemia de Covid-19 que impactó de lleno en el mercado de alquileres. “La actividad inmobiliaria se desaceleró, y las dificultades de los inquilinos para cumplir con los pagos de alquileres sumadas a la caída generalizada de la actividad económica, marcaron un punto de inflexión”, remarca el informe.

Como resultado de esa situación, el gobierno tomó medidas de emergencia como el congelamiento de alquileres, la prohibición de los desalojos ante la falta de pagos y la sanción de la nueva Ley de Alquileres, que extendió la duración en los contratos, limitó el período de actualizaciones y creó el Índice de Contratos de Locación (ICL) como referencia. “En 2021 comenzó a aplicarse oficialmente el ICL, y la insatisfacción de los locadores se reflejó en una contracción de la oferta de alquileres en pesos y un incremento de las ofertas en dólares, buscando de esta manera protegerse de la inflación y las devaluaciones del peso”, explicaron desde el Ceso. Y añadieron que el fenómeno se agudizó en 2022 “cuando la inflación se aceleró y las brechas entre el tipo de cambio oficial y los paralelos se ampliaron aún más”.

En 2023 la oferta inmobiliaria en pesos continuó a la baja. “La falta de confianza en la estabilidad económica llevó a muchos propietarios a preferir operar en dólares, mientras que la alta inflación y las variaciones cambiarias hacían aún más difícil la negociación de contratos a largo plazo”, explica el relevamiento, que suma “la fuerte incertidumbre política” como un factor que operó en el mercado: “El temor a una devaluación alimentó la especulación sobre los alquileres y generó un sobreajuste en los precios por parte de los propietarios, con el fin de anticiparse a un escenario económico de mayor inflación”. 

La asunción de un nuevo gobierno modificó el panorama para 2024: el ajuste en el tipo de cambio oficial, la derogación de la Ley de Alquileres y la desaceleración de la inflación generaron “una recuperación de la oferta” en el mercado inmobiliario. Pero eso no significó una mejora para la ciudadanía al momento de alquilar: “Mientras la flexibilización de las condiciones contractuales hizo que la oferta aumentara, la caída del poder adquisitivo y la desregulación de los aumentos, impactaron negativamente en la demanda”.

 

El informe también explica que los aumentos de los alquileres a lo largo del año fueron “menores al nivel general de precios” a partir de una caída en el nivel de ingresos reales y la desregulación del mercado, que permitió a los propietarios pactar actualizaciones cada tres o cuatro meses. No obstante, las mejoras parciales en la oferta de alquileres y los aumentos por debajo de la inflación, siguen sin resolver un problema de fondo: el peso del alquiler en el bolsillo de los trabajadores. “En diciembre de 2024, el precio del alquiler de un monoambiente en Rosario representa casi un 74% del Salario Mínimo Vital y Móvil, mientras que en CABA el ratio es de 144%”, explicaron desde el organismo.