A un año de la asunción de Javier Milei podemos discutir su estilo, su falta de mayorías parlamentarias, su último derrape verborrágico, pero lo que no está en discusión es que es un ajustador ¿Con sus particularidades? Si. Pero en esencia y en el fondo es un ajustador, puede que un ajustador radical, pero al final del día su trabajo es inclinar la cancha un poco más (bastante más) a favor de los que siempre ganan mientras la gran mayoría de argentinos pierde.

Algunos podrán decirme que soy un simplista, que a Milei debemos abordarlo en su complejidad, yo creo que no ¿Tiene sus particularidades? Si. Pero el programa de miseria planificada no es nuevo para los argentinos, “puede haber cambiado la corbata, pero no las mañas”.

¿Qué hay de nuevo en nuestros jubilados siendo víctimas de un ajuste salvaje que los deja sin medicamentos? ¿Qué hay de nuevo en una sociedad argentina que traumada por la inflación elige voluntariamente someterse a un ajuste pensando que es el único camino? ¿qué hay de nuevo en declarar como enemigos a los sectores del trabajo y la producción?, ¿qué hay de nuevo en perseguir y amedrentar a los humildes cuando se organizan?

Milton Friedman, reivindicado por nuestro presidente, decía que “cuando llega la crisis, las acciones que se emprenden dependen de las ideas disponibles, lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable”. Y así fue, cuando las cosas van mal, la sociedad escucha alternativas, y Milei tenía una alternativa, aprovechó su oportunidad y ahora está reorganizando todo el campo conservador argentino tras de sí. Claro que hay un gran mérito en esta reorganización, el actual presidente ha logrado que lo que antes se pensaba en algún piso paqueto de Recoleta ahora sea de consumo masivo, es una suerte de Coca Cola del pensamiento que sostiene que dinero y talento van de la mano, y que a esos seres fantásticos que son los milmillonarios desenganchados de lo que pasa al común de los mortales no hay que molestarlos. El resultado de este ciclo será una cancha más inclinada para el pueblo, donde el problema será cuánto gasta el estado y no la codicia de unos pocos.

Milei parece erigirse como un Francis Fukuyama contemporáneo, “es hora de decir que hemos ganado y adiós” fueron las frases de ese entonces, y también en ese momento cualquier propuesta de justicia social y estado de bienestar se asociaba a un pasado sovietico derrotado.

Cada época vive el espejismo de creerse permanente, eso vale tanto para Milei, como para el propio campo. Entonces a un año del triunfo del presidente podemos decir que se ha reorganizado el Frente del Ajuste bajo su mando. La pregunta obligada es ¿Cómo reorganizamos el Movimiento Nacional quienes creemos que el Ajuste no es alternativa?

En principio nuestro espacio debería dejar de ser un sommelier que está buscando explicar la complejidad del fenómeno Milei y asumir que nuestra última experiencia de Gobierno, con Alberto y Cristina a la cabeza fracasó. Por el contrario con mucha sencillez debemos amplificar y conectar los dolores que se van acumulando, no olvidarnos que Argentina es un país de sobrevivientes con paciencia limitada.

Es un tiempo que demanda de la dirigencia audacia, rejuvenecimiento y federalismo, donde un excesivo peso de la vida interna empuja hacia formas seniles y absurdamente conservadoras de hacer política. O tomamos nota de la reordenación sistémica en todos los niveles o la capacidad de construir una alternativa será más lenta.

Y así como el frente del ajuste quiere hacerle creer a la sociedad que nosotros defendemos el inmovilismo burocrático y atrofiante, debemos ser contundentes en aclarar que el supuesto “libre mercado” es una estafa, una farsa orientada a que una elite gane siempre.

Hace unos días se publicaron las principales fortunas argentinas. Esa concentración de riqueza sin precedentes nos permite un enorme margen para imponer una propuesta más justa en el marco de un verdadero compromiso federal con destinos específicos para el crecimiento de nuestro país y proponer un salario mínimo que alcance para vivir con dignidad

Milei no toma prisioneros, el otro día lo dejó claro en el encuentro de las ultraderechas: “esto se trata de poder, y si no lo tenemos nosotros lo tienen los zurdos de mierda”. Esto nos vuelve a una enseñanza básica que parece que hemos perdido de vista: las razones sin fuerza no son nada.

Desde el gobierno de la provincia venimos protegiendo a muchos compatriotas para que puedan acumular fuerza y sabemos que muchos otros gobernadores, intendentes, líderes empresariales, sindicales y sociales, presidentes de clubes, en definitiva las fuerzas vivas de nuestra comunidad, vienen desplegando con mucha creatividad estrategias de supervivencia. Debemos darle fuerza a los argentinos que quieren construir futuro, que quieren un país que haga posible la dignidad y la felicidad, en síntesis, quienes están construyendo las nuevas melodías Ese debe ser el contrato de responsabilidad política firmado con nuestro Pueblo para enfrentar la crueldad del ajuste.

* Presidente del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo