La noción de carnavalización de Mijail Bajtin (1967) nos permite leer la realidad política en clave irónica, con un tipo de ironía que trastoca los lugares, los pone patas arriba. El carnaval político en el que vivimos --mencionado por Da Empoli en Los ingenieros del caos-- caracteriza muy bien la desgracia actual en la que “un burro es lo mismo que un gran profesor”, como ya lo sentenciaba Discepolín en su célebre “Cambalache”.