Con un doblete de Gigliotti y un gol de penal de Barco, Independiente derrotó por 3-1 a Libertad de Paraguay y disputará la final de la Copa Sudamericana, ante el ganador de la llave que definirán Flamengo y Junior de Barranquilla.
El local llegaba con el ánimo por las nubes, un estado al que lo elevó el triunfo en el clásico ante Racing por 1-0 el sábado pasado, con una formación en la que confluyeron muchos suplentes y algunos juveniles. La decisión de Holan de preservar a los habituales titulares tuvo por objetivo que llegaran descansados físicamente y frescos mentalmente para lidiar con un conjunto que arribó a Avellaneda invicto en el torneo continental, luego de siete presentaciones, con cinco triunfos y dos empates, y que nunca había recibido más de un gol jugando de visitante.
Libertad quiso darles continuidad a esos positivos antecedentes presentando un esquema que priorizaba achicar espacios en su propio campo para sacarle el habitual vértigo que el Rojo suele imprimirle a sus ataques. Lo estaba logrando hasta que su última línea se durmió en un lateral, Bustos aprovechó el rápido saque de manos de Meza y se metió en el área, donde fue derribado por Alcaraz. Penal que Barco cambió por gol. 1-0. Y al minuto siguiente, Independiente enhebró un contragolpe a la velocidad que tanto querían evitar los paraguayos. La empujó Gigliotti tirándose al piso para anticipar a su marcador, pero la jugada tuvo espectacularidad porque en cinco toques el local llegó a la red. 2-0. En dos minutos, Independiente demolió aquella eficacia defensiva de los conducidos por Jubero.
El Rojo había hecho bien la primera parte del trabajo, pero descuidó la de evitar que le convirtieran. Y a la salida de un tiro libre que fue al primer palo de Campaña y que nadie pudo despejar, Cardozo Lucena señaló el 1-2, en el tercer cabezazo en el área. El tanto de Libertad enmudeció a la multitud que colmaba el Libertadores de América y desdibujó el andar del local. Pero cuando los de Holan sumaron su segundo minuto seguido de control de la pelota tras el descuento paraguayo convirtieron el 3-1. Silva sorprendió llegando al fondo. Su centro fue conectado por Gigliotti estirando su pierna derecha y la pelota se metió en el palo izquierdo de Muñoz. Tres goles en treinta minutos, una contundencia que el Rojo pocas veces había mostrado.
El cotejo siguió siendo intenso en el complemento. Libertad no se resignaba, manejaba la pelota e inquietaba a Campaña. Independiente sufría cada ataque guaraní, y aguantaba a la espera de un contragolpe que nunca pudo armar porque Gigliotti quedaba aislado de sus compañeros, exageradamente retrasados para defender una diferencia que a la postre conservó para avanzar a la final de un torneo que ya lo vio campeón hace siete años.