Raúl Noro, el esposo de Milagro Sala, explicó que la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que exigió al Estado argentino que la dirigente social cumpla prisión su residencia habitual de la líder social o de cualquier otra manera menos restrictiva de sus derechos, apunta “más que a lo político, a una cuestión humana”. Contó que, junto con Milagro, “están confortados por el fallo”. “Eso es lo mejor, es lo que le da sentido a la lucha contra el sufrimiento y el dolor”, aseguró.
El dictamen provisional de cumplimiento obligatorio que emitió ayer la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado argentino que “adopte, de manera inmediata, las medidas de protección que sean necesarias y efectivas para garantizar la vida, integridad personal y salud de la señora Milagro Sala”.
Noro pidió que el Estado no eluda nuevamente las directivas del máximo tribunal penal de la región. “Esperamos que el fallo se cumpla de inmediato y no empiecen con subterfugios de que son jurisdicciones locales. Jujuy no es una República, no tiene canciller. Deben cumplir la orden y liberar a Milagro”, aseguró el esposo de la dirigente social en diálogo con FM Futurock. El Gobierno ya incumplió la medida cautelar emitida por el Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 27 de julio de 2017, en medio de críticas hacia los integrantes del organismo internacional.
Noro enmarcó la nueva resolución internacional en la serie de respuestas al “contexto que la hostiga a Milagro”. “Querían que su salud se siga deteriorando”, denunció al recordar el episodio en el que el juez Pablo Pullen Llermanos decidió trasladarla nuevamente al penal de Alto Comedero cuando ella no aceptó hacerse un examen de salud. “El juez tergiversa la voluntad de Milagro. El juez le negó el derecho a la defensa, porque no informó a los abogados cuando la trasladó compulsivamente”, añadió.
El esposo de la dirigente social detalló además los alcances del fallo, que implica que ahora “sea trasladada a un arresto domiciliario en la casa de San Salvador de Jujuy” y no al domicilio de La Ciénaga en el que habían sido reubicados cuando la CIDH emitió la medida cautelar para asegurar su integridad física y psíquica.
“La casa donde estábamos detenidos con Milagro fue devastada totalmente. No tenía luz, gas ni agua corriente. Entraron a robar y no dejaron ni los grifos de los baños. Cuando logramos reconstituir nuestra pareja de pronto la llevan de nuevo a la prisión. Vulneran los derechos y su salud mental”, denunció. Sin embargo, destacó que “ha pesar de todo” ellos siempre estuvieron “a derecho”. “Seguimos creyendo en la Justicia”, concluyó.