No corre el viento 6 puntos 

Argentina/México, 2024 

Dirección: Matías Malet 

Guion: Víctor Postiglione y Matías Malet 

Duración: 89 minutos 

Intérpretes: Lautaro Bettoni, Benicio Mutti Spinetta, Germán Da Silva, Mónica Villa, Valentina Buzzurro, Diego Alonso, Edgardo Moreira. 

Estreno en salas.


Drama. Ese es el tono elegido para contar la historia de Marco y Julián. Ellos son hermanos y viven solos. Marco es el mayor y quien se hace cargo de proveer el sustento económico, trabajando como encargado de depósito en un local de venta de electrodomésticos. Julián cursa el último año de la secundaria, pero la escuela le importa poco, y se la pasa faltando para irse con sus amigos a la plaza a fumar porro y jugar a la pelota. Ellos son los protagonistas de No corre el viento, segundo largometraje del argentino Matías Malet, el primero de ficción tras su debut con el documental Bravas (2022).

Suburbios. La vida de Marco y Julián transcurre en el barrio, algún lugar entre Boedo y Parque Patricios. Su madre murió y Ernesto, su padre, atiende un almacén venido a menos no muy lejos de ellos. Pero a pesar de la cercanía, hace años que no se ven: el rencor y la culpa los separa. Malet retrata con fidelidad las vidas rutinarias de sus protagonistas, captando con precisión la atmósfera barrial y algunos rasgos reconocibles de la identidad de una clase media/obrera porteña cada vez más deteriorada. Los diálogos, los gestos, las situaciones, los vínculos, las costumbres: la película realiza un registro cotidiano minucioso que hace que el relato resulte verosímil.

Masculinidad. El triángulo que conforman Marco, Julián y Ernesto puede ser visto también como un catálogo en el que es posible reconocer algunos de los mandatos, taras y deseos que conforman el imaginario de lo masculino. Tres varones que atraviesan las distintas etapas de la vida (la adolescencia, la juventud y la madurez), cada una con sus características y problemáticas. En el chico se manifiestan la rebeldía y el enojo, pero también una necesidad de atención que no es otra cosa que una búsqueda desesperada de cariño. En el joven aparece el mandato proveedor no solo en relación a lo económico, sino también a lo emocional: un hombre no puede mostrarse débil si quiere ser un ejemplo. Y el adulto es la imagen de la impotencia, un hombre al que el fracaso le arrebató toda su libido y vive en piloto automático.

No corre el viento se afirma en la voluntad de registrar cierta realidad de la forma más fiel posible. En esa misión Malet encuentra tres aliados en sus protagonistas, los actores Lautaro Bettoni, Benicio Mutti Spinetta y Germán Da Silva, que cumplen en darle a sus personajes los matices sensibles que necesitan para atravesar el relato. Quizá la película se termina excediendo en la dosis de tragedia, imponiéndoles a los tres un castigo más grande que la vida. Una decisión que implica una elección ética por parte de su director y coguionista, quien en lugar de aferrarse a los momentos luminosos que en algunos tramos se permitió desarrollar, escoge una salida pesimista, oscura y nihilista.